Segunda Guerra Mundial en Huelva: los héroes que sí existieron

Una delegación británica honrará el próximo 19 de abril las tumbas de dos pilotos de la RAF caídos sobre Gibraleón en 1942

Una pareja británica afincada en Tavira pone en marcha una iniciativa que permita rehabilitar el cementerio inglés de Huelva

Un Bristol Beaufighter de la RAF como el que se estrelló sobre Gibraleón en 1942. / H. I.
Antonio Carrasco

03 de abril 2022 - 06:04

Huelva jugó un papel destacado en la Segunda Guerra Mundial, mayor del que cabría esperar de una localidad costera pequeña de un rincón de España donde los cañones que asolaron Europa quedaban demasiado lejos. Su ubicación geográfica en el paso natural del Atlántico al Mediterráneo, próxima a la frontera con Portugal y frente a la costa del norte de África la situó como escenario de operaciones tan significativas como la que protagonizó William Martin, ese hombre que nunca existió en realidad pero que dio nombre a un cadáver que tanto hizo por la victoria aliada. Otras personajes reales del conflicto cruzaron la provincia o descansan para siempre en ella sin apenas recuerdos.

En un rincón del destartalado cementerio británico de Huelva una lápida reza: Por el honor, la libertad y la verdad sacrificó su gloriosa juventud. Es la tumba del sargento Philip Bernard Crossan, operador inalámbrico y observador de la RAF que perdió la vida cuando su Bristol Beaufighter se estrelló cerca de Gibraleón el 19 de abril de 1942. Lo acompañaba y a su lado sigue desde entonces en su descanso bajo la tierra onubense el también sargento Geoffrey Lennox Avern, piloto de la Real Fuerza Aérea Australiana. Tenían 21 y 27 años respectivamente. Murieron instantáneamente en el accidente y desde entonces reposan en Huelva. En la pared detrás de sus tumbas de guerra de la Commonwealth hay una placa que conmemora al marinero de primera Percy Longthorpe, quien falleció el 14 de diciembre de 1918 a los 24 años tras una explosión en el HMS Adventure, que estaba siendo reparado en el muelles locales.

El Bristol Beaufighter Mk. VIc con matrícula T4936 perteneciente al 236 escuadrón de la Royal Air Force despegó de su base St Mawgan (Cornualles) con destino a Oriente Medio y con escala en Gibraltar. El trayecto incluía sobrevolar el espacio aéreo onubense. El avión perdió el control sobre la provincia, “posiblemente siendo derribado por baterías antiaéreas españolas, ya que testigos oculares describieron haber visto llamas saliendo del avión antes de que se estrellara segundos después”. Sus dos tripulantes murieron. Philip Bernard Crossan era hijo de Bernard y Elsie Margaret Crossan, de Borough Road, Middlesbrough (Inglaterra). El sargento Avern nació el 27 de abril de 1914 en Gunnedah, Nueva Gales del Sur (Australia). Se graduó como maestro en 1932 antes de alistarse en la Real Fuerza Aérea Australiana. Después de completar su entrenamiento militar, prestó servicio en Sudáfrica antes de ser ascendido a sargento y unirse al 236° Escuadrón Beaufighter en Wattisham, cerca de Ipswich, a unas 10.000 millas de su hogar en Australia. Los aviadores fueron enterrados inicialmente por las autoridades españolas en el cementerio de Gibraleón, pero fueron retirados en junio de 1951 porque las tumbas no podían mantenerse adecuadamente. Ahora sus restos languidecen en el cementerio británico de Huelva.

La tumba de los dos pilotos en el cementerio británico de Huelva. / Alberto Domínguez

Jóvenes todos ellos que dieron su vida por su país y por los que un matrimonio británico afincado en Tavira puso en marcha una una operación de homenaje póstumo que los saque del olvido y les permita tener unas tumbas decentes. Chris Wright, medalla del Imperio Británico, y su esposa Christine acudirán con este fin el próximo 19 de abril al cumplirse los 80 años del accidente a depositar flores ante ellos. La iniciativa puesta en marcha para honrar a los dos jóvenes soldados fue el comienzo de un viaje notableque ha involucrado al embajador de Australia en Madrid, así como a los agregados de Defensa de Australia y el Reino Unido; el obispo Carlos López Lozano de la iglesia anglicana española, que tiene la responsabilidad general del cementerio, así como la historiadora Marie Hobson en Nueva Gales del Sur (Australia), donde nació y se graduó como profesor el sargento Avern. Todos ellos contaron con la ayuda en Huelva de Gladys Méndez Naylor, cuyo bisabuelo fue extrabajador de la Rio Tinto Company y está enterrado en el mismo cementerio.

El sargento inglés Phillip Bernard Crossan. / M. G.

Para ello remitieron un escrito al alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, invitándole a participar y notificáncole la presencia el próximo viernes 8 de una docena de voluntarios británicos que acudirán a adecentar, desbrozar y despejar todo el área cubierta por la maleza. Junto a los promotores del homenaje “asistirán el capitán Bruce Legge (Australia) y el capitán Ian Clark (Reino Unido). Nos sentiríamos honrados y encantados si pudiera unirse a nosotros durante un breve período de reflexión en memoria del sargento piloto Avern y el navegante/observador sargento Crossan”.

El sargento australiano Geoffrey Lennox Avern. / M. G.

Es una forma de reivindicar el legado británico de Huelva y de dar la voz de alarma por el estado de conservación del camposanto. Wright reclama al ayuntamiento de la capital onubense, que "tiene previsto una rehabilitación del espacio para 2023", acción "ahora" para "asegurar que estos dos jóvenes aviadores no sean olvidados y que sus tumbas reflejen la deuda de gratitud que nosotros en el mundo libre les debemos. La lápida del sargento Crossan lleva la inscripción: Por el honor, la libertad y la verdad sacrificó su gloriosa juventud. Desafortunadamente, estas mismas palabras ahora suenan verdaderas para tantos jóvenes en Ucrania”.

El estado en el que se encuentra el cementerio británico en Huelva. / M. G.

Fue hace 80 años, en los días más oscuros de la lucha de los Aliados contra el Eje. Un tiempo en el que Huelva jugó un papel clave por su posición geográfica como puerta del Atlántico. Resulta curioso el poco reconocimiento que existe a los héroes reales que aquellos tiempos surcaron los cielos y las aguas de las costas onubenses frente a la conocida y cinematógrafica operación Micemeat que permitió utilizar el cadáver de Glyndwr Michael rebautizado como el major Martin para hacer llegar planes falsos a la Abwehr de Hitler. El recuerdo de otros soldados, pilotos y marineros reposa bajo los matorrales del descuidado cementerio británico de Huelva.

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