Doña Sofía visita la romería

Una peregrina muy especial. El primer Rocío de Huelva Información, en 1984, llegaba a la aldea para participar de toda la romería la reina doña Sofía

Por los caminos con Jerez y Triana la Reina recibía el afecto de todos los romeros.
Por los caminos con Jerez y Triana la Reina recibía el afecto de todos los romeros.

30 de mayo 2009 - 01:00

ERA el primer Rocío en las páginas de Huelva Información, el de 1984, y lo compartiríamos con una visita muy especial, la de doña Sofía, que ya había estado en 1972 como princesa y éste era su primer Rocío como reina, estando acompañada por las infantas Cristina y Elena.

La Reina había llegado a Cabezudos en helicóptero en la jornada del viernes y desde ahí se desplazó hasta el Palacio de Doñana, donde recibió a la Hermandad de Jerez de la Frontera, con quien almorzó e hizo parte del camino. Por la tarde se dirigió hasta el santuario, donde realizó una ofrenda floral ante la Virgen para luego firmar en el libro de oro de la Hermandad Matriz; allí le recibía el capellán Antonio Salas y el presidente Ángel Díaz de la Serna. La expectación despertada por la visita de la reina y las infantas en la aldea era enorme. Se disponían a vivir toda la romería.

Acompañó en la mañana del sábado a la Hermandad de Triana, con la que hizo su entrada en El Rocío, siendo todo un alborozo desde el puente del Ajolí. La mucha gente que había ya en la aldea y el que todo el mundo sabía de la presencia de la reina doña Sofía y de las infantas, hizo que fueran seguidas por miles de personas que le mostraron su afecto. Vivió así la presentación enfervorecida de los rocieros ante el santuario, donde le esperaba la Hermandad Matriz de Almonte. Una jornada que luego sería para estar de visita por casas y hermandades, donde era agasajada la comitiva real.

Las líneas en nuestro periódico resumían así estos momentos: "Con una gran expectación, continuación de la despertada en el día anterior a su llegada al santuario, era seguido el camino efectuado por la reina doña Sofía, y las infantas Elena y Cristina, que ataviadas con trajes de faralaes y montando tres preciosos caballos, cabalgaban en compañía de la Hermandad de Triana, con la que además de acompañar al Simpecado, hacían la entrada con la misma. La estancia de la familia real, como unos rocieros más, cumpliéndose de esta forma el deseo de la Reina de tomar vivo contacto con las gente de esta tierra, se prolongaba hasta cerca de las tres de la tarde, cuando veinte minutos antes hacía acto de presencia ante la entrada del santuario de la Virgen del Rocío. Ya por la tarde, de una manera espontánea, se dedicaba a visitar las casas particulares de las familias allí congregadas, ante el entusiasmo de los presentes".

Tras este día festivo, de baño de multitud, la Reina acudió a la solemne función de pentecostés en El Real. Allí, la misa fue presidida por el obispo de Huelva, monseñor Rafael González Moralejo, se clausuraba también el Año Santo de la Redención.

Quedaba el momento culminante del Rocío, la procesión de la Virgen. La reina estuvo en el interior del santuario y presenció el saltó desde la balconada interior, pudiendo disfrutar también de la salida desde los balcones de la explanada.

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