Parte en la política de alejamiento
El Centro Penitenciario onubense acoge en la actualidad a 14 presos etarras, de los que ha sido siempre un destino habitual · En 2009 se frustró un plan de fuga para García Sertutxa, que trató de matar al Rey.
El Centro Penitenciario Huelva I lleva años figurando como uno de los destinos habituales para los presos de la banda terrorista ETA. En la actualidad hay 14 miembros internos después de que el pasado mes de abril fuera puesto en libertad Antonio Troitiño. La lejanía de la capital onubense con el País Vasco hizo que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias tuviera en cuenta a su prisión como parte de su política de alejamiento de los presos etarras, puesta en práctica a partir de los años 90.
Desde entonces, un gran número de presos de ETA y su entorno han pasado por Huelva; entre ellos, algunos de los considerados más peligrosos y con un mayor historial de muertes en distintos atentados.
Uno de los más conocidos es Jesús María Zabarte Arregi, El Carnicero de Mondragón, un histórico de ETA, de la misma quinta que Txomin, Argala y Txikia, y considerado uno de los cabecillas del colectivo de presos etarras. Llegó a Huelva trasladado desde Las Palmas de Gran Canaria, el 18 de diciembre de 1988, para seguir cumpliendo una condena de 150 años. Su detención en 1984, tras un tiroteo con la Guardia Civil, le llevó a confesar la autoría de 24 asesinatos, entre ellos, el del agente de la Benemérita José Fragoso Martín, precisamente de la localidad onubenses de Isla Cristina y que fue ejecutado de un disparo en la cabeza el 16 de febrero de 1982.
En la prisión onubense, el que era considerado cabecilla del grupo etarra por el Ministerio del Interior era Pedro Felipe San Epifanio, ex líder del comando Barcelona y ex miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna, con condena hasta 2022. Discípulo del máximo dirigente financiero de ETA, organizó la red de extorsión para el cobro del impuesto revolucionario.
Juan Ignacio Aldana Celaya, a su vez, con una condena de 50 años, perteneció al comando Vizcaya y fue condenado por encubrir varios asesinatos.
Distinto es el caso de otro recluso de Huelva, Igor Solana Matarranz, miembro de la banda desde 1990, que formó parte del comando Andalucía, con el que fue autor del asesinato del concejal malagueño José María Martín Carpena y del fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Luis Portero.
Lourdes Churruca Mendiabeitia, Sebastián Prieto Jurado, Javier Bilbao Goicoechea, Jon Asier Carrera y José Carlos Apezteguía son otros de los presos etarras vinculados con el centro de Huelva.
Más reciente es el caso de otro histórico terrorista, Antonio Troitiño, condenado a 2.500 años de prisión por 22 asesinatos, y que fue puesto en libertad el 13 de abril pasado en una polémica decisión de la Audiencia Nacional al aplicarle la nueva jurisprudencia establecida por el Tribunal Constitucional.
La imagen de Troitiño saliendo de la cárcel con dos bolsas de deporte y montado en un taxi, captada por este diario, dio la vuelta a España y generó una oleada de protestas que hizo replantear la decisión del tribunal. El recuerdo de su participación en uno de los atentados más crueles de la banda, el de la plaza de la República Dominicana de Madrid, en 1986, donde murieron 12 guardias civiles, acompañó su puesta en libertad.
Sin embargo, en la relación de los presos de ETA con el centro penitenciario Huelva I destaca el intento de fuga frustrado hace sólo dos años, a mediados de 2009, planeado para sacar a otro miembro relevante de la banda, Jorge García Sertutxa.
Sertutxa, detenido junto a Juan José Rego Vidal el 17 de agosto de 1995 cuando intentaba perpetrar el asesinato del rey Juan Carlos en Mallorca, fue condenado a 109 años de prisión, tras lo cual fue trasladado al centro onubense.
El plan de fuga de Huelva I, activado en 2007, contemplaba la liberación de Sertutxa junto a Igor Solana, según los papeles incautados en la desarticulación del comando Vizcaya en 2009.
La banda pretendía secuestrar a la familia de un piloto de helicóptero para obligarlo a volar con el aparato hasta el patio de la prisión, donde subirían Sertutxa y Solana para emprender posteriormente la huida hacia Portugal. La operación se saldó con 7 detenidos, dos de ellos en Huelva.
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