Inteligencia artificial sí, pero con más inteligencia emocional

Gente Inteligente

La regulación no va a ser suficiente. Cada vez resulta más importante atender la educación emocional de las personas para dar marco a la imparable innovación digital y prevenir sus peores consecuencias

Vuelve con ganas de comerte lo que queda de año

Inteligencia artificial. / H. I.
Lola Pelayo

24 de septiembre 2023 - 06:00

Huelva/Ya es una realidad. La Inteligencia Artificial (IA) está en nuestras vidas y al alcance de cualquiera. Sus aplicaciones son capaces de crear las más maravillosas oportunidades y las más temibles consecuencias. Estos días hemos visto una de sus caras feas tras los casos de manipulación y publicación de imágenes de chicas jóvenes de Almendralejo en un claro atentado contra su dignidad y su privacidad. Y esto es la punta de un iceberg que no ha hecho más que comenzar a navegar.

Pero el verdadero problema, en mi opinión, no es que las personas sin escrúpulos tengan cada vez más herramientas para llevar a cabo sus perversas ideas. Eso da miedo y siempre lo dará, es verdad, y algo hay que hacer para atajarlo rápido y de forma firme con regulación, normativa y castigos. Sin embargo, más miedo me dan las posibilidades que brindan estás herramientas a la gente inmadura y sin habilidades emocionales que no es capaz de ver las consecuencias de sus actos. Por eso, creo que la inteligencia emocional se ha convertido en una urgencia para abordar los desafíos que plantea la IA en este tipo de manos que -no sé si afortunada o desafortunadamente-, son muchas más que las malintencionadas.

Así que ya vamos tarde, nuestra sociedad tiene que hacer un esfuerzo para educar en inteligencia emocional sobre todo a la gente más joven, cuya lógica inmadurez les convierte en víctimas más probables de sus propias malas ideas o de las influencias de otras personas más maduras sin buenas intenciones. Hay que educar y fomentar el uso adecuado de la inteligencia artificial, y hacerlo poniendo el foco en estas competencias emocionales básicas.

Empatía y conciencia social. La empatía es fundamental para entender cómo afectan nuestras conductas a las demás personas. Fomentar la empatía significa enseñar a considerar las emociones y el bienestar de quienes nos rodean antes de realizar acciones perjudiciales online como manipular imágenes ajenas. Promover la conciencia social ayuda a reconocer la importancia de proteger la privacidad y la dignidad de las demás personas, también en el entorno digital.

Autorregulación emocional. La autorregulación emocional implica gestionar las propias emociones y no ser víctima de los comportamientos impulsivos. Enseñar a la gente joven a manejar de forma adaptativa la ira, la frustración y otros procesos emocionales evita que recurran a la manipulación de imágenes, por ejemplo, como una forma de desahogo o venganza, o, lo peor, por hacer la gracia.

Habilidades de comunicación. La comunicación emocionalmente inteligente y efectiva es esencial para resolver conflictos y prevenir problemas. Desarrollar habilidades de comunicación saludables ayuda a la gente joven a expresar sus preocupaciones y desacuerdos de manera constructiva en lugar de recurrir a tácticas perjudiciales online o a conductas acosadoras en las todopoderosas redes.

Más educación digital con inteligencia emocional. Incorporar la inteligencia emocional en la educación digital es esencial. Sobre todo, en casa y en la escuela. La familias y los programas educativos deben incluir lecciones sobre la ética online, el respeto por la privacidad y el consentimiento digital. Tener un marco claro ayuda a la gente joven a comprender las consecuencias emocionales de sus acciones en línea.

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