Estrella Villalba: "Lo que más me hace disfrutar como librera es dejarme recomendar por mis clientes"
Entrevista | Voces de Huelva
La propietaria de la librería Saltés destaca el mimo al lector y el fondo bibliográfico diverso y plural con el que cuenta el histórico establecimiento
Saltés opta al premio nacional Librería Cultural 2022
Huelva/El azul inconfundible de su escaparte detiene a diario a multitud de onubenses que transitan por la calle Ciudad de Aracena. Seducidos por la singularidad de su decoración y, sobre todo, por los tesoros que custodia, los lectores invierten varios minutos en admirar uno de los espacios más señeros de la ciudad de Huelva. La librería Saltés llama a la cultura e invita a los transeúntes a sumergirse en un mundo de nuevos conocimientos, en el que pueden entretenerse, evadirse o trasladarse a otra dimensión a través de las letras. Su propietaria desde hace tres años, Estrella Villalba, hace balance de su etapa al frente de uno de los establecimientos más emblemáticos de la capital, reflexiona sobre la profesión de librera en la actualidad y recuerda todo lo acontecido en el año en el que se celebra el 50 aniversario de Saltés.
-¿Qué balance hace de esta primera etapa al frente de una librería tan histórica?
-La valoración que hago de mis primeros tres años de andadura es muy positiva. No solo porque la librería haya conseguido mantener su esencia literaria y cultural en la ciudad, sino también porque los esfuerzos por mejorar y potenciar la marca Saltés han resultado fructuosos y han permitido que la librería crezca y llegue a un público más diverso.
-Llega a Saltés poco antes de la irrupción de la Covid-19. ¿Qué supuso para usted toparse con una pandemia justo al estrenarse en la librería?
-Era impensable que pudiera suceder. De haberlo sabido o tener una bola de cristal quizá las cosas hubieran sido diferentes. Pese a ello, el cierre obligado nos permitió realizar algunas mejoras del espacio e impulsar el servicio online y a domicilio, muy importantes en aquellos meses y que, a día de hoy, lo tenemos más que establecido.
-¿Hay algún secreto para que Saltés siga siendo una referencia en Huelva 50 años después?
-Que una librería cumpla 50 años no debería ser algo extraño ni casi novedoso. Las librerías existimos porque, ante todo, hay un público que opta por este tipo de negocio. Son personas que quieren consejos y calidez y piden que se les ofrezca una selección y unas recomendaciones. El hecho de que una librería independiente como la nuestra haya cumplido 50 años en una ciudad como Huelva tiene que ver con que en sus diferentes etapas ha procurado hacer las cosas lo mejor posible, cuidando del público y favoreciendo un fondo bibliográfico diverso y plural. Aunque quizá eso no sea un secreto.
-¿De quién es el mérito de que Saltés cumpla 50 años?
-Ya no solo de quienes la fundaron en forma de cooperativa tan valientemente, allá en plena dictadura, y de quienes más tarde continuaron y consolidaron a Saltés como librería de referencia en Huelva, y de quienes, ya de última, hemos cogido el testigo para seguir consolidando la labor, sino también de todas y cada una de las personas que han trabajado en la librería, que han sido muchas. Y, por supuesto, de cada cliente que cuida y confía en nuestro trabajo. Poco hacemos sin personas que apuesten por el pequeño comercio y sin pasión por los libros.
-Habéis promovido multitud de actividades para celebrar el 50 aniversario. ¿Con cuál se queda?
-He disfrutado muchísimo, como librera y como lectora, de cada autor y autora que ha querido venir a celebrar de una manera u otra nuestro cumpleaños. La sensación de tener cerca a gente a quienes admiramos y queremos es muy gratificante y enriquecedor. Algo con lo que también nos quedamos de este año y, al margen de los eventos del 50 aniversario, es la participación de Librería Saltés en la Feria del Libro de Huelva, cosa que antes nos ocurría. Presenciar y formar parte de espacios compartidos en torno a los libros es vital para una librería y es una forma de crear alianzas entre compañeros del sector y entre las y los lectores.
-¿Cómo recibisteis la noticia de la nominación a Librería Cultural 2022?
-Optar a ser Librería Cultural del año parte porque las librerías que cumplamos una serie de requisitos (antigüedad, agenda cultural, etc.), presentemos un proyecto y nos inscribamos a esa convocatoria. Con independencia de ello, vernos en una lista integrada por librerías magníficas del todo el territorio nos ha generado tanto respeto como emoción. Estar ahí ya es motivo suficiente de alegría y, además, nos sirve para reivindicar y visibilizar la buena labor que realizamos también desde otras latitudes.
-¿Qué tan importante es para Saltés su emblemático escaparate?
-A nuestro escaparate le tenemos mucho cariño e intentamos cuidarlo lo máximo posible, ya que en un escaparate no solo ofreces y das visibilidad a una serie de libros, sino también, a veces, se convierte en una declaración de intenciones. No deja de ser una pequeña muestra de nuestra propia impronta y sello.
-¿Qué hay que tener para que una librería funcione?
-Pese a ser un tipo de oficio muy romantizado, en una librería también hay mucho de trabajo invisible, de trabajo a deshoras que ni se ve ni se intuye. Además de la gran polivalencia que debemos tener para la buena gestión de un negocio tan peculiar, lo más importante es crear un proyecto con personalidad propia, contar con una sensibilidad especial para captar los deseos o necesidades lectoras de las personas que nos visitan y cuidar del qué y cómo lo ofreces.
-¿Es difícil tener una librería en 2022 y competir en el sector?
