Patricia Rite: "Soy una chica normal con una enfermedad normal"
La 'influencer' onubense padece cáncer de piel y relata su día a día a los 200.000 seguidores que siguen sus cuentas de Instagram y Tik Tok
Huelva/Tres años han pasado desde que Patricia Rite convive con un invitado insospechado. La joven onubense padece cáncer de piel y utiliza sus redes sociales para relatar su día a día con la enfermedad con ánimo de visibilizar una realidad desconocida para muchos.
Cerca de 200.000 seguidores, entre las cuentas de Instagram y Tik Tok, siguen a diario la vida de Patricia, quien, con una honradez abrumadora y un carácter rebosante de espontaneidad, se decidió a compartir una enfermedad que "aún es tabú". La joven se muestra contraria a "ocultar el cáncer", tal y como subraya a este diario, "dado que está más que comprobado que, cuanto más apoyo tengas y más te expreses sobre el tema, mejor te sientes".
Tanto es así que no son pocas las mujeres que han encontrado en Patricia una figura en la que fijarse. "Al comenzar a publicar mi día a día con la enfermedad, empecé a conocer a otras chicas que también padecen cáncer de piel y ellas me transmiten que estas publicaciones les ayudan bastante porque se sienten identificadas", sostiene Patricia, quien insiste en la importancia de saber que "somos chicas normales con una enfermedad normal, no somos especiales, mañana le puede tocar a cualquiera".
El optimismo es uno de los ejes sobre los que se vertebran las publicaciones de Patricia Rite, si bien sus "días malos" también tienen cabida. Y no solo eso. Este tipo de mensajes cobran una relevancia especial, en tanto que "no podemos caer en el falso tópico de que todo es positivo", apunta la joven onubense. "Hay un 5% de días en los que no estás y no pasa nada por ello", añade.
La honestidad y la sinceridad con las que Patricia se dirige a sus seguidores le han brindado una comunidad "muy bonita". La joven tiene el número telefónico de personas que, si bien no conoce físicamente, "son muy importantes para mí, pues hablamos y nos apoyamos". De hecho, Patricia recuerda "que he llegado a salir de una revisión en una clínica y una chica me ha parado porque me reconocía y aseguraba sentirse muy identificado conmigo", por lo que, gracias a las redes sociales, "puedo vivir momentos mágicos como este último".
A diferencia de la mayoría de los casos de cáncer de piel, la enfermedad de Patricia no obedece a una exposición excesiva a los rayos ultravioleta del sol, sino a un lunar que tenía desde pequeña. "Hace tres años decidí retirar el lunar por mera cuestión estética", recuerda Patricia. No obstante, al eliminarlo, se detecta un melanoma, aunque, "en un principio lo que me expresaron fue que no tendría por qué seguir un tratamiento", dado que el escenario no invitaba al pesimismo.
Pese a ello, las revisiones sería continuas y, justo antes de la irrupción de la pandemia de coronavirus, un TAC muestra "unos reflejos en el pulmón derecho". La Covid-19 paralizó la repetición de las pruebas y no fue hasta que finalizó el confinamiento cuando, a través de un PET-TAC, Patricia fue diagnosticada de un cáncer que ya se había extendido al pulmón derecho, "por lo que fue necesario retirar un 17% del mismo".
La recuperación de la joven se prolongó durante un mes y medio. "Cualquier esfuerzo, por mínimo que fuese, se convertía en un importante sacrificio", relata Patricia, quien percibía un "notable" cansancio en cualquier actividad que realizase.
Lejos de frenarse la propagación del cáncer, este se reprodujo más. La solución pasaba, según los expertos, por un proceso de inmunoterapia, un tratamiento que estimula las defensas naturales del cuerpo para combatir el tumor. "No recuerdo un período de grandes complicaciones, asistía a mis sesiones y no tenía efectos secundarios", narra Patricia al respecto.
Cuando parecía que las novedades podrían resultar positivas, unas nuevas pruebas atestiguan que el cáncer también se había extendido al hombro izquierdo y, por ende, Patricia debe comenzar la quimioterapia en pastillas, proceso que se dilataría cinco meses, "los supuestamente necesarios para detener esta propagación", sostiene.
El mencionado tratamiento "vació" el carácter de Patricia, una chica obligada a separarse de la alegría que siempre le había caracterizado. "Era una sensación de no estar, de no tener ganas de nada", explica. A su vez, su cuerpo también tuvo una mala reacción, sobre todo, su rostro, "plagado de costras, acné y pus. No me gustaba mirarme al espejo", manifiesta la joven.
Cinco meses después no había avances. De hecho, la cadera derecha también se había visto afectada por el cáncer, por lo que resultó imprescindible empezar la quimioterapia el pasado septiembre. En este sentido, Patricia expone que "es muy probable que, cuando se tiene cáncer, otras zonas del cuerpo se contagien también del mismo por los reflejos que se producen".
