Orgullo y oportunidad
Tribuna de opinión
En poco más de dos días, la ciudadanía de la provincia de Huelva vamos a tener la oportunidad de sentirnos orgullosos ante el reto de andar un camino en el que tendremos que ir todos de la mano. No se trata de otra cosa más que la de reclamar aquello que en justicia entendemos necesario para garantizar un futuro mejor, el de nuestras próximas generaciones: una clara defensa de nuestro mañana mediante una mayor inversión de obra pública en nuestra provincia.
Independientemente del resultado final y del plazo en el que se pudieran desarrollar, esta reivindicación debe marcar un punto de inflexión en nuestra historia contemporánea, porque las sociedades que destacan por encima de la media son aquellas que definen objetivos comunes, se agrupan y aúnan esfuerzos, trazan una hoja de ruta y se acogen a la sombra de una bandera que les representa a todos, sin distinciones ni exclusiones, carentes de esos protagonismos oportunistas que identifican personalidades empequeñecidas o interesadas en algún calendario.
Debemos tener suficiente capacidad, humildad y altura de miras para saber que tras este próximo viernes, 15 de marzo, nuestra fuerza se puede multiplicar o diluir considerablemente. Dependerá de nosotros.
Aun resuenan en mi memoria las palabras de una personalidad de reconocida solvencia mundial como es mi admirado Javier Targuetta, cuando decía que en Huelva se dan atributos difíciles de conjugar, su riqueza natural, diversidad productiva, ubicación geográfica e historia y que dentro de la “California europea”, refiriéndose a Andalucía, destacaba por estas bendiciones. Entonces, ¿por qué este secular deterioro de nuestras grandes posibilidades de futuro? No se me ocurre más que una patente falta de voluntad, que puede ser política, por tratar de ser la cabecita de ratón menos pequeña de todas; asociativa, por primar interesadamente la microrepresentación por encima de sumar en organizaciones solventes, potentes y consolidadas; y, quizás también social, porque no seamos capaces de acometer lo importante y mecernos torpemente en la acomodada condescendencia de una siesta casi permanente.
¡Despertemos! El futuro de una sociedad puede ser desarrollado de manera individual, es una opción, pero consume más tiempo y el recorrido siempre es menor. Si queremos llegar lejos tenemos que ir juntos, despojados de estúpidas arrogancias y tener el firme propósito de aprovechar las oportunidades que se nos plantean en nuestra vida común; de lo contrario, nuestros lamentos se tornarán en vergüenzas que tendremos que disimular cuando en el futuro nos pregunten el motivo por el que no fuimos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos.
Se dijo en una ocasión que la verdadera generosidad es darlo todo en el presente, pensando en el mejor futuro de las próximas generaciones. Este próximo viernes tenemos ocasión de demostrarlo. Sintámonos orgullosos por aprovechar esta oportunidad, que después vendrán otras que también afrontaremos. Nuestro éxito nos espera, alcancémoslo juntos.
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