Huelva refrenda su afecto al Señor de Pasión con la Medalla de la Ciudad

La plaza de San Pedro revivió la cercanía de los onubenses con el Cristo del Barrio Alto · Tras el acto la imagen recorrió en su paso las calles de la ciudad en procesión

Hermanos de la Sacramental de Pasión.
Eduardo J. Sugrañes / Huelva

27 de septiembre 2009 - 01:00

La tarde tenía en Huelva, más que nunca, sentimiento pasionista. Se rubricaba esa comunión que la ciudad atesora con Nuestro Padre Jesús de la Pasión y de manera extraordinaria Él salía hasta su plaza de San Pedro, convertida en casa de todos los onubenses. Allí se le imponía a modo de filial cercanía la Medalla de la Ciudad.

Todo comenzó con sobriedad y elegancia, envuelto en la humildad del Señor cargado con su cruz, bajando otra vez por el porche de la mayor de San Pedro. Se escuchaba entonces a la Coral de la Sagrada Cena enmarcando este ritual con todo el sentido cofrade. La Puerta del Mar llamaba a la Huelva de siempre, la que ha estado cerca de Él y al que tantas veces y en tantos Martes Santo le ha mirado con ternura su cara. El sol en este día quería dar la alegría a todos y, a pesar de lo vivido por la incertidumbre por la lluvia, Él volvía a bajar al encuentro con Huelva. Sobre el Señor, esa silueta de majestad que recordaba a su salida de Semana Santa, ahora sin los vencejos, en un otoño que también dejaba teñido de malva el cielo.

Bajaba para recibir el homenaje de Huelva simbolizado en la Medalla de la Ciudad, en este tiempo que tiene a bien separar lo civil de lo religioso, pero que un acto como el de ayer recordaba su importante cercanía con la ciudadanía que no ha borrado nunca esos sentimientos, sino que ayer los volvía a reafirmar con una multitudinaria presencia en la calle y haciendo de un día cualquiera una jornada festiva por el hecho de tener al Señor de Pasión en la calle. El barroco elegante de la torre de San Pedro era testigo de este acto que recuperaba los sentimientos más onubensistas de este Barrio Alto, el Barrio de San Sebastián y el Barrio del Señor de Pasión. Un barrio que acogiendo a Huelva se reencontraba de nuevo consigo mismo y sus tradiciones en estas calles que ha ido renovando su espacio. Era, pues, un día de barrio y un día de Huelva que abría las palabras de Ramón Fernández Beviá, secretario de la Hermandad Sacramental, quien recordaba que se homenajeaba a Jesús de la Pasión en esta plaza, "antaño centro público de la ciudad y espacio donde se celebraban los grandes acontecimientos".

Antonio Fernández Jurado, como onubense y hermano de Pasión, exaltaba el hecho de la imposición de la Medalla de la Ciudad hablando del choquerísimo Señor de Pasión, de sus devotos, de su gente y de su barrio, porque "Pasión y Huelva son dos emociones no escondidas". Habló del Señor diciéndole que "tu mirada es bálsamo para la vida", por eso dijo que "sentirse pasionista es de los mayores valores humanos de la vida". Aunque era un sentimiento compartido por toda la ciudad, tuvo además palabras para lo más íntimo y cercano, "por haber nacido en Huelva y hermano de Pasión". Recordó a todos los que han pasado por la hermandad haciéndola grande en Huelva, a los que invitaba en una llamada al cielo a estar presente en este acto. El barrio fue parte fundamental en su intervención. El Barrio Alto, del que dijo que "si será huelvano que la Virgen de la Cinta ha puesto casa en su barrio". Un barrio en el que al amparo del Señor de Pasión se condensa tanta historia con la presencia del beato Manuel González, el apóstol de la Eucaristía, Juan Agustín de Mora, Alonso Barba el paseo del Chocolate... Sentimientos que se condensan en la calle Madre Ana con la presencia del Señor el Martes Santo cuando el barrio en lo íntimo tiene, además, una visión global en la ciudad.

En este acto civil en el que se le imponía la Medalla de la Ciudad, Antonio Fernández Jurado tuvo palabras en las que quiso remarcar que hay que ir "más allá de lo políticamente correcto" y refiriéndose "no a la aconfesionalidad, sino al laicismo beligerante", criticó el que "se quiera suprimir tu cruz", cuando dijo que se envuelven en ella los mayores valores humanos. "La cosa es grave, porque un mundo sin Ti no tiene sentido", matizó. Fernández Jurado agregó que "lo realmente fundamental está en nosotros" e invitaba a "no descolgar el crucifijo de nuestro corazón y de nuestra vida". Recordó la historia y es que "no pudieron destruirte quienes te tiraron por el cabezo".

A las 21:23 llegaba el momento esperado de la imposición de la medalla y una leve llovizna caía, pero no fue más allá. El alcalde de la ciudad , Pedro Rodríguez González, se la imponía subiendo hasta su paso, acompañado por el prioste Armando Rodríguez. Sonaron las campanas y el hermano mayor de Pasión, Manuel Palacios Maestre, tuvo palabras de agradecimiento, a la ciudad por el reconocimiento al Señor de Pasión, a la Corporación y a los que colaboraron en la brillantez del acto.

El alcalde, Pedro Rodríguez, cerró las intervenciones calificando el acto de "inolvidable para la ciudad". Remarcó que tras la concesión de la Medalla de la Ciudad "hoy venimos a su casa a traérsela en mano porque se lo merece". Una medalla que "es una señal de reconocimiento a este Cristo que ha aliviado las penas de miles de onubenses, que también ha sido motivo de alegría y esperanza para mucha gente", pero era también un reconocimiento "a los hermanos que trabajan para trasmitir estos valores" y al barrio Alto de Huelva "que ha sabido conservar la esencia de Huelva". Confesó haber sentido miedo al tener que subir por la pasarela hasta el paso, "pero ha sido un momento en el que le he mirado y le he pedido por la ciudad, para que siga la línea de la solidaridad y la cohesión social". Pidió por los desfavorecidos, las familias, los parados... y hasta por el Ayuntamiento para "seguir trabajando por Huelva". Terminó con un 'Viva Jesús de la Pasión'.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último