"Cuando un territorio se abandona se deja de amar y entonces no preocupa, no interesa"

ENTREVISTA A JESÚS MONTEAGUDO | CATEDRÁTICO DE GEOGRAFÍA HUMANA DE LA UNIVERSIDAD DE HUELVA

Apuesta por una regeneración de espacios vacíos con juventud que pueda trabajar y acceder a servicios necesarios en una provincia mal articulada donde “la accesibilidad es pésima”

Jesús Monteagudo, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Huelva.
Jesús Monteagudo, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Huelva. / Alberto Domínguez
Eva Sánchez Moreno

09 de octubre 2022 - 06:07

Huelva/Jesús Monteagudo López-Menchero toma prestada la frase de su colega Anna Cabré para afirmar que "la mejor política demográfica es la que no existe". Defiende un cambio de modelo que supere lo sostenible para una regeneración a través de políticas transversales relacionadas con la economía, la educación, la vivienda y las infraestructuras, en definitiva los servicios más esenciales. Que vuelva la vida a territorios vacíos con familias jóvenes procedentes de espacios saturados, personas para las que pide que hay que ponérselo bastante más fácil. Un abandono agravado más aún en Huelva, que considera mal articulada por dentro y hacia el exterior por su déficit de comunicaciones.

-La llamada gripe española o la Guerra Civil fueron momentos que marcaron la población, ¿en la coyuntura actual de pandemia, guerra de Ucrania y el cambio climático puede ocurrir lo mismo?

-Seguro que va a afectar, ya está afectando. El crecimiento vegetativo negativo prácticamente se iguala al de la gripe española de 1918, pero entonces se partía de valores más altos. Ahora sin partir de niveles elevados ha caído a valores bajísimos. Tristemente con el Covid fallecieron muchas personas con edades por debajo de lo habitual y por ello en España la esperanza de vida al nacer ya ha bajado.

-España se vacía y envejece. Usted propone acciones transversales ante este problema pero, ¿qué es lo que considera más urgente?

-Dotación de servicios y conexiones de los territorios para su articulación para que no se queden vacíos. Fundamentalmente, las personas tienen que tener medios para vivir, un trabajo, además de transportes y comunicaciones que eviten el aislamiento. Requieren también servicios sanitarios, bancarios y educativos si queremos que vayan niños. Todo eso hay que articularlo de manera racional, no es que cada pueblito de cien o menos habitantes tenga todo, pero sí tiene que haber un radio de tiempo invertido en llegar y volver suficientemente cercano, como máximo media hora.

-¿Considera que las administraciones prestan la atención debida al problema creciente de la despoblación?

-Por supuesto que no, si fuera así no estaría ocurriendo esto. Hay programas y empeño tanto nacionales como de la UE, sin embargo a veces se limitan a dar dinero sin preocuparse de cómo se invertía. Se necesitan buenas viviendas sociales, guarderías, buenas carreteras, conexiones... y todo bajo un contexto de cambio climático porque tenemos que cambiar completamente el modelo. En esta España despoblada, esta Huelva abandonada, hay un territorio que se podría aprovechar, donde cabrían muchísimas familias con niños para poner en marcha el territorio, tener una actividad y permitir una economía de proximidad en la que no haya que importar del otro lado del mundo con emisiones de gases de efecto invernadero. Se puede hacer. Otro problema añadido es que al vaciarse un territorio, muchas veces los políticos, en vez de en la activación, piensan en que les viene bien para determinadas cosas, por ejemplo para poner el vertedero en Nerva. Los lugares vacíos son un objeto de deseo para instalaciones no deseadas.

"Los lugares vacíos a veces se convierten en un objeto de deseo para actividades no deseadas”

-¿Es la inmigración la gran esperanza para España en términos de población?

-Creo que no, pero es una de las soluciones. Si seguimos en este modelo económico, en España hay dos formas de entrar en el sistema laboral. La generaciones de españoles hemos ido formándonos cada vez mejor. Cuando un joven termina está bastante bien formado en términos generales y no quiere desempeñar tareas para las que no hace falta esa inversión de tiempo y de dinero, como coger fresa o cuidar a personas mayores. Entonces, cada vez hay más tareas que los españoles no quieren desempeñar y alguien tendrá que hacerlo. Desde ese punto de vista la inmigración es imprescindible. ¿Eso compensa la falta de natalidad permanente que tenemos? No, habría que hacer un sistema armónico para que las parejas tuvieran hijos y una tendencia a una reposición generacional de la que cada vez estamos más lejos.

-¿Qué considera más grave, la saturación en el medio urbano o el vacío del medio rural?

-Las dos cosas son malas. El medio urbano supone un impacto ambiental fuerte por las emisiones y la cantidad de residuos que genera, además de la cantidad de problemas que lleva aparejados como el estrés. Por el contrario, un área rural vacía significa el abandono de unos recursos que se podrían utilizar, no hay más que darse una vuelta por los campos de la Sierra y el Andévalo, donde podría haber familias trabajando y viviendo casi en una economía de supervivencia, pero eso es mejor que estar en un semáforo en una ciudad.

