El PSOE de Huelva reorganiza sus peones
Ignacio Caraballo cambia el equipo de Gobierno de la Diputación y da más peso a la política municipal para luchar contra los efectos de la crisis
Huelva/Cada vez que un partido cambia sus estructuras internas, además de temas de sobra con listas de agraviados, premiados de última hora u olvidos en las predicciones hechas con la temeridad que da el anticiparse a algo que se escapa de control alguno, se suceden explicaciones más o menos contundentes sobre las razones que mueven a quienes los dirigen –que no lo olvidemos son quienes deben tomar unas decisiones no sujetas a consulta popular alguna, ya que para ello fueron elegidos– a promover dichas modificaciones. Si además se trata del PSOE, casi hegemónico en la provincia de Huelva –no olvidemos tampoco el mapa coloreado de rojo que se exhibe después de cada consulta electoral– esos movimientos internos, que interesan poco al común de los ciudadanos y siempre hay que entenderlos en clave interna, adquieren tintes casi de epopeya.
Ignacio Caraballo, presidente de la Diputación y secretario general del PSOE provincial, los he hecho esta semana en la institución provincial. Los acontecimientos judiciales, así como el reconocido de puestas para adentro cansancio lógico de muchos años dedicado a la gestión de una máquina tan compleja y con tantas implicaciones como es la agrupación socialista provincial, encara su recta final al frente del partido y quiere que ésta no escape de su control.
Caraballo es consciente que, independientemente de lo que depare el proceso judicial que encarará en breve, los estatutos internos obligan a dar un paso al lado, aunque queda mucho proceso por delante y la presunción de inocencia como derecho fundamental, así como el proceso que debe fundamentarse en las pruebas inequívocas que el acusado hizo lo que quienes lo acusan dicen que hizo, puede tener un resultado más que incierto. En este caso concreto y con las escuchas del caso Aljaraque como argumento fundamental, la implicación de Caraballo en un intento de soborno se antoja, cuando menos, compleja.
Los cambios en la Diputación provincial sorprenden tanto como los interesados deseen, aunque en este caso la ausencia de Pepe Fernández en el equipo que controlará a partir de ahora los resortes de la institución provincial, es la más llamativa. Cabe recordar también que a estos cambios les sucederán, sin solución de continuidad, los que se deben producir en las estructuras internas del propio PSOE onubense, con más cartas que jugar y con un contenido mucho más político que el llevado a cabo en la Diputación.
María Eugenia Limón, alcaldesa de San Bartolomé, es la elegida como delfina, aquella que acaparará más poder al hacerse con las competencias de Territorio Inteligente y Gestión de Recursos. En cualquier caso, la máxima política en relación a la comunicación, sostiene de manera casi inexorable que quien primero se mueve pierde, con lo que será el tiempo quien matice el escalafón elegido. Junto a ella, Lourdes Martín, alcaldesa de Gibraleón, se hace cargo de Infraestructuras, mientras que el alcalde de Bonares, Juan Antonio García será el responsable de las Actividades de la Diputación, junto con Cultura y Deportes, cargos todos ellos que le aseguran una visibilidad constante por la cantidad de actos que los dos últimos capítulos conllevan.
El portavoz de la institución será Salvador Gómez, alcalde de La Redondela, mientras que entran en el equipo de Gobierno, Aurora Águedo, alcaldesa de Punta Umbría que se ocupa de Servicios Sociales, de especial importancia en la gestión de la pandemia; Antonio Beltrán, alcalde de La Puebla que será la cabeza visible del Servicio de Recaudación y permanece José Manuel Alfaro, el concejal de Moguer, una de las caras nuevas y discretas que seguirá siendo diputado provincial de Presidencia, además de hacerse cargo de la Gestión Económica y Jurídica junto a la de Personal.
Esta misma semana, se celebró un encuentro entre los responsables de la Diputación para conocer en boca de su presidente, las nuevas caras y tareas de las que se harán cargo a partir de ahora. Según ha podido saber Huelva Información, en la Cuenca Minera no han sentado nada bien, especialmente por las formas, en especial el descabalgamiento de las tareas de responsabilidad de Ezequiel Ruiz, teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Puerto Moral, quien fuera uno de los hombres de confianza de Ignacio Caraballo hasta ahora.
Tampoco se escapa el más importante papel que se reserva a los alcaldes de los municipios provinciales como responsables de la gestión de la institución que debe coordinarlos a todos. La pandemia y la gestión que se derive de la misma, especialmente importante en la superación de la emergencia sanitaria que puede llegar a lo largo del año que viene, ha provocado un giro hacia el municipalismo, al mismo tiempo que le ha quitado contenido político a la organización.
Otra cosa serán los más que previsibles cambios que deberán tener lugar en la estructura del partido, con congresos de por medio y con peleas que serán menos internas y con más connotaciones políticas que las vividas esta semana en la institución provincial.
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