Manuel Toharia defiende el papel de la industria en el desarrollo humano
El divulgador científico destaca el paso adelante de Huelva con empresas menos contaminantes así como el sector del cobre, "ejemplo en el aprovechamiento energético"
Huelva/La Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas (Aiqbe) de Huelva no pudo elegir mejor ponente a la hora de personalizar el espíritu de la divulgación científica, que quien lo ejemplifica a la perfección. Manuel Toharia fue quien hizo posible la pedagogía científica en aquella Televisión Española que se empeñaba en dejar el blanco y negro a las primeras experiencias en color. Hoy, a punto para los 74 años, derrocha la misma vitalidad que cuando se asomaba, literalmente, a todos los hogares españoles para hacer entendible una información meteorológica que hizo paso a paso hasta lo que es hoy. Toharia defendió con pasión la necesidad del conocimiento, de la tecnología y de la industria desde los albores de la humanidad, hasta llevarnos a los niveles de progreso que disfrutamos hoy.
Sus opiniones a veces incomodan cuando caen con esa sinceridad de quien habla con la razón en la boca; "mientras se desarrollen más los países pobres, a nosotros nunca nos van a faltar las cosas de las que hoy disfrutamos". Llamó en el salón de actos de la Facultad de Derecho de Huelva sobre la necesidad de combatir la civilización del desperdicio, aquella que es capaz de medir el nivel de riqueza por la cantidad de residuos que generamos. Un ejemplo: cada vez que tiramos de la cadena del inodoro (él utilizó la palabra váter que es menos políticamente correcta), "desperdiciamos 8 litros de agua potable en un país seco; nos comportamos como asquerosamente ricos y despilfarradores" y recordó aquellos años de pañuelos no desechables y de envases no retornables como "algo que puede sonar a demagogia, pero que es un perfecto ejemplo de esa civilización del desperdicio".
El asesor científico de la Fundación Oceanogràfic y actual miembro del jurado que otorga los Premios Princesa de Asturias, además de autor de 44 libros de divulgación científica, echó un vistazo a una ciudad como Huelva "que conozco perfectamente de cuando estaba contaminada de verdad, no como ahora" y recordó también su etapa en el servicio meteorológico del aeropuerto de Sondika en Vizcaya "y las mujeres de Erandio se manifestaron porque la lluvia ácida agujereaba las sábanas que tenían tendidas para que se secaran". Eran tiempos en los que "las cosas se hacían mucho peor que ahora, ya que se ha avanzado mucho en ese machaque que se hace al entorno, o mejor dicho, tal y como se dice ahora, con un menor impacto medioambiental".
Toharia es capaz, y así lo demostró, de repasar la Historia de la Humanidad en apenas 20 minutos, desde aquel momento en el que "salimos de las cavernas" hasta vislumbrar un futuro con "10.000 millones de personas" que, en su opinión, "no va a poner en peligro la subsistencia de la raza humana, ya que habrá alimentos para todos e incluso agua, ya que hemos aprendido cómo desalarla del mar". La esperanza de vida, la ve como "una lucha del ser humano por sobrepasar los límites biológicos que la naturaleza impone a la especie, ya que una vez nacido, crecido y reproducido, no es necesaria su permanencia entre los vivos; lo que ocurre es que no queremos morirnos y luchamos para que eso suceda lo más tarde posible".
Es en este devenir por el tránsito del hombre por el planeta en el que Toharia se detuvo, tanto en el número de habitantes que puede sostener como en la esperanza de vida, que es una de las conquistas de la civilización. Es ahí donde entran, a su juicio, el conocimiento que aporta la ciencia, la tecnología que propulsa dichos avances y la industria que es capaz de producirla. De nuevo él mismo se puso como ejemplo para agradecer -en este caso a la farmacéutica- "que me proporcione las pastillas para el colesterol y la hipertensión. Necesitamos a la industria como el agua, porque yo quiero seguir viajando en avión, utilizando mi coche, haberme puesto un abrigo hecho con tejido procedente de la industria para protegerme del frío, o beber agua de esta botella hecha también con plásticos". Son éstos un perfecto ejemplo del "desperdicio en el que vivimos y que nos hacen arrojar hasta 10 millones de toneladas de ellos al mar; desperdiciamos todo y con ello una buena parte de nuestra capacidad para mejorar el rendimiento".
La reducción de la dependencia y la mejora de la eficacia son, a su juicio, dos de los retos tecnológicos que nos ayudarán a mejorar de la mano de la industria "y en Huelva lo vemos muy claramente en la industria del cobre, que está a la cabeza en el mundo en cuanto al aprovechamiento de la energía". Eso y el "explicar mejor, educar mejor, para conseguir una sociedad verdaderamente democrática en la que el axioma de una persona un voto, sea extensivo y diga un voto, una persona informada". Son esas las herramientas que nos permitirán "luchar juntos para elegir con mayor libertad y conseguir una sociedad mucho más libre, llena de personas con criterio propio, que no sean manipulables".
Durante la presentación del ponente, José Antonio Agüera, presidente de Aiqbe, reconoció la importancia de la celebración del Día de la Industria en el que "se trata de fomentar la convivencia entre los empleados, así como dar a conocer a la sociedad la labor que realizamos". Agüera aprovechó el marco en el que se desarrollaba el evento para recordar "la estrecha colaboración con la Universidad de Huelva, tanto en las cátedras que tenemos en común como en el aprovechamiento del conocimiento y talento, que hace elevar el nivel cultural de todos. Buena prueba de ello es que la gran mayoría de nuestros empleados son titulados de grado medio o superiores".
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