El Gobierno deja en el aire la ejecución de la regasificadora de Villar Mir
El Ejecutivo suspende su ejecución por riesgo de sobredimensionamiento del sistema gasista · La empresa estudia la postura a adoptar, incluido un posible recurso, ante la paralización de la planta 'sine die'
La planta regasificadora de Villar Mir en Palos de la Frontera está en el aire. El último Consejo de Ministros acordó suspender la construcción de nuevas plantas de regasificación en la península, paralizando de facto una instalación que estaba a punto de recibir sus últimas autorizaciones administrativas. Villar Mir estudia ahora qué postura adoptar ante esta decisión gubernamental, incluso un posible recurso frente a la paralización de la que sería la primera planta exenta de la obligación de dar acceso a terceros, la primera instalación libre del país.
La decisión ha caído como un jarro de agua fría sobre un proyecto que lleva más de una década de tramitación (la inició en 2001) y que, tras superar todos los escollos, estaba pendiente de la firma de la autorización del Ministerio de Industria. Esa firma no llegará, puesto que entre las medidas urgentes aprobadas por el Gobierno para la resolución de los desequilibrios del sistema energético español se encuentra la suspensión de la ejecución de nuevas plantas de regasificación en la Península, retrasando las autorizaciones administrativas, del proyecto de ejecución o la puesta en servicio de estas instalaciones "hasta que la demanda lo justifique".
En Huelva, esta orden se traduce en la paralización de una inversión de alrededor de 1.000 millones de euros. La planta que Villar Mir preveía construir en Palos estaba destinada a abastecer a las industrias del grupo, principalmente a Fertiberia, el primer consumidor industrial de gas natural del país, así como a los dos grupos de ciclo combinado (en tramitación) que se incluyen también en el denominado proyecto Energás. El gas natural sobrante, en el caso de que lo hubiera, se vendería.
Con esta función principal de autoconsumo, Villar Mir planteaba la construcción de una planta en el Puerto Exterior con una capacidad de producción máxima de 600.000 metros cúbicos por hora (algo menos de la mitad de la que tiene ahora la planta de Enagás) y dos tanques de almacenamiento con una capacidad de 150.000 metros cúbicos de GNL (gas natural licuado) cada uno, ampliables a un tercer tanque. El gas llegaría hasta la planta en metaneros que descargarían en un nuevo muelle con capacidad de hasta 210.000 metros cúbicos, ampliables a 245.000.
Todo ello queda en el aire ante el exceso de capacidad del sistema gasista frente a la demanda existente que alega el Gobierno para justificar su decisión. Frente al contexto expansionista en el que se elaboró la planificación de infraestructuras energéticas a ejecutar, con un crecimiento exponencial del consumo de gas hasta el año 2005, durante los últimos años se ha producido una importante reducción del consumo de gas natural. La culpa es de las renovables: su fuerte penetración en el sector eléctrico ha dejado apartadas las centrales de ciclo combinado, consumidoras de gas para la generación de energía. El resultado es que la demanda real de gas se ha reducido un 16,3% en los tres últimos años y el grado de utilización de infraestructura gasista está por debajo del 50%.
En ese marco apareció el pasado año por primera vez un déficit de tarifa en el sector gasista, lejos del sector eléctrico pero alarmante. Y frente a él, el Gobierno ha planteado la suspensión de casi todas las nuevas infraestructuras previstas: instalaciones de gas natural, plantas de regasificación en la Península (sí podrían impulsarse dos en las Islas Canarias) y suspensión de la autorización administrativa de los gaseoductos planificados.
En el caso concreto de las plantas de regasificación, el Ministerio ha tenido en cuenta también el incremento previsto de las importaciones de gas por las conexiones internacionales para concluir que no es "prudente" que empiecen a funcionar nuevas plantas de regasificación ante el riesgo de que las existentes queden sin materia prima. Las afectadas son dos: además de la instalación prevista en Palos, no entraría en funcionamiento la planta de El Musel, que Enagás está construyendo en Asturias y que seguirá su edificación para después entrar en "hibernación", en palabras del Ministerio de Industria.
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