Jesús Monteagudo, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Huelva.
Jesús Monteagudo, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Huelva. / Alberto Domínguez

-¿Hay países que evitan este abandono?

-En Francia, Países Bajos o Bélgica cuentan con mercados comarcales con los productos de proximidad que producen, un sistema muy ecológico y racional. En España se ha perdido y habría que resucitarlo porque es vida. Cuando algo se abandona se deja de amar y entonces no preocupa, no interesa, y a las primeras de cambio te lo encuentras ardiendo y con un deterioro irrecuperable. Se ha puesto de manifiesto este verano, cuando parte del territorio quemado por incendios es la zona más despoblada del país, como Zamora. Si hay un fuego y no hay nadie por allí viviendo no se dan cuenta hasta que alcanza unas dimensiones tremendas, es tarde y por tanto difícil apagarlo. Eso es fruto del vacío, de la despoblación.

-La natalidad se frena en las zonas rurales por la falta de mujeres en edad fértil y en las urbanas por motivos económicos, ¿qué se puede hacer?

-En el mundo rural se necesita juventud con acceso a medios como trabajo o vivienda. En el medio urbano un hijo es muy caro y se necesita mucha más vivienda social para las parejas jóvenes, que además tienen un empleo precario. Un paso reciente en ese sentido ha sido el de favorecer el empleo fijo, además de subir el Salario Mínimo Interprofesional. Una mujer francesa, alemana o sueca, va a trabajar y en la puerta de su trabajo hay una guardería gratuita donde deja a su niño. Si a una madre le garantizan que su hijo va a estar bien cuidado sin coste, tendrá hijos. Cuando pido a mis alumnos que razonen la baja natalidad española, ponen que la incorporación laboral de la mujer. Eso es falso, la causa es que van al trabajo sin ninguna ayuda.

-El total del espacio urbano en España ni siquiera llega al 10% de su superficie, ¿se puede llegar al colapso si sigue siendo esa aspiradora gigante para los que llegan del interior?

-Una de las políticas más necesarias es la de ordenación y articulación racional, evitar que todo se concentre en grandes ciudades. Hace años que se ha producido en España, como en todos los países desarrollados, un proceso de contrareurbanización, es decir, de fuerza centrífuga de grandes ciudades hacia por lo menos áreas metropolitanas o zonas periurbanas. Estas absorben una parte importante de las ciudades principales, el urbano nuclear, hacia esas coronas y territorios como el caso de Huelva en la Costa. En el mundo menos desarrollado seguimos viendo gigantes en China, México o Brasil, con esas grandísimas urbes que acaparan población y no es que vayan a colapsar, están colapsadas desde hace tiempo, con bolsas gigantescas de chabolas.

"La natalidad no ha bajado por la incorporación de las mujeres al mercado laboral, sino porque trabajan sin ayuda”

-¿Es Huelva una muestra a pequeña escala de España en términos poblacionales?

-En cierta medida sí, con una variación. Lo que ocurre en la mayoría del territorio español con abandono del espacio rural, hace referencia a los ámbitos agrícola, ganadero y forestal. Aquí, en la mayoría de los casos lo que se produce es abandono de las zonas mineras. Lo más rural de la provincia es la zona del Condado y Campiña y allí no existen los problemas que tiene el Andévalo. La Sierra también es parte minera y fundamentalmente forestal y ganadera, no agrícola.

-Define la provincia como una Mesopotamia (entre los ríos Guadiana y Guadalquivir) confinada por las malas comunicaciones. ¿Es este déficit la principal causa de la despoblación que sufre?

-Si no la principal, por supuesto que es muy importante. Estamos desconectados del Este, de Cádiz, para poder salir tenemos que pasar por Sevilla; también del Norte por falta de conexión directa con la A-66. Tampoco llega el AVE, se queda en Sevilla a apenas 100 kilómetros y en el Andévalo sería muy barato trazar una vía de Alta Velocidad. Estamos verdaderamente aislados y a 650 kilómetros de Madrid. A menudo oímos de hablar de lo alejada que está Extremadura de los trenes, cuando aquí estamos mucho peor. Valga un dato importante: la red autonómica de Andalucía en la provincia tiene aproximadamente 780 kilómetros de longitud. La que se acerca más es Almería, con más de 800 y Sevilla tiene hasta 1.800 kilómetros de carreteras autonómicas. No digo que haya que aumentar las carreteras, pero con el modelo actual y usando las energías más renovables necesitamos una conexión con el exterior porque estamos mal articulados, la accesibilidad es pésima. ¿Imagina un AVE Sevilla-Faro que parase en Huelva? Es fundamental para la economía, ¿qué empresa vamos a traer? De lo único que podemos presumir es del Puerto, también muy constreñido, le están ganando la partida puertos de Portugal porque las carreteras son malísimas.

"De lo único que podemos presumir es del Puerto, también muy constreñido porque las carreteras son malísimas”

-Norte y Oeste vacíos más una capital cuya población sobresale de manera significativa denotan una mala vertebración territorial, ¿Hay tiempo de frenar esta deriva?

