Manuel Darriba: "Los adictos que llegan a ARO son cada vez más jóvenes"
La pandemia ha agravado la situación al destapar muchos problemas de adicciones ocultos
SOS ARO: ¿Quién ayuda a los que ayudan?
Llevan décadas de la labor impagable, con una mano tendida a quien la necesita y como sostén de personas y familias a las que las adicciones colocaron en una situación límite. Ojalá Alcohólicos Rehabilitados Onubenses (ARO) no fuera necesario, pero mientras llega ese día su trabajo silencioso es fundamental.
-En estos momentos, ¿cuál es el mapa de situación al que se enfrenta ARO?
-Complejo porque la pandemia ha empeorado mucho la situación de las personas con adicciones y a otras que lo mantenían oculto las ha destapado. Hemos tenido que abrir dos grupos más de preinicio y la semana pasada estuve con Jorge Barroso, de Aonujer que tratan la ludopatía, y me comentó que es horrorosa la cantidad de personas que están entrando. Llama la atención que la mayoría son jóvenes a través de los teléfonos móviles. En ARO también lo detectamos, que con las redes sociales se generan muchos problemas.
-¿Por qué?
-ARO es además de terapias contra las adicciones una escuela de salud donde tratamos muchos otros temas. Los jóvenes a través de las redes sociales alimentan sus frustraciones, hacen mucho daño por el mal uso. Una persona adicta o con la autoestima entra en cualquier plataforma, se frustra y se hunde mucho más.
-¿Cómo ha influido la pandemia?
-El confinamiento destapó a mucha gente que consumía en la calle, con un poder adquisitivo suficiente para comprar su sustancia sin que nadie lo notase. Al confinarse ya lo tenían que recibir en casa o aprovechar que bajaba a sacar al perro para comprar y ya era mucho más complicado de ocultar. El que antes consumía en la calle lo tuvo que hacer en su casa, sacando a la luz el problema que a lo mejor su entorno desconocía. Hemos tenido incluso parejas dentro de la asociación que se han encontrado con esa situación.
-¿El perfil de la persona que acude a ARO ha cambiado?
-Las personas que llegan son cada más jóvenes. Si hace 20 años la edad media podía ser de 35, ahora es de 30 o incluso menor. Además, cada vez es más frecuente el policonsumo. Ya no es solo el alcohol. Todo el que llega por el alcohol ya ha probado también la cocaína. Entre los más jóvenes la más habitual es el cannabis y la marihuana porque se las considera drogas menores. Desconocen que cuando entras en esa espiral ya no sales. Cualquiera puede ser un adicto, no hay una figura definida ni por cuestiones económicas ni sociales. En ARO hemos tratado a cirujanos que sin beber no podían controlar el pulso para una operación, abogados, limpiadoras, cristaleros, funcionarios o profesores. Hay personas de cualquier condición económica y social.
-¿Se le ha perdido el miedo o el respeto al consumo de ciertas drogas?
-Sucede como con el alcohol. Cuando comenzamos a normalizar el consumo el problema es grave. Aceptamos como normal que un chaval de 15 ó 16 años se tome una cerveza o una copa. No es normal, no son edades para tomar alcohol. Son niños. Por eso hacemos mucha prevención en los institutos.
-¿Con qué síntomas podemos detectar que tenemos una adicción o nuestro entorno lo debe percibir?
-El primero que lo sabe es el adicto, aunque no lo quiera reconocer. Cuando uno se mira al espejo por la mañana después de un día de desfase ya te sientes mal, te dices que no lo vuelves a hacer, pero vuelve a pasar. Faltas a reuniones familiares, amigos o te vas a apartando de tu gente. Son pequeños indicadores que revelan que algo está pasando.
-¿La sociedad ha avanzado lo suficiente para superar los estigmas del exadicto?
-Hemos logrado mucho en ese sentido. Hoy todos ofrecemos una sensibilidad diferente porque en todas las familias hay algún caso más o menos próximo de adicciones. Nosotros en nuestras terapias siempre pedimos que se normalice el problema, que no se quiera mantener oculto. Si entendemos todos que en una adicción podemos caer cualquiera de nosotros, más fácil será pedir ayuda.
-¿Cuánta gente acude a ARO en la provincia de Huelva?
-En estos momentos tenemos 12 grupos de autoayuda con 85 voluntarios. Hay más de 700 personas en terapia. Tenemos sedes en Huelva, Punta Umbría, Bonares, Valverde y Cortegana.
-¿Cuánto tarda una persona en asumir que tiene un problema y pedir ayuda?
-Cada vez es menos tiempo. Ahora todo es más rápido. Se consumen drogas con unos efectos inmediatos, potentes y rápidos. Eso te lleva a perder el control muy pronto y pedir ayuda. El consumo comienza antes, los efectos son muy rápidos y todo el ciclo se acorta.
-¿Cuánto tiempo debe pasar una persona en terapia para considerar que ya ha superado su adicción?
-Los grupos de autoayuda son una vez a la semana. Hay cuatro fases: preinicio, inicio, intermedio y final. Las dos primeras son semanales. Intermedio son cada 15 días en verano y la final es quincenal. Quien cumple el ciclo tiene un 98% de no recaer. Si echas las cuentas son 180 horas en cuatro años. Cada sesión son dos horas.
-ARO puso en marcha una campaña de patronazgo de sillas de las terapias para recaudar fondos con los que afrontar la construcción de una nueva sede. ¿En qué estado se encuentra?
-Esta semana por fin cerramos el contrato de la luz, estamos esperando el agua y el día 24 pondremos la primera piedra de forma simbólica para comenzar ya con los trabajos. Tenemos muchísimas ganas de cumplir ese sueño. Nos hace mucha falta porque ahora mismo estamos repartidos por la antigua sede de Isaac Peral, otras terapias en un local prestado en Los Emires. No tenemos un espacio social donde reunirnos que viene muy bien para la tensión previa a las terapias, ofrecer alternativas de ocio.
-¿Qué respuesta ha recibido el proyecto del patrocinio de las sillas para conseguir los fondos para la obra?
-Va lento, pero avanza. Mucha gente te pregunta y se interesa. Luego hay que estar encima para que se concrete. En un mes hemos conseguido 50 de las 250 sillas que planteamos. Espero que a lo largo de este mes llegar a las 75. Lo vamos a conseguir. Se lo debemos a los ciudadanos. Cuando los directivos actuales llegamos a ARO nos encontramos un trabajo en marcha muy necesario y cuando nos vayamos debemos dejar la asociación lista para seguir ofreciendo ese servicio a la sociedad.
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