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Huelva/Había nacido la jornada de la Lotería de Navidad, el pasado 22 de diciembre. Solo tenía 25 días y su débil cuerpo no ha soportado las lesiones que sufrió en el incendio que el pasado 7 de enero ya se llevó por delante a su madre, Noelia Palma (de 24 años), y a su tío Jesús Manuel Kiki (de solo 15) en La Hispanidad.
El pequeño Francisco Jesús –como iban a ponerle en honor a sus tíos fallecidos– se encontraba desde aquella funesta jornada en la UCI Pediátrica del hospital Juan Ramón Jiménez. Durante ocho días ha permanecido en estado crítico, con ventilación mecánica para poder respirar.
Los médicos habían logrado estabilizarlo, pero ya habían avanzado a su familia que, si salía adelante, lo haría con gravísimas secuelas que probablemente lo dejarían postrado en una cama para toda la vida.
En la tarde de este miércoles 15 de enero se procedió a la extubación del recién nacido, hijo de Noelia y de Óscar, el joven lepero superviviente de la tragedia. Sin embargo, el pequeño Francisco Jesús no respondía correctamente con sus maltrechos pulmones, por lo que la familia se temía lo que finalmente ha sucedido.
A última hora de la noche, el Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez ha comunicado que "el bebé hospitalizado en la UCI Neonatal de nuestro centro, tras el incendio de su vivienda la semana pasada, ha fallecido esta noche al no poder superar el estado de gravedad que ha presentado desde el primer momento. La dirección del centro hospitalario y sus profesionales, de un modo especial los que han estado atendiéndolo permanentemente, nos unimos al dolor de la familia en estos durísimos momentos".
El bebé ha muerto, una nueva desgracia para la humilde familia Palma Bravo, que todavía permanece pendiente de la evolución del estado de salud de Loli (abuela del neonato y madre de los dos primeros fallecidos), quien lucha por su vida en la Unidad de Quemados del hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Ella sí avanza hacia la recuperación pese a tener una mano quemada y un pulmón muy afectado.
En el número 10 de la calle Salvador Rueda de la barriada de La Hispanidad vivían bajo el mismo techo nueve personas: el matrimonio conformado por Loli y Paco, sus tres hijos –Noelia, Patricia y Kiki–, su yerno Óscar y sus tres nietos, Osquita (de dos años), Juan Carlos (de nueve meses) y el bebé. En la madrugada del 7 de enero también hacían noche en los sofás del salón una hermana de Loli, llamada Rocío, su hija Érika y una amiga de la familia, Natalia.
La Policía Nacional ha confirmado que el origen del fuego estuvo en el brasero encendido bajo la mesa de camilla de la estancia principal, aunque habrá que esperar al informe final de la Policía Científica por si se hubiera detectado cualquier otra anomalía que interviniera en el suceso, inicialmente accidental.
Paco Palma aseguró a este diario que antes de irse a trabajar, en torno a las 5:00 de la fatídica jornada de autos, "desenchufé el brasero. Lo quité de debajo de la camilla, lo saqué al balcón y lo metí en un mueble que tenemos". De ser así, alguien tuvo que encenderlo después, aunque la fatalidad es impredecible.
El pequeño Kiki y su hermana mayor, Noelia, sufrieron una parada cardiorrespiratoria por la masiva inhalación de humo. Los esfuerzos de los sanitarios no fueron suficientes para salvarles la vida.
Los perjudicados lo han perdido todo. Los supervivientes conviven ahora en una vivienda de emergencia de Huelva, facilitada por el Ayuntamiento y la Fundación Virgen de Belén.
Están noqueados al mismo tiempo que abrumados por la avalancha de solidaridad con la que los han sorprendido los onubenses, un apoyo que sienten de cerca y que agradecen reiteradamente: "Estamos de pie por los niños, por los heridos y por la fuerza que nos ha dado Huelva volcándose con nosotros".
Ahora la familia víctima de este trágico incidente tendrá que enterrar a su miembro más joven, un nuevo durísimo golpe que también siente toda Huelva y, en especial, Los Pitufos y La Hispanidad.
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