Huelva cierra el primer semestre con un 5% más de denuncias por maltrato

La violencia de género no es todavía una cicatriz social, sino una herida abierta que supura y duele. La jefa de la Unidad contra la Violencia sobre la Mujer de Huelva, Carmen Serrano, añade además su convencimiento de que, cuantitativamente hablando, "es la misma que históricamente ha habido", con la diferencia de que ahora existe una mayor concienciación. He aquí una de las claves para entender que en el primer semestre de este año la Subdelegación del Gobierno en Huelva haya registrado 484 denuncias, un 5,37% más que en el mismo periodo de 2010 y hasta un 20,2% más que en la primera mitad de 2009. Los datos del Sistema de Seguimiento Integral de la Violencia de Género, a los que ha tenido acceso este periódico, señalan que el 60% de ellas fueron presentadas ante la Guardia Civil, mientras que el 40% lo gestionó la Policía Nacional.

El subdelegado del Gobierno en la provincia, Manuel Bago, añadió a la apreciación de Serrano otro dato: "Hay una mayor seguridad a la hora de presentar las denuncias porque se prestan mejores servicios, lo que facilita y anima a las víctimas a presentar denuncias". Existe mayor conciencia social del problema gracias a las campañas emprendidas desde las distintas administraciones y colectivos, sí, pero lo cierto es que la mayoría de los mortales continúa "considerando la violencia machista como una cuestión privada y sometida al derecho privado, y eso es un tremendo error", apostilló Bago.

La cifra onubense de delaciones es muy inferior a las de provincias con mayor densidad poblacional, caso de las de Sevilla o Málaga. No obstante, "si comparamos el número de denuncias con la población femenina de Huelva, el año pasado la nuestra fue la segunda provincia andaluza en índice de violencia, superada únicamente por Almería, por lo que no podemos relajarnos", señaló Carmen Serrano.

Los periodos vacacionales son los más propicios para que se produzcan episodios de maltrato. La Navidad, el verano o las fiestas de los pueblos son el marco perfecto para que el agresor actúe y lo haga con mayor virulencia. Y no puede considerarse el alcohol como detonante de estos arranques injustificados de violencia, porque "no todos los maltratadores son alcohólicos ni todos los que beben pegan a sus mujeres". El quid de la cuestión está en que la mujer es más visible socialmente. Serrano recuerda cómo en las Colombinas de 2010 se produjo una grave agresión "en una caseta, en presencia de amigos y de todo el mundo". El violento no tiene límites, ni tampoco escrúpulos.

El 64% de los hechos denunciados en la primera mitad del año apuntaban a malos tratos en el ambiente familiar, habituales o no, motivando 310 de denuncias. Le siguen en importancia las lesiones, amenazas o coacciones (82 denuncias, el 17%) y el trato degradante y las vejaciones leves, con 19 delaciones (4%). Destaca especialmente el "aumento en los quebrantamientos de condena (cuando él tiene impuesta una medida de alejamiento sobre ella y la incumple)", lo que añade al perfil del maltratador un rasgo más: no respeta lo establecido, "de ahí que acaben muertas muchas de la víctimas", observó Serrano. No obstante, por el momento no ha habido que lamentar ningún asesinato en Huelva.

Que la violencia de género no es sólo cosa de extranjeros lo demuestra el hecho de que la nacionalidad del 69% de las mujeres que presentó denuncia en Huelva es española (334), frente al 15% de la UE (73), el 8% del Magreb y África subsahariana (39) y el 6% de América Latina (29). La procedencia mayoritaria de los autores es también española -el 74% de los denunciados es nacional, centrando 358 de las delaciones-, por lo que "el problema sigue siendo nuestro, no de otros".

En el 81% de los casos, las víctimas onubenses delataron a su compañero o ex compañero sentimental o a su marido o ex marido (391). Sin embargo, se observa un repunte del 2% con respecto a 2010 en relación a los novios (43 denuncias, el 9%) y ex novios (48, el 10%), lo que evidencia que el fantasma de los malos tratos se cierne sobre la población más joven.

La valoración policial de riesgo, la que se realiza en el preciso instante en que la mujer presenta denuncia, fue extrema en el 1% (5) de los casos, leve para el 6% (29) y media en el 15% (73). La evaluación del seguimiento de ésta en semanas posteriores fue media para el 30% (145) de los casos, alta para el 8% (39) y extrema en el 0,2% (1).