Historia del Molino de la Vega (I)

Historia menuda

El Molino de la Vega era el más grande de los existentes en Huelva y pertenecía desde el siglo XVI al Estado de Saltés y Marquesado de Astorga l En 1831 lo adquirió Dionisio Cícero de Lombraña

Un molino de viento cualquiera de principios del siglo pasado.
Un molino de viento cualquiera de principios del siglo pasado.

18 de junio 2012 - 01:00

ADMIRABLE ejemplo de laboriosidad daba la villa de Huelva a lo largo de siglos con la actividad de sus molinos. Eran varios los que existían en nuestra capital. Así, a la izquierda de la subida de las Piterillas se encontraba el que tomaba el nombre del Vínculo. Cerca de La Ribera estaba el Molino de la Pintada. En la plaza de San Pedro se elevaba el célebre Molino de los Labradores; en el espacio que hoy ocupa el Paseo de Santa Fe se encontraba el Molino de Viento y en la ría, prácticamente alineados, los llamados de la Vega, Molino Nuevo (situado en las inmediaciones de la actual Estación de Sevilla), Molino Chico (frente al sitio denominado El Punto) y Molino del Pasaje (situado aproximadamente a un centenar de metros al este de la Barriada Pérez Cubillas).

Viñeta típica onubense sería ver en plena actividad a los legendarios molinos de viento o marea con sus viejos molineros, a los que llegaban caravanas de grandes carretas con bueyes que transportaban los sacos del trigo que debía ser molido…

De cualquier forma, el Molino que nos va a ocupar es el conocido con el apelativo de Molino de la Vega, nombre que ha irradiado a todo un barrio.

EL MOLINO DE LA VEGA

Los orígenes del Molino de la Vega se pierden en la noche de los tiempos. Éste, que era el más grande de los existentes en Huelva, estaba dedicado a moler trigo. Pertenecía desde el siglo XVI al Estado de Saltés y Marquesado de Astorga. El representante de los intereses de los nobles citados en la villa de Huelva, cumpliendo las órdenes de sus señores, lo arrendaban a diversos hortelanos, por determinado espacio de tiempo y el canon económico que ambas partes fijaran. Bajo estas circunstancias fueron pasando los siglos hasta que, puesto en venta por sus propietarios, el 12 de abril de 1831, lo adquirió el rico terrateniente afincado en Huelva, Dionisio Cícero de Lombraña.

¿Qué poderosos motivos impulsaron al noble a vender los molinos de la Vega y Chico, respectivamente, a don Dionisio? La respuesta la hallamos en el documento o expediente número 424 de Protocolos, perteneciente al notario don Antonio de la Corte, que aparece con el título: "Venta de dos molinos harineros en esta ría, nombrados de la Vega y Chico, respectivamente. Otorgado el documento en la fecha mencionada de 12 de julio de 1831, por don Juan Domínguez a favor de don Dionisio Cicero, también nombrado. El Sr. Domínguez dijo: "Que a resultas de haberse solicitado por el Excmo. Sr. don Vicente Osorio de Moscoso Álvarez de Toledo, Marqués de Astorga… facultado para la enajenación de diferentes bienes raíces, pertenecientes a su mayorazgo en los Estados de Astorga, Ayamonte y otros por R. O. de S. M. don Fernando VII, dado en 11 de enero de 1820… para acudir con sus productos al pago de la desorbitarte deuda que al tiempo de su muerte había dejado pendiente el Marqués Conde Duque, su padre… él iba a poner en práctica su voluntad…".

Pero, retrocedamos y conozcamos a algunos de los arrendatarios y las cantidades que tuvieron que abonar por utilizarlo en usufructo. La primera referencia que nos cede Clío, la musa de la Historia, nos lleva al 29 de julio de 1676 y a la Escritura llevada a cabo por el escribano Diego Díaz (Folio 283, número 217) que dice:

"Sepan… como yo, Francisco Martín, molinero, vezino desta villa, como principal, y Juan de Mangas, como su fiador… otorgamos y conocemos… que debemos y nos obligamos de dar y pagar… al Estado de Saltés…cien ducados por la mitad del arrendamiento del Molino de la Vega que yo tengo de compañía con Agustín Rodríguez, molinero, para este presente año del cual y de su aprovechamiento y bondad nos damos por satisfechos…".

La Escritura de arrendamiento de los cuatro molinos del Marqués de Astorga a favor de Benito de Mora y Gerónimo González, otorgada el 23 de septiembre de 1757 ante José Francisco Camero (Folio 277, número 333) va a dar fe de la ubicación indicada ut supra de los mismos

"… la situación económica de que goza la Excma. Señora Marquesa de Astorga, mi Señora, lo son y comprenden cuatro molinos de pan, que se hallan situados en la marisma de agua saladas en las cercanías de esta población, conocidos con los nombres del Molino del Pasaje, el de la Vega, el Nuevo y el Chico…".

Nada cambió tras la posesión de don Dionisio Cicero de Lombraña en lo referente a la actividad del célebre Molino de la Vega. Pero, en los años siguientes a su compra-venta de 1831, el Molino que historiamos es continuamente citado porque limítrofe a él se situaba el espacio para baños de señoras. En 1835, 1836… habían surgido diversos intentos de aproximaciones de hombres que fueran denunciados para evitar que terminara en un desenfreno amoral. Para evitar la invasión de hombres en la zona de las mujeres el alcalde de Huelva, Francisco de Paula Savina, le solicitaba al Comandante de Marina vigilancia:

"Al Comandante General de la provincia de Huelva. Huelva, 27 de julio de 1844. Habiendo dado principio los baños del presente verano, y estando en uso de que las señoras mujeres tomen en los sitios de la Calzadilla, y Molino de la Vega, espero se sirva Vd. disponer se destinen dos soldados a cada punto, desde puesto el Sol a las diez de la noche, para que cubran sus avenidas impidiendo que se aproxime ningún hombre, pues que habiéndolos desnaturalizados tienen la osadía de aproximarse y aún bañarse en los mismos sitios. El Alcalde…".

Y éste le contestaba:

"Comandante de Marina de la provincia de Huelva. De los dos cabos de matrícula con que cuento para el servicio, uno de ellos se halla de guardia todo el día en el puerto y el otro en la casa de mi morada, que tiene que recogerse temprano por el mal estado de su salud, sustituyéndolo el primero hasta las nueve de la noche que se halla abierto el despacho de esta oficina, y por consecuencia siento mucho no tener a mi disposición personas que poder comisionar para que estén en los puntos de la Calzadilla y Molino de la Vega, el que no se aproximen hombres al lugar en que se bañan las señoras mujeres. Sin embargo, constituyendo por mi parte a los deseos de V. S. concurrirá uno de los cabos a la Calzadilla, aún cuando me haga falta para otras atenciones propias de su instituto, debiendo manifestarle habérseme informado que al sitio de la Calzadilla no se presentó en la noche de ayer ningún soldado, sin duda porque no cuidaron de sustituirlos oportunamente. Dígalo a Vd. en contestación a su oficio de antes de ayer. Dios… Huelva, 29 de julio de 1844. Manuel Bellido, Comandante de Marina….".

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