-Diría que nunca ha sido fácil tener una librería ya que, a diferencia de otro producto, el libro tiene un precio fijo que no permite grandes márgenes de beneficios a ninguno de los eslabones que conforman la cadena del libro. A su vez, ese precio fijo, al no facilitar la libre competencia, es lo que favorece que las librerías tengamos nuestro espacio y podamos competir en igualdad de condiciones con las grandes cadenas o plataformas.
-Cuente cómo es el día de una librera. ¿Ha cambiado la profesión?
-Además del trato directo con la clientela, mi día a día tiene que ver con seleccionar entre la multitud de libros que se editan -no todo cabe en una librería ni todo tiene por qué estar-, recibir mercancía y devolver novedades que ya han cumplido su plazo de permanencia en librerías. Hay mucho de labores de gestión y administrativas, de estar en contacto con proveedores y editoriales, y de conocer e investigar el mercado y sus opciones. En 50 años ha cambiado muchísimo el sector. Ahora la selección y el fichaje de mercancía se realiza informáticamente, mientras que antes todo era mediante fax, cartas y trabajo manual muy laborioso.
-¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo como librera?
-Pues aunque parezca extraño, lo que más me hace disfrutar es dejarme recomendar por mis clientes. Me encanta aprender y charlar con las personas que nos visitan.
-¿Alguna anécdota o momento que le ha dado esta profesión?
-El día a día con el público está provisto de encuentros y conversaciones tan rocambolescas como entrañables: desde quien te quiere vender un enciclopedia de 18 tomos, desde quien busca libros de un color o forma para que vaya a juego con la decoración del salón o quien viene buscando un libro que teníamos en el escaparate hace un par de meses donde la palabra mujer o casa aparece en el título. También hay momentos muy bonitos, cotidianos y espontáneos, que se viven de manera natural dentro de una librería: las conversaciones con las y los niños, las recomendaciones que se dan entre un cliente y otro o los reencuentros que tenemos con personas tras mucho tiempo.
-¿Es más íntimo el trato con un cliente de una librería que con un cliente de otro tipo de establecimiento?
-El grado de intimidad que se crea en una librería es muy especial. Conversar sobre libros es al final conversar sobre lo que nos define a las personas: sus reflexiones, sus anhelos, sus desvelos. Se puede empezar a hablar de un tema y terminar con otro muy distinto. Muchas veces pienso que la propia complejidad y diversidad que encontramos en la literatura tiene que ver con la nuestra propia.
-¿Es menos exigente el lector de hoy en día?
-En absoluto. Vivimos en la era de la información dicen y, como pasa en otros sectores, los clientes cada vez están más informados y, aunque no sepan qué quieren exactamente, saben perfectamente que es lo que no quieren. Ser críticos y exigentes en un mundo tan saturado y diversificado como el del libro es excelente, siempre y cuando demos margen también a la flexibilidad o intuición ante un inesperado hallazgo literario. Dejarnos sorprender es también maravilloso y ahí la labor prescriptora de libreras y libreros es fundamental.
-Se dice que los consejos que da un librero no los da Amazon. ¿Está de acuerdo?
-Además de estar de acuerdo y constatarlo diariamente observando a mis compañeros Luisa y Álvaro, te diría que a Amazon se le da bien embalar, no dar consejos.
-¿Está la profesión en vías de extinción?
-Ahora más que nunca la lectura sigue siendo el mejor de los consuelos y abrazos. Ahora, y como siempre, somos de una clara y absoluta necesidad.
-En un momento en el que las posibilidades de ocio son infinitas, ¿qué hace especial a un libro?
-Posiblemente sea la opción que más nos permita encontrarnos con nosotros mismos, de la manera más tranquila y sencilla que exista: calladamente, con un objeto -real- en las manos y en reflexión con otras posibilidades. A mi parecer, esa paz y diálogo interior que se crea es una de las alternativas de ocio más plenas y felices.
-¿Se da suficiente promoción a los autores de Huelva o deberían tener una ventana mayor?
-Diría que sí. Las editoriales locales hacen muy buena labor de selección y promoción de autores onubenses, ya que ciertamente en Huelva se escribe mucho. Quizá se deba a la influencia juanramoniana, quién sabe.
-¿Leen los niños?
-Los niños leen. Nunca ha habido una oferta de libros más diversa, completa y maravillosa como la de hoy día. Lo que creo que nos debemos de preguntar es porqué unos leen más que otros y es ahí donde hay que incidir ya que, tanto a nivel de políticas, de escuela, de ciudadanía y doméstico queda mucho camino por recorrer, ya no solo para que la tasa de alfabetización crezca sino para que el hábito de la lectura deje de ser una excepción entre los niños.
-¿Le gusta escribir?
-Me gustaría saber escribir, pero de momento el poco tiempo que tengo lo invierto en la lectura. ¡Hay mucho bueno que leer!
-¿Cuál es su primer recuerdo con los libros?
-Mi primer recuerdo relacionado con los libros es justo cuando aprendí a leer en el colegio con la cartilla de Micho. Desde poco después era bastante habitual verme con algún libro.
-¿Qué está leyendo ahora?
-Ahora mismo estoy con una novela muy interesante sobre el Brasil rural, que se llama Arado torcido, de Itamar Viera, y con el último poemario de Guadalupe Grande.
-¿Con qué títulos de los que ha leído se queda?
-Muchos. Stoner, Crimen y castigo, Goethe en Dachau y casi lo que sea de Belén Gopegui, Luis Landero, Boris Vian, Clarice Lispector o Lorrie Moore
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