Gerardo Macías: "El cómic es un medio de comunicación castigado por el falso mito de ser solo para niños"
Ningún apasionado de los cómics en Huelva se siente indiferente al escuchar el nombre de los 'Hermanos Macías', precursores del reconocido como noveno arte en la capital y creadores del Salón que reúne a los mejores artistas del país en lo que a este género se refiere.
Las viñetas del mayor de ellos, Gerardo Macías, salieron a la luz a través de una de las secciones de este mismo periódico, cuando junto a sus otros hermanos trataban de crear un sólido hueco para este formato de revistas, aún con poca trayectoria en la provincia.
Uno de los integrantes del inseparable equipo fallecía en 2016, manteniéndose aún con vida en cada uno de los trazos realizados por las creativas mentes de sus dos hermanos.
Huelva/-¿Es el cómic un género bien acogido por Huelva?
-A la vista está. Llevamos dieciocho años sacando adelante el Salón del Cómic. Cada vez hay más librerías especializadas en ellos, además de generalistas que también tienen su espacio para los cómics. Nosotros -sus hermanos y él- hemos puesto nuestro granito de arena para seguir poniéndolo en valor.
Para fomentar la lectura entre pequeños y mayores, tuvimos la idea de crear un gran superhéroe de las bibliotecas, Biblos.
-¿Cuál es la función de este personaje?
-Biblos viene todos los años al Salón del Cómic y recibe entre cinco y seis veces a los escolares en la biblioteca. También hacemos visitas a los colegios.
Mis hermanos y yo, Marcos -dibujante fallecido en el año 2016- y Ciro, dimos vida a este personaje cuyo fin último es traer el hábito de la lectura hasta los más pequeños de Huelva.
-¿Cómo empieza a llamar su atención todo lo relacionado con el cómic?
-Mi curiosidad por el cómic nace desde que yo era muy pequeño. Yo, según me decían mis padres, siempre he sido lector precoz. Iba con un libro bajo el brazo incluso sin saber leer aún.
-¿Cuál de los tantos cómics fue el que lo adentró definitivamente en el mundo de las viñetas?
-En el 1971, año en el que nací, una de las revistas que más se vendía en España era el Mortadelo Semanal. No solo salía Mortadelo, aparecían muchas otras historietas por capítulo.
Yo estaba muy intrigado por saber qué ocurría entre las páginas de ese libro. En el 1972 ya intentaba leer. El Mortadelo Semanal era lo que me motivaba a aprender, que era una de mis pasiones y lo sigue siendo.
Tenía un cuaderno para los deberes y otro solo para los dibujos con apenas tres o cuatro años. Luego, nacieron mis hermanos.
-¿Influyó ese hecho en su pasión por la narrativa del cómic y las ilustraciones?
-Somos tres y nos llevamos un año y medio cada uno. Nos falta el del medio, que falleció hace unos años.
Les contagié la vocación y las ganas de aprender a dibujar. De plasmar en las viñetas cada una de nuestras ideas. Ellos me introdujeron, sobre todo, en el mundo de lo audiovisual.
-Siempre han sido un equipo.
-Empezamos a hacer cortometrajes juntos. Hicimos proyectos en televisión, en Canal Sur y también en la televisión canaria.
-¿Cuál fue una de las primeras puertas que se le abrió para mostrar sus ilustraciones?
-Empecé precisamente en a publicar mis dibujos a través de este periódico, en el Huelva Información.
La primera vez que dibujé en el periódico, con doce años, era con motivo de una campaña de protección civil de Consejos del Rocío, que duraría unos quince días.
Luego, esa etapa terminó por temas de trabajo y estudios. Después de eso, comencé a participar en fanzines -revistas de aficionados- y hasta ahora no he parado en mi trayectoria con el cómic.
-¿Qué le ha aportado a su vida el noveno arte?
-Igual que fui lector precoz, fui coleccionista precoz. En mi caso, mi padre era un gran amante del cómic y en ese momento hubo un boom del que estaba destinado a los adultos.
Yo era un gran fan de la escuela bruguera y, poco a poco, me fui interesando por los súperheroes de Marvel -Spiderman y Hulk, Superman y Batman-, esos llegan un poco más tarde a España, pero también me fijé pronto en ellos.