El primer ciclo de quimioterapia al que se sometió Patricia contemplaba sesiones cada 21 días, las cuales las complementaba con un tratamiento de oncothermia en Granada. Fue en este momento cuando Patricia decidió trasladarse a la capital granadina junto a su madre, "quien tuvo que renunciar a su trabajo durante un mes y medio". El citado tratamiento oncológico consiste en la apertura de los vasos sanguíneos con el objetivo de que la quimioterapia "penetre en ellos, en vez de por alrededor".
Es un plus para la recuperación de Patricia que alcanza los 8.000 euros al mes. "El cáncer lo controlaS si puedes disponer de dinero", lamenta la joven onubense, quien asegura que este tratamiento alivia, de forma considerable, su dolor.
Tras el primer ciclo, nuevas pruebas reflejaron que las lesiones que sufre Patricia menguaron, "pero no lo suficiente". De ahí que las sesiones pasen de ser cada 21 días a semanales (complementadas con el tratamiento de oncothermia de lunes a miércoles en Granada). El 14 de enero la joven onubense da un nuevo paso para expulsar al cáncer de su cuerpo.
"Tu vida ahora es tu enfermedad", resume Patricia. Su tratamiento y las consecuencias del mismo no tardaron en repercutir en su vida laboral. De hecho, fue despedida de su trabajo anterior "por mi enfermedad, algo muy triste". Para ella fue un "shock", dado que se acababa de comprar una vivienda. Aun así, la joven, cuya profesión es la de educadora social, no desistió y encontró un nuevo oficio en el que "todos saben de mi cáncer y me tienden la mano de todo momento". Actualmente, trabaja de forma esporádica y desde su empresa se le ayuda "en todo lo posible" para que pueda compaginar la vida laboral con su recuperación".
Un empleo que compagina con las redes sociales, donde realiza también colaboraciones publicitarias, "un oficio que en estos momentos se adapta muchísimo a mi situación actual". Patricia tuvo un pasado televisivo y, por ello, reunía unos 12.000 seguidores en Instagram, pero no fue hasta marzo de 2021 cuando experimentó un crecimiento exponencial. "Sabía que mi tratamiento contra el cáncer sería largo, por lo que necesitaba buscarme otra ocupación que también me permitiese ganar dinero", recuerda.
Vivir de las redes sociales no es sencillo. Patricia tenía que encontrar un hilo conductor de su perfil que, a su vez, le motivase. Lo encontró en los cosméticos y en los productos del pelo. Su primera publicación en Tik Tok con este fin versó sobre una espuma fijadora del cabello. En una sola hora el vídeo se volvió viral y llegó a las 100.000 visitas, una cifra que creció progresivamente hasta los tres millones de usuarios.
Al tiempo quiso contar su historia personal y sus publicaciones sobre su enfermedad comenzaron a copar su perfil. Uno de los momentos de mayor impacto fue "la rapada", tal y como lo define Patricia. "Decidí cortarme el pelo a principios de febrero para evitar ver cómo se me caía poco a poco", narra, toda vez que agrega que "fue muy duro ver cómo, al cepillarme, bolas de pelo rodaban hacia mis pies".
"Para una mujer el pelo es lo de más, por mucho que mensajes optimistas traten de decir lo contrario", asegura la joven, cuyo pelo alcanzaba su cintura. "Te ves calva, como una bombilla y, pese a tu aparente sonrisa, en la intimidad de tu casa te sientes fatal", resume. Sabedora del enorme impacto que le causaría aquel momento, decidió compartir con sus amigos y familiares con una merienda y, además, con toda su comunidad. "Para mí, fue vital. Parece una tontería, pero el hecho de estar arropada te hace vivir este momento de un modo diferente", subraya.
Tras ello, Patricia vuelve a verse guapa en el espejo. Compagina los pañuelos con las pelucas, un mundo que le fascina. "Ahora puedo tener el pelo que quiera y muestro en mis redes sociales todas las que tengo para sentir también el feedback de mi comunidad", apunta.
Patricia no quiere finalizar su historia sin hablar de la salud mental. La ansiedad y la depresión le han visitado en varias ocasiones, "agravadas en los peores momentos de mi enfermedad". De hecho, recuerda días en los que "estar conmigo es como estar con un trozo de pared". Tales sensaciones, según describe Patricia, son "horribles, sientes que te mueres". Por ello, pone en valor la "importancia" de tratar la salud mental con los profesionales adecuados, al igual que con uno mismo".
Cuando Patricia se topa con episodios de este tipo lo primero que hace es "darme un tiempo para estar mal". Se da un respiro y se aleja de la vida social. Es cuestión de tiempo que recupere "las ganas de llevar a cabo nuevas actividades y proyectos".
Este proceso de conocerse brinda a la joven onubense una "profunda madurez". Aquello que carece de importancia no tiene cabida en sus pensamientos y su forma de ser se torna "diferente". Patricia Rite vive e inspira a los demás.
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