El Monumento a Colón: Desmontando los mitos
Fiestas Colombinas
Los estadounidenses quieren un homenaje a Cristóbal Colón y la escultura es su figura corpórea
Los grandes bloques de piedra sólo permiten su talla con grandes perfiles que le dan belleza pero se pierde el detalle y puede crear confusión
El Monumento a Colón siempre ha sido un icono en la Punta del Sebo, donde invitar al onubense a seguir mirando hacia ese mundo desconocido y de incertidumbre que tiene siempre la aventura del hombre.
A lo largo de estos 90 años en torno al monumento se ha ido labrando algunos enigmas o mitos a veces por falta de conocimiento y de otras de manera quizás intencionada.
Lo primero que hay que decir es que es un regalo al pueblo español y, por tanto, es obvio que el propietario sea el Estado, además está en zona portuaria que pertenece al mismo.
El mal llamado monumento a la Fe Descubridora
Lo dejó dicho bien claro la escultora miss. Whitney: “No he querido representar sólo la figura corpórea del descubridor de América, sino también el espíritu que le impulsó y alentó en su gran empresa: el espíritu lleno de fe de los Reyes Católicos y del pueblo español. El Colón de mi estatua simboliza toda la civilización cristiana que con él penetró en las tierras vírgenes” El Sol, 13-4-1929.
No se le puede dar a las cosas tantas vueltas y ser tan enrevesados. Los estadounidenses lo que pretendían desde el primer momento era un homenaje a Cristóbal Colón y para ello crean la Columbus Memorial Fund.
En ninguno de sus documentos o comunicaciones públicas hay otra referencia que no sea al Monumento a Colón en Huelva. No se le denomina de otra forma.
Lo que sí se deja reflejado bien claro en el monumento es lo que movía el mundo entonces y lo que ha ido creando que es la fe, el cristianismo que proponían los Reyes Católicos. Una de las razones no solo era la comercial, sino la de propagación de la fe. Eso queda reflejado en la cruz a la que se abraza la figura de Cristóbal Colón.
Un elemento alegórico e histórico que bien aportan los Caballeros de Colón. Una sociedad benéfica fraternal católica que tiene como base de inspiración fundacional la fe de Cristóbal Colón y el agradecimiento por la llegada a América del cristianismo. Estuvieron desde el primer momento en el proyecto de la Columbus Memorial siendo el caballero supremo vicepresidente de la misma, además de ser la sociedad una de sus mecenas.
Es Colón no un fraile
Si de alguna forma se sigue el argumento anterior no tendría sentido hablar de otra figura que no fuese la de Colón. Es bien sencillo, el homenaje que quieren realizar es a Cristóbal Colón. Los americanos en 1917 se llevan las manos a la cabeza al visitar La Rábida y los Lugares colombinos y no encontrar ninguna escultura en homenaje a Cristóbal Colón. Así lo dice el abogado William H. Page, promotor y ‘culpable’ de este monumento. A pesar de ello hay quienes hablan de que es un fraile y no Colón, por aquello de que aparece agarrado a una cruz, además para algunos es la cruz de Tau por su simbología franciscana, obviando el estipes que iba a ser la propia cabeza de Colón y que la artista incorpora a la unión de este con el patibulum creando su propia cruz.
Por otro lado, pensar en un fraile con la vinculación que los franciscanos han tenido desde el primer momento con la aventura colombina da un juego especial para crear otro de los mitos en la escultura. Más si algunos piensan que está cubierto de una capucha, cuando la verdad que es su propio pelo. Ahora lo veremos.
Un gran monumento de inspiración egipcia
Que si cubista, que si miss. Whitney se inspiró en Daniel Vázquez Díaz. Lo cierto que es una afirmación un tanto descabellada. pensar que esto pudiera ocurrir cuando miss. Whitney tenía ya una gran trayectoria como artistas, había realizado importantes monumentos en diferentes partes del mundo y se va a convertir en la promotora de una de las iniciativas más relevante para el arte contemporáneo de Estados Unidos como es su propio museo. En el momento de realizar la obra para Huelva es una escultora consagrada, con un nombre relevante en el panorama internacional del arte que mantiene hasta la actualidad.
Sus desahogos económicos le permitía también contar con estudios en Nueva York y en París, donde tiene unas magníficas relaciones con el escultor O’Connor que va a ser con quien comparta todas las dudas e ilusiones del encargo del Monumento a Colón.
Desde un primer momento se plantea una gran escultura que fuese de alguna forma a jugar en volumen y grandiosidad con la Estatua de la Libertad en Nueva York.
Tras las fiestas de Navidades miss. Whitney embarca en Italia a primeros de enero de 1927 rumbo a Egipto.
B. H. Friedman, el biógrafo de la escultora, destaca la importancia de este viaje, por todas las sensaciones sentidas por la escultora y lo que va a influir en la traza del trabajo que pretende hacer en homenaje a Cristóbal Colón. Piensa en algo grandioso, faraónico: “Comenzamos a sentir, como Gertrude debe tener, el poder escultórico; la fuerza simplificada y estilizada de este gran arte. Lo que ella está aprendiendo en este viaje no se puede encontrar fácilmente..., por se encontrará -refundido- más tarde en el Monumento de Colón, sobre el cual ella está constantemente pensando”, dice Friedman.
