Flores en la tumba de William Martin
operación mincemeat
Huelva y Punta Umbría cierran el programa de actos del 75 aniversario del hallazgo del cadáver del 'hombre que nunca existió' con un sencillo homenaje en el cementerio de La Soledad
HUELVA/Tres cuartos de siglo se conmemoraron ayer de uno de los hallazgos más singulares de la historia de Huelva, el que acabaría dando un magistral golpe de timón a la Segunda Guerra Mundial mediante la operación Mincemeat (Carne picada). Aquel 30 de abril de 1943 el pescador puntaumbrieño José Antonio Rey encontró en la playa de La Bota, flotando, el cadáver de un hombre que fue identificado como el mayor William Martin. La documentación que llevaba encima sirvió para despistar al mismísimo Adolf Hitler sobre el lugar por donde atacarían las tropas aliadas: se le hizo creer que lo harían por Grecia y Cerdeña, adonde movió sus tropas. Los aliados acabaron entrando a Italia por Sicilia.
Cuando los británicos se cercioraron de que los espías alemanes habían dado por buena la treta del hombre que nunca existió, enviaron un telegrama a Winston Churchill, de viaje en Estados Unidos en ese momento, en el que le informaban: "Mincemeat swallowed whole" ("Se han tragado toda la carne picada").
Bajo un cielo plomizo de primavera, Huelva y Punta Umbría le rendían ayer tributo al mayor Martin en el cementerio capitalino de La Soledad, donde se ubica su sepultura. Si está ahí o no su cuerpo y si en realidad este era el del vagabundo británico Glyndwr Michael -versión oficial de Reino Unido- sigue siendo a día de hoy una incógnita que se afanan en despejar investigadores como los onubenses Jesús Copeiro y Enrique Nielsen.
Este último participó en el sencillo acto de ayer, en el que participó Isabel Naylor, la mujer que lleva 68 años llevando flores a la tumba de Martin cada 11 de noviembre, Día del Armisticio con el que su puso fin en 1918 a la Primera Guerra Mundial. "Estoy muy emocionada", confesó, "es un placer y un orgullo estar aquí hoy, y es un homenaje merecido, ya que la operación militar se llevó a cabo con el cadáver de William Martin".
Naylor quiso recordar también a su padre, un trabajador inglés de la Rio Tinto Company Limited que se apiadó de su compatriota e inició la tradición de llevarle cada año flores rojas a su sepulcro onubense. Ella hizo los honores ayer, acompañada por el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz. Juntos depositaron un gran ramo de flores en tonos rosados y blancos sobre la peculiar lápida de La Soledad. "En nombre de la comunidad británica de Huelva agradezco este acto para honrar la memoria de William Martin", manifestó.
Gladys Méndez es la hija de Isabel Naylor. Y ya avanzó que "la tradición no se va a perder en la familia ni en Huelva, porque ya hay sucesora de la sucesora", su hija, la biznieta de aquel británico que inició el ritual en la década de los 40.
El alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, hizo entrega a Isabel Naylor y a la alcaldesa de Punta Umbría, Aurora Águedo, del acta de defunción del supuesto comandante inglés cuya identidad continúa todavía hoy es un misterio.
Cruz destacó que con este homenaje "el Consistorio ha querido, junto con el Ayuntamiento de Punta Umbría, dar difusión y realce a un acontecimiento importantísimo en el desarrollo y desenlace de la Segunda Guerra Mundial, en el que las dos ciudades fueron protagonistas por la fuerte presencia inglesa y la existencia de los servicios de espionaje alemanes". Un hecho que para el regidor municipal "tiene una enorme trascendencia y sobre el que hay que avanzar, investigar, conocer y difundirlo por lo que puede aportar para la historia de nuestra provincia".
Para Águedo, no hay que perder de vista la relevancia de "un personaje que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial". La difusión de este capítulo de nuestra historia llegará a los escolares, avanzó, a través de "una unidad didáctica que estamos preparando para que se conozca en los colegios".
Con este acto se puso fin al programa conmemorativo del 75 aniversario del hallazgo en el litoral onubense del cadáver del hombre que nunca existió.
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