Monumento a la Virgen del Rocío
Historia menuda
LA obra del inspirado escultor e imaginero rocianero Elías Rodríguez Picón, en la actualidad, atrae la atención de todos los que transitamos por las calles y plazas de nuestra capital por la calidad y cantidad. En efecto, Elías Rodríguez que hoy cuenta poco más de 38 años, goza de una reputación envidiable y brilla con luz propia en las esferas del Arte. Su gubia prodigiosa ha producido en Huelva hasta el momento los monumentos a Mr. Adam, Juan Ramón Jiménez, Cristóbal Colón (en la plaza de las Monjas) y el conjunto escultórico levantado en honor de Nuestra Señora del Rocío a hombros de los almonteños, en cuya historia nos vamos a detener unos renglones.
Ocurría que la Plaza del Punto necesitaba una transformación en su estatuaria dentro del Plan de Monumentalización que se había forjado el Ayuntamiento y concibió elevar en la citada Plaza un Monumento que al par que sirviera como recuerdo emocionado a la reunión en aquel punto de las dos Hermandades rocieras de Huelva, tras su regreso de Almonte y con ello hacer especial mención en nuestra capital de una seña de identidad almonteña, contribuyera a embellecer el citado sitio de nuestra ciudad. Pero, vayamos a sus primeros latidos: El 15 de abril de 2005 nacía la Comisión Pro-Monumento a Nuestra Señora del Rocío, presidido por Aurelia Cazenave, camarista de la Hermandad de Huelva. En este sentido otro de sus miembros, Heliodoro Sánchez, recordaba en Huelva Información al día siguiente:
"Han sido seis años de lucha, de contactos con administraciones, asociaciones, empresas y particulares para lograr financiar el majestuoso conjunto escultórico realizado por el rocianero Elías Rodríguez. Hoy se hace justicia en Huelva con la Virgen del Rocío, hoy es el final de nuestro camino…".
Una senda de tortuoso camino, pero a la vez de emocionado anhelo mariano, que finalizó el 20 de marzo de 2011 con la firma del documento de cesión a la ciudad, con el presidente de la Hermandad de Huelva, Juan Ferrer, y el primer edil del Excmo. Ayuntamiento de Huelva, Pedro Rodríguez, como protagonistas.
La Comisión Pro-Monumento y el Ayuntamiento depositaron su confianza en el reiteradamente citado escultor, hombre laborioso sobre toda ponderación, del que sería punto menos que imposible catalogar lo mucho y bueno que tiene producido hasta el momento.
A lo largo de seis años el maestro rocianero trabajó en la consecución de un sueño artístico y a la vez religioso. El día de la bendición del Monumento, visiblemente emocionado, decía:
"… Imaginaos lo que sentí hace seis años cuando comenzó esta ilusión, lo que puede sentir un creador cuando le ofrece plasmar en un monumento este Lunes de Rocío. Mi ilusión siempre ha sido darle a Huelva todo lo que se merece y espero haberlo conseguido…".
El monumento a la Virgen del Rocío es un modelo de sobriedad, de euritmia, de proporciones elegantes (la obra tiene aproximadamente 4,30 metros de altura, con 4,50 metros de fondo y 3 metros de ancho, y pesa unos 6.000 kilos) de sereno equilibrio, de armoniosas reivindicaciones etnográficas que denotan una experiencia estética extraordinaria.
Realzada en bronce patinado, el grupo escultórico representa una escena de la procesión del Lirio de las Marismas, el Lunes de Pentecostés, con la Señora llevada a hombros desde sus andas de Reina Celestial por sesenta figuras de las que brotan interiores fulgores religiosos que les dan un extraño encanto. El contemplador advierte que respiran en todas ellas un armonioso contacto espiritual que se une a la Virgen.
Al no disponer de peana y estar a su mismo nivel, al surgir repentinamente del suelo la falange rociera, el contemplador del conjunto se siente un rociero más y una extraña sugestión se apodera de él a través de la elocuente sencillez de los planos. Lo curioso y grandioso a la vez, es que el artista ha utilizado personajes reales para encarnar al numeroso grupo. Incluso, figura el propio artista que está situado junto a su padre, alzando a su hijo de 22 meses, buscando el manto protector de la Señora. En este sentido, se puede decir que el artista ha partido de obras de arte individuales cuyos volúmenes se aprietan y forman un todo primoroso.
La obra también es portadora de muchos símbolos, como son las medallas de las hermandades de Nuestra Señora del Rocío de Huelva y de Emigrantes
Corona la figura un artístico palio con el que el escultor remató su magnífico conjunto escultórico.
El día 1 de marzo de 2011, el diario Huelva Información informaba que la Comisión Pro-Monumento había acordado, el día 24 del mes anterior, que el día 20 del corriente mes sería la fecha de la inauguración del Conjunto artístico.
El día 20 de marzo de 2011 fue inolvidable para Huelva. Eran las doce horas y una luz como tamizada llenaba el aire, haciendo más diáfano el incomparable azul del cielo onubense. Sí, eran las doce de la mañana y los fulgores solares al reflejarse en las tonalidades verduscas de las plantas parecían que las explosionaban en su característico color. Alrededor de la imagen, cubierta, se apiñaban varios cientos de personas. Llegó entonces el momento que todos anhelaban: el descubrimiento de la obra: con cierta dificultad comenzó a descubrirse de la sábana blanca que la cubría y apareció ante todos el sublime instante del Lunes de Pentecostés en el que la Virgen del Rocío, vestida de Reina de las Marismas, es llevada a hombros de los almonteños.
Fue un instante íntimo, sentido, como son aquellos en que el alma del pueblo les da vida. Gritos de júbilo y el estallido de una gran ovación fueron preludio de una suelta de palomas blancas. Después, redobles de campanas por los altavoces, vítores en las gargantas de los ciudadanos allí reunidos, vivas dedicadas a la Blanca Paloma se traducían en un sentido homenaje a Ella. Este humilde servidor de la Historia de Huelva durante el acto inaugural estaba junto a Los Marismeños, Onuba, Manguara, Andares, Cantares de Huelva y Fernando Romero y declaro que la entonación de la Salve Marinera causó en el alma de todos los allí reunidos la más honda impresión y la emoción más duradera.
Al obispo emérito de Huelva, monseñor Noguer Carmona, correspondió bendecir el monumento quien disculpó la ausencia del obispo onubense, José Viaplana, que se encontraba cumpliendo con otro compromiso lejos de la provincia de Huelva. y a renglón seguido dijo estas palabras: "Me alegro de estar aquí porque la Providencia ha querido que Huelva se adorne de monumentos a vírgenes en los que yo siempre he tenido algo que ver. La Inmaculada Concepción, la Virgen de la Cinta y ahora la Blanca Paloma, tres devociones muy hondas que hacen al que sea de Huelva rezar por toda la ciudad".
Tras unas emocionadas palabras del alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, el epílogo del acto lo pusieron los cantaores, con una sevillana en honor a la Virgen del Rocío, y la Banda Municipal de Huelva que interpretó, de manera impecable, el himno de Huelva.
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