Medio Ambiente da el visto bueno al cambio de la tubería de Cepsa

El Ministerio considera que la actuación "no va a producir impactos significativos adversos", por lo que no tendrá que someterse a la evaluación ambiental

Monoboya de Cepsa, el lugar en el que los petroleros descargan el crudo.
Monoboya de Cepsa, el lugar en el que los petroleros descargan el crudo.
S.h. / Huelva

18 de mayo 2010 - 01:00

Luz verde al proyecto de Cepsa para sustituir la mitad de la tubería de abastecimiento de crudo de la refinería La Rábida de Cepsa para minimizar el riesgo de vertidos accidentales de crudo. El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) considera que el proyecto no va producir "impactos significativos adversos" en el entorno natural, por lo que ha resuelto no someter la iniciativa al procedimiento de evaluación de impacto ambiental siempre que se adopten las medidas correctoras propuestas.

Según una resolución de la Secretaría de Estado de Cambio Climático del MARM, a la que tuvo acceso Europa Press, la actuación de sustitución de 5.200 de los 10.000 metros de la tubería de abastecimiento producirá afecciones sólo "de ámbito local y recuperables que serán mitigadas con las medidas correctoras contempladas por el promotor". Es más, el Ministerio concluye que el riesgo de ejecución del proyecto es "inferior al que se produciría en caso de mantenimiento de la situación actual, debido a los casos de vertidos accidentales de crudo procedentes de la tubería existente". El departamento estatal se refiere al accidente ocurrido en octubre de 2005 y los dos del verano de 2009, en julio y septiembre, uno de los cuales alcanzó las costas de Doñana. Además, la Subdelegación del Gobierno sugiere la tramitación "sin dilación del proyecto", ya que estima que la situación en la que se encuentra la tubería submarina es "crítica".

Concretamente, la actuación comprende la sustitución de un tramo de tubería submarina de acero bajo carbono de unos 3.800 metros situado desde el dique de Juan Carlos I hasta el extremo de la tubería que parte de la monoboya para asegurar la integridad de la instalación. Asimismo, se prevé la renovación de un tramo de unos 1.400 metros de longitud con carácter preventivo, tras detectar que hay zonas que podrían derivar en problemas de corrosión. Por otro lado, la tubería actual permanecerá enterrada y debidamente sellada, con el fin de evitar un mayor impacto sobre la zona del que se produciría al llevar a cabo el dragado para el desmantelamiento de dicho tramo.

No obstante, el MARM pone una serie de condicionantes para que su ejecución no afecte al entorno natural en el que se ubica la instalación, como el Paraje Natural Marismas del Odiel, y el Paraje Natural Laguna de Palos y Las Madres, el Lugar de Interés Comunitario del Estuario del río Tinto o el LIC Dunas del Odiel.

Entre las medidas preventivas y correctivas propuestas, se incluye que durante el proceso de limpieza de la tubería submarina, el corte y la instalación será necesario que Cepsa tenga activado su Plan Interior de Contingencias por Contaminación Marina Accidental (Piccma) en previsión de un posible derrame accidental. También se deberá disponer de un sistema de vigilancia continuo in situ y se exige la adopción de iniciativas para minimizar el incremento de turbidez que causará la actuación en la zona.

También, la Consejería de Agricultura y Pesca indica que el área de actuación se enmarca en una zona de marisqueo en la que destacan especies que podrían verse afectadas por el incremento de la turbidez y la remoción de sedimentos derivadas de las operaciones de dragado. Para minimizar los efectos sobre el marisqueo, recomienda la realización del proyecto durante el periodo de veda de las distintas especies marisqueras de moluscos bivalvos.

Por su parte, la Consejería de Medio Ambiente exige la presencia de personal técnico en el replanteo de las obras para determinar la delimitación física de las zonas afectadas por las obras, así como las áreas en las que deberán minimizarse las afecciones sobre la fauna, la flora y los hábitats. Igualmente, pide la elaboración de un plan de restauración de las zonas cuya ocupación temporal dentro de los LIC donde resulte imprescindible.

Por último, la Consejería de Cultura considera necesario el control arqueológico de los movimientos de tierra derivados del dragado, por parte del personal técnico especializado.

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