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Para saber más de ello hay que trasladarse a los inicios de este centro inaugurado en el año 1993 y que nos lleva a recoger una serie de hechos de personas que sintieron diferentes tipo de fenómenos paranormales en su interior.
Uno de ellos es en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital. Allí se pudo comprobar cómo hay una presencia pero distinta a la de otros hospitales en los que también hay hechos paranormales. No es una sombra negra o una silueta sino algo más tranquilizador. En unos casos se la ha descrito como “una figura de luz”, y en otros, como una “luz blanca” que ayudaba a los pacientes. Por increíble que pueda parecer, es así.
También es el escenario donde se manifiesta un médico que se presentaba en la “UCI coronaria”, donde muchos de los pacientes estaban conscientes y orientados. Allí, sobre todo, estaban los que habían sido sometidos a intervenciones por marcapasos, bypass, etc.
Muchos de ellos hablan de cómo allí llegaba un médico preguntándoles cómo se encontraban, dando una vuelta de verificación. Les decía que era “el médico que llevaba el caso”, y explicaba el diagnóstico al enfermo y las pruebas que iban a realizarle al día siguiente, así cómo las altas de UCI a planta. Todo ello, cuentan los testigos, “lo anunciaba este médico en la madrugada”.
Nuestro confidente recuerda que “decían los pacientes que era un médico que daba mucha calma y cariño". "El personal de la mañana, al llegar a su puesto de trabajo, preguntaba cómo habían pasado la noche, y respondían que muy bien, que un médico se había pasado a verles, que era muy atento y que gracias a este doctor ya los pacientes sabían las pruebas que se les habían hecho o que se le iban a hacer". Además, muchos sabían su diagnóstico de forma exacta y con mucho acierto, pero todo esto generaba el desconcierto entre las enfermeras, que veían que no era posible que un médico pasara pacientes por la noche sino por la mañana. "Los cardiólogos no pasan por la noche…”, explicaban.
“Se le describía como un médico de unos 40 años, barba negra, pelo negro y no muy largo, risueño y de estatura media". Esto no podía ser una alucinación colectiva sino algo más. "Se le conocía como el fantasma en aquella planta”, nos confiesa nuestro narrador. ¿Cómo podían saber los pacientes su diagnóstico antes que los propios médicos? No había ningún profesional con esa descripción que coincidiera entre el personal sanitario de allí. “El único que podría parecerse era un enfermero y éste no era reconocido como el médico que les atendió cuando se les ponía frente a los pacientes. Decían de un antiguo doctor pero tampoco recordaban a nadie así y los compañeros médicos que no tenían constancia de nadie así”.
Esto pasó en el Juan Ramón Jiménez entre los años 2000 y 2003. Era “una especie de espíritu que era real y transmitía calma e insuflaba ánimo. En ese momento incluso había mejoría en muchos casos”. Dejó de manifestarse en 2003 y, que se sepa, no ha vuelto a pasar nada más así, y máxime en una UCI en la que hay un gran control. Lo único cierto es que durante esos tres años los pacientes hablaban de este “médico fantasma”. ¿Casualidad?
En el Box número 1 “no funcionaba nada y también se saturaba todo durante la noche", con averías “eléctricas cruciales”, y terminaba fallando todo sin encontrarle explicación.
En una ocasión, en uno de esos casos, llegó una paciente con una parada cardio-respiratoria y no funcionaba nada en aquella habitación. Se debió buscar otros medios manuales para poder reanimar a la paciente, sacando a la misma adelante y salvándole la vida. Se hicieron partes de mantenimiento y, curiosamente, "durante el día iba todo bien pero de noche no funcionaba nada”.
En el cuarto de paradas del hospital –ya desaparecido- se atendía a personas "en parada” y se decía que aquel sitio estaba “muy cargado, como si se dejaran la energía allí aquellas persona que, en muchos casos, fallecían”.
Cuando las enfermeras iban a coger algún material de esa habitación todas tenían la sensación de angustia en su interior. "El cuarto de paradas era donde se registraban más muertes y esa impregnación estaba allí”, decía nuestro confidente. “En la UCI pasan muchas cosas”, finaliza el testigo allá donde sabemos que hay innumerables testimonios que nos cuentan historias de este tipo, de cuya realidad no hemos de dudar.
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