Huelva, peregrina en Tierra Santa

Más de un centenar y medio de onubenses acudieron con el obispo José Vilaplana Blasco a la peregrinación diocesana que recorrió los lugares más importante de la vida pública de Jesucristo

La renovación de las promesas del bautismo.
S.h. / Huelva

01 de agosto 2010 - 01:00

La Diócesis de Huelva ha peregrinado a Tierra Santa (Jerusalén y Palestina), y lo ha hecho con su obispo, José Vilaplana Blasco, asistiendo cerca del centenar y medio de fieles. Una peregrinación a la que también acudieron el vicario para la Celebración de la Fe, Diego Capado; la comunidad de Madres Agustinas que este año celebran el 500 aniversario de su fundación en Huelva, presididas por la madre María del Carmen Figueroa; o el hermano mayor de la Hermandad de la Cinta, Manuel Roméu. Inolvidable visita la realizada, que ha hecho acentuar más y enraizar profundamente la fe que alientan como cristianos comprometidos, según palabra de los peregrinos.

Visitaron lugares tan emblemáticos y evangélicos en la vida de Cristo como el lago Tiberiades, donde embarcados vieron una impresionante y vivificadora Hora Santa en medio del lago. El Monte de las Bienaventuranzas -aquí tuvo lugar el Sermón de la Montaña del Señor donde celebraron la Eucaristía. Otros puntos de la peregrinación fue Tabgha (lugar donde tuvo lugar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces) visitando la Capilla del Primado de Pedro; la travesía en barco por el mar de Galilea o la subida hasta el Monte Tabor con la visita a la iglesia de la Transfiguración.

En Cafarnaúm, la Ciudad de Jesús visitaron los restos de la antigua sinagoga del siglo IV y la Casa de Pedro. De ahí a Nazareth donde tuvo lugar la celebración de la Eucaristía en la Basílica y Gruta de la Anunciación; el Monte Carmelo, con el santuario Stella Maris. Les esperaba también Caná de Galilea, lugar donde Jesús obró el primero de sus milagros y en este precioso templo renovaron las promesas de matrimonio. Más tarde, el Monte Sión, con el templo del Arrepentimiento de San Pedro; Jafa, con las visitas al santuario de San Pedro y el Barrio Artístico. El río Jordán, donde se renovaron las promesas del Bautismo, en recuerdo de que sus aguas fueron las bautismales de Cristo por san Juan el Bautista. En el Cenáculo franciscano celebraron allí la Eucaristía, ante las mismas piedras que sirvieron de habitáculo para la celebración de la última cena con los discípulos. Visitas la Basílica de la Dormición, en cuya cripta se halla la imagen de María en reposo. La visita a la Ciudad Vieja de Jerusalén con su famoso Muro de las Lamentaciones y la Basílica de la Resurrección, Calvario y Santo Sepulcro, y en la Ciudad Nueva, la visita al Museo del Libro, donde se exponen los manuscritos del mar Muerto y la maqueta de Jerusalén en tiempos de Cristo.

Betania (lugar de Recuerdos Evangélicos) con Getsemaní en el Torrente Cedrón y en la falda del Monte de los Olivos, la capilla franciscana de Dominus Flevit con su carga de recuerdos evangélicos, donde en su impresionante templo celebró la expedición de la Diócesis de Huelva la Hora Santa entre aquellos milenarios olivos, testigos de la oración al Padre y posterior prendimiento de Cristo. Muy cerca de este templo está el recinto del Pater Noster, habitáculo octogonal donde están escritos en más de cien lenguas, la oración del Padre Nuestro.

Le siguieron la visita a la Basílica de la Agonía donde se celebró la Eucaristía. Jericó, la ciudad más longeva del universo. Qumran, con la visita a la Ruina del monasterio Esenio. El Mar Muerto, que es el lugar más bajo de la Tierra. Belén, acudiendo a la Basílica de la Natividad, levantada sobre la Gruta del Nacimiento de nuestro Redentor y celebrándose allí la Eucaristía en el Campo de los Pastores. Ein Karem con la visita a los santuarios de la Visitación y san Juan Bautista.

En Jerusalén, en las calles donde tuvo lugar la Vía Dolorosa, celebraron el Vía Crucis, que fue muy emotivo y emocionante, finalizando en la basílica del Santo Sepulcro con la celebración de la Eucaristía. Se dio por finalizada esta "magnífica, fantástica, inolvidable y bien documentada peregrinación" con la Eucaristía en Emmaús.

Una peregrinación que tuvo el aliciente en su segundo día que vivieron fuera de Huelva, vivir en Jerusalén el encuentro final del campeonato del mundo de fútbol, en la España venció Holanda.

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