Ocurre que el visitante no encontró la buena perspectiva para mirar el monumento. Se hace en la zona de su alrededor, así lo único que se consigue es que la cabeza se achique. Pero si se tiene la ocasión de verlo desde medio del río -ahora se puede contar con las excursiones marítimas de Serodiel- se vera que la cabeza de Colón es como una esfinge. Muestra una gran fuerza escultórica y belleza de trazos de lo que adelanta en los relieves de las esquinas de ese tronco de pirámide sobre el que se eleva la escultura. Otro detalle egipcio en la concepción del monumento está en la cámara interior, que recuerda la de las pirámides para dar cobijo a los grandes faraones. Aquí miss. Whitney a quienes presenta es a dos grandes figuras de la historia como fueron los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Hay que añadir a este ambiente egipcio el que ofrece las palmeras al entorno del monumento.
Miss. Whitney no regaló el monumento. La Fundación de La Rábida
Mucho se habló de la aportación económica de Gertrude Vanderbilt Whitney en la construcción del monumento, lo cierto es que no hay constancia de que esto fuese así. Sí hay referencia al contrato que firma con la Columbus Memorial Fund. No se puede hablar de cantidades recibidas pues no se encuentra constancia clara de ello.
Lo que no es correcto es decir que miss. Whitney fuese la que regaló el monumento, como aparece en muchas crónicas de la inauguración. Ella recibía ese agradecimiento porque es la que representa en España a la propia Columbus Memorial eclipsa el mérito e importancia de una suscripción popular que alcanzó los 300.000 dólares de entonces. Ocurre que se confunde como si ella fuese la que lo donó, cuando en verdad se realizaron numerosas colectas entre los americanos y, especialmente, en la jornada del Columbus Day.
La aportación económica de miss. Whitney se produce a raíz de la gran polémica surgida por el lugar de ubicación del Monumento a Colón y va destinada a La Rábida como fundación. Ella defiende la propuesta de la Punta del Sebo por las posibilidades escénicas para su monumento, como ya le propusieran desde el Puerto de Huelva. Además, ofrece la perspectiva ideal como se pretendía de que los barcos al llegar se sorprendieran con el monumento como ocurre en la bahía de Nueva York.
Mientras, desde el Ayuntamiento de Palos de la Frontera se pretende que se levante en su localidad, por su parte el Gobierno apuesta porque se emplace en La Rábida, para sustituir el monumento levantado en el IV Centenario que se encontraba en ese momento en mal estado.
La decisión final la toma el Gobierno dando la razón a miss. Whitney para levantarlo a orillas de las aguas de la Punta del Sebo, las mismas que el 3 de agosto de 1492 vieron partir a las naves colombinas que se encontraban en medio del río.
La Fundación Miss. Whitney se dota con unos fondos destinados en 1930 a la creación de un museo en La Rábida y a la restauración del convento y sus jardines.
Hay que decir que viene a coincidir con la propuesta realizada por Vázquez Díaz al presidente del Gobierno, en la misma jornada de la inauguración del monumento de realizar los frescos en el monasterio. Es probable que ese dinero se destinaran a sufragar los frescos que sí constituyen un museo pictórico.
Es pelo no una capucha
Equivocadamente se le ha visto a Colón como envuelto en un capote marinero y cubierta la cabeza, incluso hay quienes pensaban que era de monje. Ahora en una mejor visión del monumento a través de imágenes captadas por drones, es más fácil de entender que miss. Whitney representa de manera idealizada en su escultura a Colón con traje o sayal de la edad media, más acorde con la indumentaria propia del almirante. Vestimenta que para las personas de cierta clase social llevaban capas o mantos y calzones, dejando ver las piernas cubiertas por unas medias, como aparece en la escultura.
Siguiendo este análisis se puede ver que de su cabeza lo que caen son dos mechones de pelos tallados en grandes masas en piedra, que aparece con cierto movimiento, mientras que el cabello además ofrece un corte en la parte derecha de su cabeza.
Una obra de trazas arriesgadas y valiente, que en la escultura no dibuja sino que interpreta. Uno de los análisis publicados en la prensa de la época se refiere a esta fuerza expresiva: “De haber hecho una figura acabada con ojos y cabellos, manos, pies perfectamente detallados, hubiera sido un error en el cual no incurriría ningún artista de hoy día bien orientado”.
Este sí es el almirante Cristóbal Colón
Lo dice en numerosas ocasiones miss. Whitney en abril de 1919, el Diario de Huelva publica el día 13 un reportaje en el que la escultora vuelve a sintetizar:
“Al hacer el proyecto de este monumento quise simbolizar que Colón llevó al Nuevo Mundo, además de la civilización, la religión cristiana, por lo que la figura aparece en forma de Cruz”.
Si al final alguien tiene todavía dudas, lo mejor es poner oído al pasodoble carnavalero ‘La Punta del Sebo alevanta un Monumento a Colón’, de Los viudos alegres, de 1930.
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