Paseos a caballo por Doñana
UN RECORRIDO ENTRE EL INFIERNO Y EL PARAíSO
El recorrido incluye los espacios calcinados y concienciar sobre el problema del fuego
Pocas experiencias resultan más placenteras y gratificantes que otear Doñana cabalgando a lomos de un caballo, adentrándonos en espacios vírgenes donde la naturaleza muestra su plenitud lejos del mundanal ruido y del urbanismo que suelen dominar las costas del mundo.
Esto es precisamente lo que ofrecen las empresas ecuestres que operan a lo largo de los 60 kilómetros de playa que integran el Parque Natural y el Nacional de Doñana. Una paseo inolvidable en el que fundirse con la naturaleza mientras se conoce más en profundidad las razones por las que este rincón onubense es Reserva de la Biosfera.
Dos de los lugares más iconográficos de estos paseos son la Cuesta Maneli y Pico del Loro, desde donde se otea un entorno preciosista donde la vegetación domina el paisaje y el mar sólo emerge frente a los ojos una vez te asomas al balcón del Atlántico, desde donde disfrutamos de impagables vistas.
Pero en este oasis hay espacio para el infierno: la zona de la Cuesta Maneli; si bien se trata de una pequeña porción de terreno, un eslabón en la inmensidad que representa Doñana. En cualquier caso, Alejandro Écija, gerente y propietario de Arte Andaluz, destaca que lejos de enmascarar lo que ha ocurrido "en nuestras rutas a caballo nos adentramos en la zona calcinada", mostrando los terribles efectos que genera el fuego y la necesidad de extremar la precaución cuando pisamos el bosque.
El recorrido prosigue por la zona que no pisó las llamas, desde donde se observar el contraste con la densa vegetación entre la que se encuentra más de 900 especies en la que son protagonistas el pino piñonero; pero también el enebro marítimo, el alcornoque, la adelfa, la retama, el tomillo, la zarzamora o el romero. El paseo permite identificar estas especies, algunas de ellas que permanecen escasamente visibles bajo el manto de las dunas. Toda esta flora da vida a un rica fauna silvestre, principalmente reptiles y cerca de 300 aves que hacen de este lugar cita obligada para los ornitólogos.
La empresa dispone de 38 caballos que permite dar servicio a grandes grupos, aunque por lo general son familias y amigos sus principales clientes que se interesan por alguna de sus dos rutas. Una comprende desde las dunas y la playa, y una segunda por la tarde disfrutando del atardecer. Este es uno de los momentos estelares del paseo, ya que el paisaje regala a los turistas estampas idílicas cuando el sol esconde sus ojos frente al mar atlántico. Se trata de uno de los atardeceres más bellos que se pueden contemplar desde la provincia y vistos desde la atalaya del caballo es una experiencia que se hace inolvidable.
Reponerse a la tragedia
El incendio originado en Las Peñuelas (Moguer) que afectó al Espacio Natural de Doñana representó un duro golpe para las empresas de turismo de naturaleza. A pesar de que a efectos prácticos y tras la tragedia continuaron prestando sus servicios con total normalidad, las reservas llegaron a caer hasta un 50% durante las primeras semanas del mes de julio. Con el tiempo, la demanda se ha restablecido y sociedades como Arte Andaluz en Mazagón o Aires Africanos en Matalascañas han podido continuar mostrando la riqueza del entorno, bien a caballo, bien sobre camellos desde los que adentrarse en un Espacio Natural que resistió las envestidas del fuego y que con el concurso de los agentes del Infoca logró salir indemne, manteniendo intacto sus atractivos.
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