Huelva vive el año más seco de su historia

La provincia acumula en 2023 alrededor de un 25% de las precipitaciones habituales en este tramo del año

La Aemet advierte que abril cerrará como el más seco del que se tienen registros, superando al mismo periodo de 1995

La CHG acuerda el desembalse de 385 hm3 para 345.000 hectáreas de regadío

La sequía golpea con fuerza todos los humedales de la provincia de Huelva. / Alberto Domínguez
Antonio Carrasco

19 de abril 2023 - 20:07

Una sequía sin precedentes agravada por la persistencia de un duro ciclo sin precipitaciones asola toda la península. En Huelva la situación es muy compleja. La provincia vive el inicio de año más seco desde que hay registros. Según los datos de la Aemet no existen referencias de un trimestre tan duro como el primero de 2023. Una situación se agravará cuando termine abril, porque pese a la esperanza de algunas lluvias a final de semana, la estimación es que serán poco menos que anecdóticas. El portal especializado Meteohuelva.es asegura que "si superamos los 2 mm sería un milagro. Será todo un espejismo pues la semana que viene regresan los días soleados y el calor". Hace falta mucha agua.

En lo que va de año ha caído alrededor del 25% de las precipitaciones normales en este tiempo. El dato es demoledor si se ve en perspectiva. El actual ciclo de lluvias insuficientes se dilata en al menos tres años. La provincia de Huelva debería recibir durante los tres primeros meses del año alrededor de 200 mm. Sin embargo roza los 50. Hay computados meses peores en ciclos precedentes, pero nunca de forma tan prolongada. En marzo del 97 no cayó una gota de agua o en enero del 83 tampoco. En febrero el peor registro es de 2012 con 0,4… Pero siempre hubo lluvias antes o después que ayudaron a compensar esos meses tan secos. Ahora la situación es mucho más compleja porque es prolongada en el tiempo, continuada y en un escenario de sequía persistente en el tiempo. Los datos acumulados por las estaciones de la Aemet en 2023 son demoledores: 20,1 mm en enero, 16,1 en febrero, 14,7 en marzo y nada en abril. En el conjunto del año hidrológico, que comienza el 1 de octubre de 2022 la situación es algo mejor pero insuficiente. La media en la provincia de Huelva ronda el 50% de la lluvia habitual para ese tiempo.

En muchos puntos de la provincia hace más de un mes que no cae una gota de agua. En la capital no lo hace desde el 7 de marzo. Hay zonas del interior de España donde son más de 100 días los que llevan sin ver la lluvia, prácticamente todo el 2023 seco. La ausencia de precipitaciones se suma a unas temperaturas excepcionalmente altas, con termómetros propios del mes de junio en pleno mes de abril. Todo ello incide en la sequedad general. La situación es dramática para amplios sectores económicos como la agricultura o la ganadería.

La Aemet avisa que esperan semanas muy duras. La próxima semana “es posible que estemos ante un episodio de altas temperaturas muy inusual para la época del año, pues incluso podrían superarse a 34 o 35 grados en puntos de la mitad sur. Temperaturas de finales de junio o comienzos de junio en abril”. La previsión es que el verano próximo sea especialmente caluroso. La Agencia Estatal de Meteorología advierte además que por muy lluvioso que pueda llegar a ser mayo va a ser insuficiente para resolver el déficit acumulado, por lo que prevé que el año hidrológico sea especialmente duro.

La situación en los embalses no es nada halagüeña. Si bien la provincia de Huelva se encuentra en una posición mejor que el resto de Andalucía, la comparación con respecto a 2022 es preocupante y mucho más en traslación con la media de los últimos 10 años. Según los datos de www.embalses.net, los pantanos provinciales se encuentran al 42,84% de su capacidad. Son 13 puntos por encima de la media andaluza. No obstante, el año pasado en estas mismas fechas el almacenamiento rondaba el 51% y el promedio de la década es del 68,87. La pérdida progresiva de agua acumulada es reflejo de la persistencia del ciclo de sequía actual. En Andalucía el índice es del 30%, con un descenso acumulado en los últimos tres años. En provincias como Almería o Córdoba la situación es dramática con niveles por debajo del 15% de la capacidad.

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