El onubense José Díaz pide la eutanasia tras padecer daños cerebrales irreversibles hace más de tres años
En poco tiempo José ha quedado ciego, incapacitado para hablar o caminar, con dolores continuos y persistentes pese a lo cual su solicitud ha sido denegada.
Tres onubenses mueren por eutanasia en los dos primeros años de la Ley
Nadie imagina nunca que un joven de apenas 31 años puede encontrarse en una situación tan límite como para pedir a las autoridades sanitarias la asistencia para morir. Lamentablemente, en ocasiones la vida se complica hasta el punto de que para algunas personas la única solución pasa por una muerte digna, algo que a pesar de ser un derecho reconocido no suele ser tan fácil de garantizar.
Ese es el deseo de José Díaz, un onubense que sufrió daños cerebrales apenas superada la treintena, cuando una ingesta de metanol, hace ahora tres años, le derivó en una necrosis cerebral, una afección que provoca la muerte de las células y por ende de las terminaciones nerviosas de quien la padece.
Con semejante diagnóstico, José ha solicitado la eutanasia para que le dejen descansar en paz. Para ello necesita un informe favorable de varios especialistas que certifiquen que su caso, efectivamente, se ajusta a lo que legalmente se estima para aplicar la intervención deliberada para poner fin a la vida. Además, necesita pasar por un Comité de Garantías que será quien tenga la última palabra sobre su caso.
Después de más de un año de recorrido judicial, asistido por su hermana Sandra y su madre, José ha visto como se rechazaba su solicitud. Según su familia, la denegación de la demanda solo puede responder a "criterios personales y de objeción de conciencia" de los médicos y forenses implicados.
En todos estos meses, su hermano ha visto como su salud empeoraba. En poco tiempo José ha quedado ciego, incapacitado para hablar o caminar, con dolores continuos y persistentes y, en definitiva, bajo un gran sufrimiento para el que lamentablemente no hay camino de vuelta. "Ya no le sirven ni los parches de fentanilo, lo único que tiene pautado para los dolores que sufre", explica Sandra.
José ha visitado a numerosos médicos de toda España, ha recibido atención de sanitarios e investigadores estadounidenses, pero la respuesta siempre ha sido la misma. Su caso no tiene cura y solo atendería, llegado el caso a cuidados paliativos y fisioterapia, algo a lo que esta primera sentencia parece haber ignorado. "Hemos hecho todo lo posible por encontrar una solución para mi hermano, le hemos llevado por nuestra cuenta a todos los especialistas de Barcelona, Madrid... pero no se puede hacer más", asegura.
A pesar de este contratiempo, la familia no va a desistir en su empeño por respetar la voluntad de José. Explica su hermana que no se plantean recurrir la sentencia al Tribunal Supremo. "Esto llevaría más de un año hasta que se resuelva y quién sabe cómo estaría mi hermano para entonces", lo que no quiere decir que la familia vaya a quedarse de brazos cruzados.
Por contra han decidido volver a iniciar el proceso porque es algo que consideran de justicia. Para ello, han iniciado el cambio de médico de cabecera en el centro de salud La Orden, que es el que le toca por zona. La nueva médica, reconocen, es más receptiva a ofrecer un informe favorable al caso de José y confían en que este cambio ofrezca una solución viable a su caso. "Los primero que le preguntamos fue qué pensaba acerca de la eutanasia y su respuesta fue que igual que tenemos una vida digna también debemos tener una muerte digna. Eso nos llenó de esperanza".
En Andalucía, según los últimos datos registrados por la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente (ADMD) se han aplicado 29 eutanasias sobre las 81 peticiones alzadas hasta la fecha, a pesar de ello el camino para lograr acabar voluntariamente con una vida es todavía muy complejo y lleno de trabas personales y burocráticas. La misma organizacion ha denunciado en los últimos meses que, de los 55 espacios para registrar el testamento vital en la comunidad, solo dos están operativos actualmente.
El testamento vital, Documento de Instrucciones Previas o Testamento de Voluntades Anticipadas, es un documento en el que cualquier persona puede dejar constancia escrita de su última voluntad con relación a los tratamientos médicos a los que desea someterse y a aquellos que no, en caso de enfermedad sobrevenida así como sobre el destino de su cuerpo o de sus órganos una vez fallecida.
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