Defensa del ibérico
Los comerciantes destacan las propiedades de la carne, pero temen el impacto en las ventas. Confianza entre los consumidores. La Junta pide prudencia.
La bomba lanzada el lunes por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido recibida con cierta preocupación entre los productores y comerciantes, más tranquilidad entre los consumidores y una defensa generalizada de la calidad de los productos ibéricos y su aportación saludable a la dieta.
El Mercado de Huelva fue ayer un termómetro perfecto para medir el impacto del informe de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, dependiente de la OMS. El organismo de la ONU alerta sobre el riesgo cancerígeno del consumo excesivo de los elaborados cárnicos y la carne roja, pero la noticia no pasó de comentarios anecdóticos entre los onubenses que se acercaban a sus puestos habituales. Las compras no se resintieron el martes y la clientela mostró su disposición de seguir consumiendo. Si bien los comerciantes sí dejaron su preocupación por la repercusión que puede tener en las ventas, a dos meses de las Navidades.
"Es lo más absurdo del mundo pero una noticia como ésta en la calle supone un perjuicio al sector cárnico y a las cadenas de alimentación". Así lo resumió el presidente del Mercado de Huelva, Luis Nieto, también directamente protagonista desde su puesto especializado en embutidos.
"No sabemos qué interés puede haber en sacar algo así en estas fechas pero es algo excesivo y radical. Aunque el público sabe a qué atenerse, es sabio y sabe qué es realmente perjudicial y que no", aseguró a este periódico.
Nieto confía en que los resultados del informe no cambien los hábitos de consumo en el mercado pero admite el daño que puede ocasionar ante los meses más importantes para el sector.
No son tan optimistas otros comerciantes cárnicos, que remiten a antecedentes como las enfermedades de las vacas locas o la gripe aviar, con una incidencia relevante en el consumo.
Dolores Cordero, que regenta la charcutería Loli, en el puesto 84, habla del "miedo que cogió la gente cuando las vacas locas". "Sé que se va a notar muchísimo, y mucho más cuando se acerquen las Navidades. Y hay compañeros alquilados que no saben ahora si aguantarán para entonces".
Opina lo mismo Pepi Quintero, de Charcutería Tere, quien pone el acento también en el efecto negativo que puede tener en secaderos y mataderos, con traslado al empleo "si no se vende".
Hay también quienes no se sorprenden por las conclusiones del informe. "Siempre se ha sabido que el exceso puede ser perjudicial pero también que la comida precocinada es más cancerígena. También se dice que el tabaco mata y la gente sigue fumando", apunta Paqui Borrero en su carnicería.
Las referencias al tabaco se suceden. También las de la calidad del aire en Huelva y las balsas de fosfoyesos, por encima de la alimentación, "que aquí se basa en la dieta mediterránea". Y entre todas las opiniones destaca la defensa de los productos ibéricos, de su elaboración tradicional, sin aditivos químicos, y de sus efectos beneficiosos para el organismo. "La carne roja tiene proteínas que no se dan en otros alimentos y son necesarias. Nuestros ancestros llevan miles y miles de años consumiendo carne y nunca ha pasado nada", apunta José Fernández tras el mostrador del puesto 23.
La clientela asiente y da la razón. Y nadie muestra temor ni intención de dejar de consumir. Eso sí, se asume que todo exceso perjudica y que en el equilibrio está la medida y en la calidad del producto el consumo.
"Voy a seguir comprando carne, buena y de calidad, no elaborados de supermercado", asegura Margarita García. "La carne que comemos aquí es buena y no es comparable a la que comen los americanos", replica José Calvo.
Desde el Centro Tecnológico del Cárnico (Teica), su gerente, Francisco Montes, toma el informe de la OMS "más como un toque de atención sobre los hábitos alimentarios que sobre los productos porque el consumo de carne roja se está extendiendo". Advierte que no se considera con la autoridad científica necesaria para valorar el estudio pero cree que la organización "se encamina más a los elementos que condicionan la fabricación de productos de carne roja", y en este punto destaca que "la producción artesanal tiene una condimentación muy distinta de la producción industrial". "El jamón de bellota es cardiosaludable, en un consumo a niveles normales. Todo es cuestión de moderación", recalca Montes, sin obviar la repercusión que puede tener el informe en las industrias cárnicas, "que suponen más de un 2% del PIB nacional".
"Me da miedo lo que salga de esta cadena. Seguro que no es positivo, aunque espero que sea mínimo", añade José Enrique Borrallo, regidor de Cortegana, uno de los municipios con mayor presencia del sector, el único con el que pudo contactar ayer este periódico: "Seguro que desconocen la elaboración que se realiza en esta zona", dijo de los investigadores.
La Junta de Andalucía, a su vez, pidió "prudencia porque se alarma de manera innecesaria al sector", y el consejero de Salud, Aquilino Alonso, recordó que "el consumo moderado de carne roja no supone un riesgo para la salud". Y el secretario general del PSOE en Huelva, Ignacio Caraballo, insistió también en la "defensa de la calidad" de los productos ibéricos.
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