Empecé con las publicaciones desde muy pequeño. En el momento en que dejé de publicar viñetas del periódico y, como siempre, junto a mis hermanos, decidimos colaborar en los distintos fanzines de Huelva. Uno de ellos era El Camaleón Cómic, editado por la Diputación Provincial de Huelva de aquel entonces.
-¿Cómo era el Camaleón Cómic?
-Se llamaba fanzine por la distribución de la revista, pero en realidad era súper lujosa. Del tamaño de una carátula de formato LP, papel de lujo con el que pocas revistas contaban en ese momento y formado exclusivamente por autores de Huelva.
Como el formato era cuadrado, tenía unos márgenes que caracterizaban a la revista y que, a parte de lo que se contaba entre sus páginas, contenían historietas distintas y eso parecía llamar mucho la atención a sus lectores.
-¿Cómo era la labor de distribución de la revista?
-Mis hermanos y yo íbamos a ferias del libro en Madrid y en otras ciudades de España. El Camaleón lo llevábamos al Salón del Cómic de Madrid (Expocómic por aquel entonces), que fue donde conocimos a Marx Jules, el autor del cartel del Salón Internacional del Cómic de este año.
Estuvimos desde el 1998 hasta el 2004 poniendo en pie aquel stand del que han salido al menos el cincuenta por ciento de los autores que han pasado por el Salón del Cómic desde sus inicios.
-Los Hermanos Macías han sido entonces precursores del Cómic en Huelva.
-Llevábamos El Camaleón cuando aún éramos la generación de los más pequeños, la última generación de fans del cómic. Cuando esta revista se terminó, fundamos la Asociación Seis Viñetas que hacía fanzines que también teníamos en aquel stand.
-¿Qué le deparó el futuro a esa asociación?
-Durante el tiempo que estuvimos haciendo el fanzine, la asociación logró muchos premios, además de algún disgusto.
Participamos mis hermanos y yo en nombre de la Asociación Seis Viñetas en Madrid, ganando un Récord Guinness del cómic más largo del mundo en el que habían participado al menos cuarenta dibujantes.
-¿Habéis obtenido distintos premios y reconocimientos?
-Nos han dado premios por nuestra labor de difusión del cómic en toda España y, poco a poco, la asociación fue cogiendo nombre. Hay mucha gente que desde el principio quiso apoyar a la entidad.
Eso sí, los patrocinadores siguen siendo los mismos que hace dieciocho años. Este factor es bueno porque parecen incondicionales, pero es malo porque el mismo dinero que hace tantos años cunde menos a día de hoy.
-¿A qué obstáculos se enfrenta el mundo artístico y, concretamente, el del cómic en una ciudad como Huelva?
-Como Salón del Cómic, nos encontramos distintos problemas en Huelva. La escasez de infraestructuras, la falta de AVE, el aislamiento al que se enfrenta la provincia supone también dificultades a la hora de hacer eventos de este tipo y ponérselo fácil a los invitados. Les acaba dejando de compensar asistir, lo que supone también una pérdida a nivel turístico y económico.
Socialmente, el cómic está condenado a la idea de que todo el mundo cree que es para niños y, como tiene que ser para niños, si sale algo destinado a los adultos la gente se sorprende y deja de comprarlo. Lo cierto es que hay películas de dibujos animados y de ficción que no son para menores, y con los cómics pasa igual.
-¿Cómo ha influido que seáis tres hermanos?
Nosotros siempre hemos trabajado en equipo. Hemos discutido igual que pasa entre cualquier hermano, y siempre hemos tenido mucha imaginación. Éramos compañeros del alma y trabajábamos todos por lo que nos hacía felices, que era la producción audiovisual y la creación de nuestros cómics.
-¿Cómo valora el futuro del cómic en ciudades como Huelva?
Tenemos que educar y conservar a las nuevas generaciones de lectores del cómic, porque eso significa que tendremos nuevas generaciones de lectores.
Ya lo dice el villano de nuestro súperheroe Biblos, el doctor Errata: "lo que quiero es que no sepas leer, ni escribir, ni sumar. Así será más fácil engañarte".
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