'Gary Cooper' se saca once ases de la manga

Eva Santos / Madrid

13 de mayo 2009 - 01:00

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quiso ayer emular a Gary Cooper y aguantó "solo ante el peligro" el reto del Debate sobre el estado de la Nación, donde no defraudó a quienes vaticinaban que guardaba para este día varios conejos en la chistera. Y se sacó hasta once ases de la manga.

Zapatero gastó munición desde el primer momento y delimitó los márgenes de un debate monopolizado por la crisis económica, en la que a duras penas consiguieron abrirse camino temas como la lucha antiterrorista o la financiación autonómica.

Medida tras medida, Zapatero fue disparando en el hemiciclo once medidas concretas para incentivar un cambio de modelo económico, como ayudas directas a la adquisición de coches, reformas fiscales en la compra y el alquiler de viviendas o rebajas para pymes y autónomos, con las que el jefe del Ejecutivo aspira a frenar el desempleo y lograr una economía sostenible.

El duelo fue aceptado por el líder de la oposición, Mariano Rajoy, que vestía un traje tan gris como el panorama económico español que dibujó y que exigió medidas fiscales de verdad y gastar menos y mejor, para lo cual ofreció el plan anticrisis del PP.

Por la mañana, el discurso con el que Zapatero abrió el debate fue recibido como una prédica edificante en los bancos del PSOE y con respetuoso silencio y tímidos y ocasionales abucheos en la oposición, lo que facilitó el trabajo al presidente del Congreso, José Bono.

Veinte minutos hubo que esperar para que el presidente del Gobierno escuchara los aplausos de su grupo, que luego se repitieron de manera sistemática hasta en 25 ocasiones.

Algunas más de las que los diputados del PP interrumpieron a su líder en su intervención inicial, que abrió el fuego al reanudarse el debate por la tarde, bastante acalorado.

Distó mucho de ser un "cara a cara" amable y ambos se tiraron los trastos a la cabeza a cuenta del gasto público, la subida del precio de la vivienda, las reformas laborales o el recorte de prestaciones sociales, de las que se acusaron mutuamente.

No faltó a la cita ninguno de los ministros y, más arriba del hemiciclo, en la tribuna de honor estaban la esposa de Zapatero, Sonsoles Espinosa, el padre de éste, Juan Rodríguez Lozano; la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín; la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; el presidente del Senado, Javier Rojo, o el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias.

Ya por la tarde se incorporó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien se acomodó entre Iglesias y Sonsoles Espinosa, con quien en algunos momentos delintenso debate mantuvo un cara a cara particular.

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