Larga espera en El Polvorín
El mal tiempo impide el traslado de la Virgen de la Victoria a la Concepción y se aplaza para el 1 de mayo
Victoria, diario de la Coronación
Del Polvorín a la Concepción. Aún queda pendiente esta chicotá que llevará a Huelva a la coronación canónica de María Santísima de la Victoria, terminado ya el triduo de apertura solemne. El mal tiempo lo impidió en la tarde de ayer. El traslado quedó suspendido hasta el día 1 de mayo a las 17:00.
No vistió el sol de luz la fachada de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús como estos días del solemne triduo que daba gusto acercarse al Polvorín, ahora además adornado con exquisitos detalles, galas en la puerta y los azulejos, con cenefa de flores en el dintel.
Se barruntaba una tarde distinta y recordaba la pasada Semana Santa. Una jornada casi calcada, de fina lluvia sin romper en aguacero. La tarde entonces habló de esperas, de partes meteorológicos, de hablar con unos y otros por los enseres prestados. Así se fue gastando la hora de demora anunciada por el hermano mayor, Isidoro Olivero Hierro, que convocó a su junta de gobierno en la sacristía de la parroquia ante una situación inesperada.
El radar iba dando buenas noticias de mejoría pero avanzando mucho la tarde, aun cuando la fina lluvia persistía en la calle y los paraguas abiertos eran una voz de alerta a las puertas de parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.
Este tiempo de espera en los bancos de la parroquia invitaba al recuerdo de aquel otro traslado extraordinario de María Santísima de la Victoria a la Concepción para la medalla de la ciudad. De aquel tiempo de lluvia que hizo demorar la salida en la mañana del 18 de octubre de 1997, envolviéndolo todo en intranquilidad que se pudo superar con la demora. Ayer no fue posible y se prefirió al final posponer la salida.
El tiempo de espera sirvió para estar cerca de la Virgen, mucha gente de siempre de la hermandad, como Rafaela Monís que esperaba en el primer banco sin quitarle mirada a su Virgen de la Victoria.
Con Nicasio Durán, el vestidor de la Señora, era tiempo para deleitarse con la belleza y las preseas que lucía. Para esta ocasión, además de la medalla de oro de la ciudad de Huelva, llevaba de manera excepcional las medallas de oro concedidas por Nuestra Señora de la bella de Lepe y Santa María Salomé de Bonares; así como la palma de oro que le ofreció en el último día del triduo la Hermandad de la Borriquita. Lucía rosario de la Hermandad de la Cinta, así como su medalla ambas de oro. Para esta ocasión le fue puesta la cruz de plata y esmalte ofrecida por el pregonero, Rafael Prada. Se le puso en la saya el broche de oro regalo de la Diputación de Huelva que entregó su presidente, Ignacio Caraballo, con el escudo de la institución provincial.
La Virgen de la Victoria estaba en el centro de la nave del Corazón de Jesús, en ese paso excepcional para un traslado extraordinario con piezas de distintas hermandades. Respiraderos de la Soledad del Silencio sobre la parihuela de la Virgen del Amor. La Victoria entronizada con el manto de la Estrella de Triana, en el escabel de San Juan Bautista, Patrón de San Juan del Puerto. Le alumbraban los candelabros del paso del Descendimiento de Ayamonte. El exorno floral en las antiguas jarras del paso de la Humildad, todo en una armonía de tonos rosas. Así quedaba toda hermosa luciendo diadema de oro. Se levantó el paso con dedicatoria a los que no están. Enrique Izquierdo le dejó el martillo a Pepe Moreno, con recuerdo a su padre. Se arrió el paso y de nuevo se levantó, ahora con Enrique Izquierdo para dejarlo junto a su capilla.
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