-A tiempo estamos siempre, pero es urgente. Es una herencia de un modelo colonial que se impuso en el siglo XIX: minas, ferrocarril y puerto, lo demás no interesaba. Cuando la minería empieza a decaer tras la Guerra Civil, en los años 50, quedó un territorio como en los países subdesarrollados, sin articulación ni red de transportes y comunicaciones que conectase todo el territorio provincial. El Polo actuó como un gran aspirador que fue vaciando la provincia. La capital y el área periurbana no hicieron otra cosa que crecer y crecer y el resto vacía, vacía. Desarraigó una parte importante de la provincia.

"Estamos aislados, desconectados del Este y del Norte, no llega el AVE y a 650 kilómetros de Madrid ”

-En relación a ese modelo colonial, ¿puede el turismo revertir esa invisibilización?

-Está ayudando mucho y adecuadamente utilizado sirve para eso, pero es muy impactante. Una cosa es la potencialidad turística por poseer una cantidad de valores extraordinarios pero no es turismo hasta que no se dota de una infraestructura y un equipamiento adecuados y en Huelva falta mucho eso. Se habla muchísimo de turismo rural pero no todos los lugares están perfectamente dotados para albergarlo; debe ser además verdaderamente sostenible o más aún, hay que hablar de regeneración. Pensar en cómo esos territorios que están abandonados se pueden usar y darles vida, porque hay un absoluto desierto; cualquier actividad es bienvenida, también el turismo.

-¿Históricamente los onubenses del interior han emigrado más a la Costa y la capital o a otras provincias?

-A otras provincias, aquí no había trabajo. Eso ocurrió desde toda Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura sobre todo hacia Madrid, País Vasco, Valencia o a países europeos. La tendencia a emigrar a la ciudad fue a partir del Polo o cuando había trabajo también en la minería. A partir de los 60, en términos generales en toda España hay un éxodo rural masivo pero en los 80-90, cuando comienza el retorno tras la crisis del petróleo en los 70, muchos de los que se habían marchado y deciden volver ya no les encaja volver al pueblo, sino a la capital, porque han aprendido el modo de vida urbano. Por tanto, una parte del crecimiento de Huelva capital se debe también a ese retorno.

Jesús Monteagudo, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Huelva.
Jesús Monteagudo, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Huelva. / Alberto Domínguez

-Al hablar de territorios vacíos con frecuencia se piensa en provincias de interior como Soria o Teruel... ¿Es anómalo que una provincia costera tenga problemas de despoblación o no tiene relación?

-No tiene nada que ver porque la Costa no tiene ese problema, pero en el interior se dan las condiciones de esas provincias que ha citado como son el aislamiento y el envejecimiento. Y peor, porque para colmo tenemos a Portugal y hasta 1991 no había puente. Era un lugar confinado, un fondo de saco, un Finisterre. Para colmo, también influye la naturaleza, en el litoral y el Condado se puede cultivar pero en el Andévalo era muy difícil hacerlo. Ahora sí es factible con las nuevas tecnologías, pero a costa de agua y ahí también habrá que investigar para optimizarla.

-Con la pérdida de población se van aldeas enteras. ¿Cuánta cultura se va con ellas?

-Muchísima, eso me preocupa mucho. No sólo perdemos población, también poblamiento y hábitats que tenían su historia, su encanto, su forma de hablar, de guisar, gastronomía, folclore, su fandango... Todo eso es antropología, un patrimonio inmaterial en muchos casos que se va perdiendo, incluso una arquitectura sabia con pocos recursos que permitía la supervivencia de una familia. También me preocupa la pérdida de paisajes, que son sobre todo cultura y emoción que se pierden con el vacío. Lo único que lo salva un poco es el neorruralismo, pero no podemos depositar en esto todas las esperanzas. Todas esas zonas no deben quedarse vacías, hay que dotarlas pero si no se permite que la gente que viva allí pueda trasladarse a un colegio, a un hospital... Hasta ese punto nadie está dispuesto a sacrificarse.

En las bodas de oro con la Universidad

Se cumplen cincuenta años desde que Jesús Monteagudo López-Menchero, profundo conocedor del fenómeno de la despoblación que afecta a los territorios nacional y provincial, pusiera el pie en la Universidad como estudiante de Filosofía y Letras, Sección Historia General, en la Universidad de Sevilla.

A partir de 1977 comenzó su carrera ininterrumpida de docencia universitaria con Premio Extraordinario de Doctorado en 1986 hasta convertirse en catedrático en el área de conocimiento de Geografía Humana en el Departamento de Historia, Geografía y Antropología en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Huelva, de la que forma parte desde su fundación, cercana ya a las tres décadas.

Sus principales líneas de investigación se enmarcan en Geografía de la Población; Geografía Urbana y Periurbana; Ordenación del Territorio, Medio Ambiente y Sociedad o Geografía del Paisaje y el Patrimonio. Recientemente, ha participado en la ceremonia de apertura de curso de la UHU al pronunciar la lección magistral De la España vacía a la Huelva vacía. La despoblación como eje de análisis y debate.

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