Un buque de la Marina Española ofrece una jornada de puertas abiertas en el Puerto de Huelva
El 'Relámpago' se encontraba realizando operaciones de presencia, vigilancia y disuasión marítima
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Huelva/El buque de acción marítima Relámpago ha hecho escala en Huelva tras llevar a cabo operaciones de presencia, vigilancia y disuasión marítima en el Mediterráneo desde principios de agosto. El barco, dependiente del Mando Naval de Canarias con base en el Arsenal de Las Palmas e integrado en las Fuerzas de Acción Marítima (FAS), ha organizado este viernes 11 de agosto una jornada de puertas abiertas en el puerto onubense.
A las 11:00 el ambiente en el Muelle de Levante del Puerto de Huelva era calmado. La gente iba y venía desde la ría hasta el Parque de las Palomas, paseando. Al ver el buque la mayoría se paraba, curiosos por saber qué era aquel barco. Después, esperaban su turno a la sombra, mirando con atención para no perderse ningún detalle. Al poco rato más de 20 personas se congregaban en la zona de la visita.
Los que sí sabían de la presencia del Relámpago en la ciudad, afirmaban no conocer demasiada información acerca de él, además de su pertenencia a la Armada Española y su procedencia. "Es una pena que no se dé más publicidad a esto, a toda Huelva le interesaría", subrayaba un señor onubense mientras esperaba para entrar.
Los agentes de autoridad de las FAS de la puerta respondían con amabilidad a las diferentes preguntas que iban surgiendo, además de recomendar la visita a los transeúntes que tenían prisa, indicándoles que podría realizarse hasta las 20:00.
De grupo en grupo, se iba accediendo al interior. La visita comenzaba en la cubierta de vuelo, lugar donde el helicóptero está capacitado para tomar el barco. En primer lugar, el comandante agradecía a los visitantes el interés, asegurando la enorme satisfacción que le produce siempre hablar de su trabajo. "Este es un buque de Estado, sirve a España y por tanto, estamos aquí para vosotros", aseguraba.
A la izquierda, un poco más adelante, un vídeo promocional mostraba al helicóptero actuando, mientras que a la derecha estaba expuesto el material contra incendio, además del equipo de buceo. El alferez de navío iba guiando por los largos pasillos, en los que toda la tripulación funcionaba a la vez. "43 hombres y mujeres estamos a bordo y formamos parte de este buque de 92 metros de longitud", contaba. Aseguraba que la misión del barco es múltiple, "nuestro día a día se basa en vigilar las aguas de la costa y el litoral español. Evitamos el narcotráfico, así como tráfico de personas y cualquier tráfico ilegal".
Subrayaba que "la misión principal de los barcos de Canarias es proteger las islas, aunque también tenemos presencia en el Golfo de Guinea, prestando auxilio a su Marina, enseñando cómo gestionar la información y cómo auxiliar a la flota pesquera, sobre todo contra la piratería". Añadía además que "sobre Angola existe una importante flota pesquera de Huelva, además de otras armadas italianas, francesas y americanas.
Además, el alferez exponía que también buscan dar visibilidad a la armada a través de acciones de prensa, "publicando todo en redes, aunque a veces cuesta la difusión". No obstante, aseguraba que "bastante gente" había acudido ya esa mañana a ver el buque y que durante las últimas jornadas de puertas abiertas en Canarias tuvieron 800 visitas.
La visita continuaba en el puente de gobierno, desde el cual se lleva el barco. A continuación, bajando dos escaleras se llegaba al castillo, la proa, donde se encuentra el cañón Otomelara, de 76 mm de calibre, sin duda lo que más atención llamaba a la gente, que lo expresaba a través de sus preguntas y comentarios.
Javi López, joven onubense, aseguraba que hay mucha curiosidad sobre la función del Mando Naval y que "pasan muchas cosas en nuestro mar que no sabemos". Un señor visitante que había formado parte de la armada decía que lo que más le había sorprendido de la visita es que ahora todo es automático, "en mis tiempos esto casi se hacía con lanzas", bromeaba. Patricia explicaba que le había gustado mucho ver "la piña que hace la tripulación para que funcionen todos los engranajes". Lo que sin duda todos destacaban es que los miembros del Relámpago "habían sido muy amables", estando de acuerdo en que la visita "merecía la pena".
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