Manuel Siurot, el maestro de niños pobres

En el Titán

El pedagogo palmerino recibe el homenaje de su pueblo en la Fiesta de la Vendimia

Sus restos se encuentra en su parroquia, delante de ella se celebra el nacimiento del vino

Pedro Morales, músico; Juan Ramón Jiménez, poeta; Manuel Siurot, y Eugenio Hermoso, pintor.
Pedro Morales, músico; Juan Ramón Jiménez, poeta; Manuel Siurot, y Eugenio Hermoso, pintor. / H. I.
Eduardo J. Sugrañes

21 de septiembre 2019 - 07:07

La Palma del Condado se encuentra este fin de semana doblemente de fiesta. La que es propia de la vendimia y el hecho festivo que esta se le dedique a Manuel Siurot (1872-1940). El palmerino que fue uno de los personajes claves de la Huelva del siglo XX, de esa provincia que echaba a andar y se fortalecía a finales del siglo XIX con personajes con tanta fuerza como él y que tuvo una larga trayectoria en el siglo pasado.

No voy a ser yo quien descubra ahora el perfil de don Manuel, para ello están las investigaciones de Luis Llerena Baizan y los testimonios de tantos que le conocieron y que dejaron en escritos, a la vez que lo trasmitieron en conversaciones amables y agradecidas a un prócer de la cultura y la educación de un pueblo.

Manuel Siurot son de estos personajes tan distinto a lo habitual que atraía a la gente. Notable abogado dejó su posición acomodada para arremangarse y trabajar por las clases más sencillas.

En aquella decisión mucho tuvo que ver el inquieto párroco de la Concepción de Huelva, Pedro Román Clavero; que un día de dudas ante el Cristo de la Vera Cruz le dijo, ahí tienes la respuesta.

Aquella no fue otra que dedicar su vida a los más débiles y, para ello, qué mejor que la educación y en lo que fue de la mano de san Manuel González, el eterno arcipreste de Huelva.

Comenzó Manuel Siurot su inquietud por la educación en la Hermandad de la Cinta, cuando a finales del XIX se va a crear una escuela, y surgen las dudas y es el propio Siurot que no solo las alentó, sino que las financia de su bolsillo. Se edificó el claustro para que el santuario pudiera añadirse un piso donde levantar las escuelas y atender a los niños de la zona. Manuel Siurot llegó a decir de la Virgen de la Cinta que “es la devoción más pura, más íntima mas dulce de mi alma”.

Es el mismo Siurot que había levantado las escuelas gratuitas del sagrado Corazón de Jesús. El que puso en marcha un internado para que la educación prosperara y se extendiera con nuevos maestros.

Es el Manuel Siurot que en 1917, en la huelga de los trabajadores de la Rio Tinto Compnay Limited, fue capaz de movilizar a toda España para que ofrecieran ayuda a un comedor que abrió para atender a los hijos de los obreros. El objetivo no solo era que no pasaran hambre, sino que sus padres pudieran seguir manteniendo su reivindicación laboral.

Es el Manuel Siurot que cuando la ciudad se sentía olvidada, lo mismo que ahora para tantos proyectos de unos y otros inacabados -especialmente en materia de infraestructura que nos mantiene aislados-, fue valiente para decir públicamente que “esto nos ocurre porque no nos echan cuenta y saben ustedes por qué, pues porque no le damos dolores de cabeza al Gobierno”.

Manuel Siurot sí daba dolores de cabeza y conseguía cosas, muchas cosas para sus alumnos. Los llevó a Madrid invitados por la Universidad Central y les recibió hasta el Rey. Aquí tuvo que soportar las criticas de quienes no entendía una educación integral como la que promocionaba don Manuel. Convencían sus niños, que sorprendieron con sus respuestas hasta el propio monarca.

Un Manuel Siurot que en lo cultural estuvo de la mano de toda la ciudad y de los grandes intelectuales como Juan Ramón Jiménez, los hermanos Alvarez Quintero, Pedro Morales, o Eugenio Hermoso.

A Manuel Siurot siempre le llamaban para los momentos más difíciles y así fue hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Huelva cuando estuvo a punto de no poder ir a la romería. Incluso fue miembro de la comisión de la coronación canónica de la Virgen del Rocío; a la que dedicó no solo numerosos artículos, sino el libro La Romería del Rocío.

A don Manuel se le pedía siempre su palabra y así se le escuchó hace 90 años en la inauguración del Monumento a Colón; ocurre que lo Colombino era otra de sus pasiones y especialmente célebre fue su visita a Argentina.

No hay que olvidar su faceta periodística con sus escritos en la prensa, siendo una de las plumas más selectas del diario ABC, por un artículo de los aquí publicado se le concedió el premio Mariano de Cavia. La Asociación de la Prensa de Huelva, le nombro presidente de honor, distinción que recibió en dos ocasiones, por si faltaba algún reconocimiento. Igualmente por su incansable laborar recibió la Medalla del Trabajo. Homenajes que recibió en vida.

Hoy día nos hacen falta muchos Manuel Siurot caminando por nuestras calles, seguro que nos iría mejor.

La ciudad de Huelva agradecida le nombró Hijo Adoptivo, y lo hizo más recientemente, en 1990, un alcalde socialista.

Ahora el Obispado abre el proceso de beatificación y esa es una buena noticia.

El mejor recuerdo está en los colegios que en Andalucía llevan su nombre y para definirle nada mejor que la placa de su paseo, que comienza en Huelva y culmina en el cielo de esta que es El Conquero. Allí, en los muros blancos del santuario de la Cinta se puede leer: “A Manuel Siurot, por bueno, por sabio, por generoso, maestro de niños pobres”.

Es el mejor homenaje a un hombre bueno.

stats