Fuente Vieja, la historia de la única fuente que no ha dejado de dar agua a Huelva durante dos milenios

Fuente Vieja en Huelva. / Josué Correa
Lourdes Morillo Moyar

04 de mayo 2024 - 06:00

Huelva/La evolución histórica de Fuente Vieja, única fuente de Huelva que no ha cesado de proveer de agua a la ciudad durante dos milenios, es el ejemplo perfecto de supervivencia ante las adversidades climatológicas, infraestructurales, de gestión política y, sobre todo, del mero paso del tiempo.

Con la finalidad de ejercer de galería de captación de agua, comienza a construirse a finales del siglo Id.C como parte del acueducto romano de Huelva, siendo la única que aún se puede ver desde el exterior del mismo.

El agua que manaba desde su interior suministraría al Puerto y Factoría de Salazón existentes en la propia ciudad romana, convirtiéndose además en un punto de encuentro crucial para el intercambio cultural.

Según la Arqueóloga de la Universidad de Huelva, Lucía Fernández, "el acueducto cuenta con una galería norte que va a la Ciudad Deportiva y una galería sur que avanza hacia lo que sería el interior de la ciudad -minas bajo tierra que se revestían con una galería de ladrillo abovedada- llevando el cauce del agua hasta los distintos puntos de la metrópoli".

Fuente Vieja era un habitáculo dentro del acueducto (con una altura de 1.20 y en torno a 50 centímetros de anchura), diseñado para la decantación de arcilla. El agua, que se filtraba a través de los Cabezos e iba llena de impurezas, se posaba en dicho punto de su recorrido (que contaba con algo más de profundidad que el resto del acueducto), quedando limpia y cristalina para salir a la ciudad.

Ya en época Moderna, según Fernández, "por desconocimiento de su obra y por no llevar a cabo ningún mantenimiento", el habitáculo que sería Fuente Vieja comienza a descuidarse. "Se inician una serie de reformas con el objetivo de recuperar la conducción de agua. Fueron conscientes de que ahí nunca faltaba el agua y que, al no llegar durante ese momento a la ciudad, debía ser porque la caja había quedado colapsada por el material interior", añade la arqueóloga.

Fuente Vieja en Huelva. / Josué Correa

Conscientes de la importancia de aquella caja de decantación para la ciudad y población, deciden transformarlo. "Rompen uno de los pozos para la decantación de arcilla y lo transforman en una fuente, por eso los ladrillos que tenemos hoy en día de Fuente Vieja no son romanos", explica Lucía Fernández. A partir de ese momento, nace la Fuente Vieja exterior que conocemos.

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, el enclave comienza a ser una demanda histórica por parte de la población, que pide una restauración del lugar "en el que nunca faltaría el agua". En este sentido, la arqueóloga de la UHU, explica que "las instituciones invertirían cantidades ingentes en salvar aquella infraestructura con el objetivo de investigar y ponerla en valor, pero lo cierto es que siempre va a ser una gran desconocida: de hecho, actualmente no existen planos concretos, ni informes en los que se vea exactamente por donde colapsaba y circulaba el agua".

"Así continuó durante la época Moderna. Existen fuentes historiográficas que hablan de que a mediados del siglo XVIII, un cura de Huelva donaría mucho dinero destinado a la restauración de la fuente, viviendo una de sus (únicas) épocas doradas. Por desgracia, esto fue un espejismo y esa falta de conocimiento del acueducto, con derrumbamientos constantes en su interior, volvió a provocar que el agua nunca llegara al interior de la ciudad", prosigue la arqueóloga.

Fuente Vieja y su entorno. / Josué Correa

La infraestructura hidráulica es la que ha dotado de agua a la ciudad hasta comienzos del siglo XX, "cuando la industrialización trae otras alternativas de la mano de empresas privadas", en palabras de Fernández. "Será el surgimiento de empresas con nicho en este servicio la que sustituya progresivamente la función de la infraestructura, naciendo Aguas de Huelva, Vázquez López entre otras".

Contra todo pronóstico, el acueducto sigue en funcionamiento. A finales del siglo XIX, finaliza Lucía Fernández, se decide hacer un "último intento" por recuperar la obra para "mejorar la imagen acerca del abastecimiento de agua de cara al turismo", siendo esta la última gran reforma que se realiza en el icónico lugar onubense.

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