Cuatro de cada diez adolescentes de Huelva han realizado alguna vez una apuesta
Ludopatía
La mayoría de ellos son chicos, el 63,5%, frente al 36,5% de las chicas. El Andévalo es la comarca onubense donde más juegan los jóvenes
Huelva/Cuatro de cada diez adolescentes de la provincia de Huelva han jugado alguna vez en su vida a juegos de apuestas. Este es el resultado de estudio que analiza los hábitos de juego de apuestas, así como los factores de riego piscosociales, de una nuestra de adolescentes de la provincia que recomienda también propuestas preventivas derivadas de los resultados obtenidos.
El objeto del estudio, realizado por el profesor, Daniel Lloret Irles, de la Universidad Miguel Hernández de Elche, es sensibilizar a la población sobre las consecuencias negativas del juego de apuestas.
En el estudio han participado un total de 2.346 alumnos de tercer y cuarto de ESO y primero de Bachillerato, con edades comprendidas entre los 14 y los 19 años, procedentes de 13 centros educativos, de 12 municipios, ubicados en seis comarcas de la provincia onubense (Andévalo, Condado, Costa occidental, Cuenca Minera, Sierra y zona metropolitana). El trabajo de campo se ha realizado de abril a junio del pasado año.
Entre las principales conclusiones destacan que el 39,1% de los encuestados han jugado algunas vez a las apuestas. Por sexos, el 63,5% son chicos y el 36,5% chicas.
Una segunda conclusión es que el 3,6% de los jóvenes encuestados se sitúan en la franja de riesgos, esto es que el juego les está produciendo algunos problemas o quizá puede causárselo en un futuro no lejanos.
Según, el diputado de Bienestar Social, Salvador Gómez, son cifras que empiezan a ser preocupantes por tratarse de una adicción: la ludopatía que ha está incorporada como tal por la Delegación del Gobierno el Plan sobre Drogas en la estrategia sobre adicciones 2017/2024.
El diputado, que recordó que la iniciativa es consecuencia de la preocupación de Diputación por los datos que señalan que en Europa, pese a que la ley impide a los menores apostar, el 14% de los estudiantes de 15 y 16 años confiesan haberlo hecho alguna vez, y el 7% frecuentemente durante los últimos doce meses, indicó que con este estudio se pretende “sensibilizar sobre las consecuencias negativas del juego de apuestas, implementando intervenciones preventivas en nuestra provincia”.
Daniel Lloret explicó que una de las conclusiones es que la proximidad de los centros educativos a los locales de apuestas favorece el juego, así como la cercanía entre ellas. También que a mayor presión mediática de las casas de apuestas, incluido el fácil acceso a las mismas, mayor es la frecuencia de juego y que los jóvenes que ven y recuerdan más publicidad sobre casas de apuestas son los que juegan más, se gastan más dinero y tienen más problemas de ludopatía.
Lloret detalló que el estudio indica que edad la media de los jóvenes que juegan se sitúa en el 15,6 años. Por comarcas, aunque existe cierta homogeneidad en cuanto a la frecuencia e intensidad de juego resalta el Andévalo, donde la prevalencia de juego es mayor, si bien no se explica la causa o el motivo.
La frecuencia de juego tiene consecuencias directas. Así existen jóvenes que juegan y no tienen problemas (como si no jugasen), el 95% de la población. El 5% restante tiene un nivel de riesgo (el 3,4% de la población reconoce que el juego les ha causado problemas) o el juego ya les acarrea graves consecuencias (1,8% restante).
Según Lloret, el juego es una conducta adictiva al mismo nivel de otros consumos de droga como puede ser el alcohol o la heroína
Existen diversos factores psicosociales asociados al juego que proporcionan un perfil prevalente de los jugadores. El primero sería el que aquel joven que busca sensaciones, ya que tienen una baja tolerancia al aburrimiento y necesita estar estimulado.
Sobre las características personales de los adolescentes, el autor del estudio ha señalado que una menor percepción de riesgo se relaciona con mayor frecuencia de juego; y que es una percepción muy difundida entre los jóvenes participantes creer que mantienen control sobre el mismo.
Motivaciones
Entre las motivaciones para jugar ha destacado, en primer lugar, la baja tolerancia al aburrimiento, la motivación financiera (los jóvenes onubenses juegan para ganar dinero), la motivación social (la presión del grupo), la motivación del placer, al considerar los jóvenes que el juego es excitante y divertido; y por último, aunque es la motivación que más crece con la severidad del juego, la utilización de éste como recurso para solucionar problemas.
El estudio se difundirá el documento a las familias, comunidad educativa, comunidad científica y a la población en general, ya que la ludopatía “se opone al deseo de Diputación de una juventud onubense sana física y mentalmente”.
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