Manolo Limón, 80 años de una leyenda viva del arte flamenco

El cantaor ha viajado por todo el mundo a lo largo de su vida · Ha paseado su arte por Estados Unidos y Japón, pero siempre ha echado de menos Huelva

Homenaje a Manolo Limón, entre amigos y admiradores.
Esther Gómez / Punta Umbría

01 de agosto 2012 - 01:00

Si 20 años no son nada, 80 dan para un poco más y esos son los años que acaba de cumplir el cantaor Manolo Limón, una leyenda viva del flamenco y uno de los mejores exponentes de esta tierra. Los ha cumplido sobre el escenario y cantando en la Peña Cultural Flamenca de Punta Umbría, en la que ahora está y tanto le aprecia, que le realizó un homenaje sorpresa.

Pequeño de talla, pero con un torrente y una potencia inagotable en la voz y un prodigio de garganta, Manolo Limón es un encanto de persona que ama profundamente el cante flamenco. Ha cantado en todo el mundo, empezó muy pequeño y falsificando la edad, haciendo giras con la Piqué, en el espectáculo de doña Concha. Ha cantado con todos, desde Manolo Caracol a la niña de los Peines.

Ahora, Manolo vive un buen momento, paseando todos los días por la ría, las calles o la playa de Punta Umbría y confía en cumplir los 90 o más al lado de su compañera inseparable, Esperanza.

Cuenta que él conoció con 14 años a Antonio Rengel, cuando le llevó Paco Isidro a Sevilla. Él sabía que iba a conocerle pero además se encontró con que le estaban esperando Rengel, Tomás Pavón, la Niña de los Peines y el Niño Ricardo. Después de insistir mucho y de dar muchas vueltas por los escenarios por cuatro perras, llegó el momento de ir a Madrid. Al paso de los años logró salir de la capital, de gira "con la Piqué". Con 19 años partió nada más y nada menos que a los Estados Unidos. De ahí fue a Cuba, pasó a Buenos Aires y conoció a Juan Ramón Jiménez.

Una vida que fue después continuando entre los viajes y su pasión por cantar flamenco. Ha viajado prácticamente por todo el mundo, ha vivido un tiempo en Japón y cuenta orgulloso también que ha conocido a los grandes cantaores del siglo pasado "menos dos". También confiesa un dato curioso, "el cantaor flamenco que más dinero ha ganado ha sido Pepe Marchena y Chacón ha sido el cantaor más grande del mundo". Japón le gustaba pero, si no volvía a Huelva por un tiempo decía que "perdía el quejío" y no quería, así que t enía que venir cuando ya no podía más y empaparse de nuevo del habla y del cante de aquí. Curiosidades de la vida, ahora pasea cada día por las calles de Punta Umbría como un jubilado más, sin dar pie a todo lo que ha viajado. Su cuerpo pequeño y fibroso y su cara tan simpática y surcada de arrugas, de esas que da la sabiduría y el vivir mucho, no dan una idea de lo que puede contener.

Sabe de flamenco más que todas las enciclopedias juntas y todavía es capaz de arrancar con los cantes de cada uno de los palos y encima de cada uno de los cantaores, con un registro y una potencia que ya quisieran muchos jóvenes.

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