OSNI: El extraño objeto que arrastró a un pesquero de Huelva
Huelva Paranormal
En no pocas ocasiones se escucha hablar del fenómeno OVNI en las costas de Huelva o en la Sierra sabiendo en nos encontramos en pleno corredor aéreo y que las observaciones pueden ser fácilmente confundidas con tráfico aéreo. Pero también es cierto que los OVNIS pueden manifestarse de diferente forma y en diferentes lugares. Uno de ellos es la costa y, más concretamente, bajo las aguas. El fenómeno es conocido como OSNI y atendería a la descripción de Objeto Submarino No Identificado. Cuando aparecen pueden ser realmente inquietantes por el desconocimiento que se tiene del mismo, así como el miedo que genera no saber qué puede haber bajo tus pies.
Es lo que me vino a contar un amigo en Isla Cristina de un suceso que le ocurrió a su padre en el barco donde faenaban, en 1997, y con el que se ganaba el sustento. Él, en nuestras conversaciones de verano, entre amigos, me decía: “Mi padre era el patrón de un pesquero, un barco que daba de comer a varias familias pero que, tú sabes, es muy sacrificado. Él salía muy temprano, casi en las primeras horas de la noche. Se conocía los sitios, los caladeros, las mejores aguas o al menos las que más bancos de peces podía tener, y siempre trataba de adelantarse. La verdad es que siempre tenía una historia que contarnos”, decía Juan G.
“Una de esas noches salió a faenar y, como en otras ocasiones, él sabía en qué zona debía echar las redes. Estando en todo ello vio en el sónar del barco algo grande que se acercaba, él me dijo que creyó que era un banco de peces importante, pues se parecía mucho a la señal, y dio una orden para que todos estuvieran atentos, pero la sorpresa saltó cuando aquello entró en las redes y comenzó a tirar del barco Atlántico adentro. Pensó que se podría tratar de un animal más grande pero era imposible, por lo que trató de imprimir fuerza al motor, que se veía arrastrado hacia la dirección que marcaba ‘aquello’ que empujaba al barco”, recordaba nuestro testigo sobre la experiencia de su padre.
Le consulté si, ante una situación así, no llamó a la Guardia Costera: “¡Qué más hubiera querido él! Cuando echó mano a la radio no funcionaba, eran todo interferencias y estaban tirados, literalmente. Ante el problema que podían tener hizo lo más lógico: paró el motor del barco y decidió ver hasta donde les arrastraba. Él me dijo que ocasionalmente, cada minuto, movía el timón para ver si lo podía obligar a soltar, pero no ocurrió. Hubo un momento en el que la decisión fue la de cortar la red y liberarse de aquello, pues ya lo había metido varias millas adentro. Cuando iban a cortar, el barco se detuvo y se notó menos tensión en las redes, sacaron las redes y no había nada salvo algunos peces, pero nada más, y venían muy flojas, como si algo las hubiera sometido a una gran tensión”, confesaba.
“Aquella noche, en la que pudieron tener un disgusto grande, no les fue mal. Hicieron una buena captura, pero regresaron tarde, muy tarde, y me contó, con otros de la tripulación, amigos, lo que les había pasado. Él siempre tuvo en convencimiento que había sido algo muy raro”, finalizaba Juan.
Toda esta experiencia me recuerda el caso de Francisco Simó Orts en aguas murcianas, cuando tuvo una situación muy similar. Quizás fuera un OSNI o, quizás, algo que, de momento, nos es desconocido.
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