Piden 12 años de cárcel para los médicos imputados en la muerte de una niña

La acusación particular solicita además 6 años de inhabilitación para cada uno de los tres facultativos · El juzgado calificó de "homicidio imprudente" el fallecimiento tras una operación de apendicitis

Imagen del Hospital Juan Ramón Jiménez, donde murió la niña tras ser operada de apendicitis.
Redacción / Huelva

18 de febrero 2009 - 01:00

La Asociación Nacional de Negligencias Médicas, que ejerce la acusación particular por la muerte de la niña Chantal L. M., que falleció (27 de diciembre de 2005) en el Hospital Juan Ramón Jiménez a los tres días de haber sido operada de apendicitis, solicita para cada uno de los tres médicos imputados en la causa una condena de cuatro años de prisión con inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión por un período de seis años.

En un auto emitido en septiembre pasado, el Juzgado de Instrucción número 2 de Huelva, encargado de la investigación del caso, consideró que los hechos podrían ser constitutivos de un homicidio por imprudencia profesional, afirmando que el fallecimiento de la pequeña se produjo "por la tardanza en el diagnóstico de la paciente ante una evolución tórpida que tuvo en el postoperatorio" .

Según el instructor, tras la intervención no existió "un control clínico y observancia mediante un diagnóstico no agresivo, palpación abdominal, hemocultivos, analíticas y, de forma empírica, instaurarle un tratamiento antibiótico previo a la cirugía, durante el acto quirúrgico o a posteriori, que de forma más precoz habría permitido detectar con anterioridad una peritonitis aguda".

Según el escrito de la acusación particular al que ha tenido acceso este diario, que ejerce el abogado Rafael Martín Bueno, se solicita además una indemnización para la familia de 200.000 euros y que se declare la responsabilidad civil subsidiaria del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y su entidad aseguradora , con carácter solidario.

Los forenses del Instituto de Medicina Legal concluyeron en su informe que Chantal murió "por una complicación infecciosa de una cirugía abdominal (apendicectomía)" y que ni fue sometida a tratamiento antibiótico ni se inició procedimiento diagnóstico alguno cuando comenzó a quejarse de fuertes dolores abdominales, justo a la mañana siguiente a la intervención, y sin que la fiebre remitiera.

"Debió instaurarse -afirman- previa a la cirugía o durante el acto quirúrgico, la antibioterapia profiláctica o, a posteriori, y de forma más precoz a lo que se hizo, ante la evidencia del síndrome febril postoperatorio, con una evolución (vómitos y diarreas) distinta a la esperable en un postoperatorio de apendicitis".

La representación legal de la familia aporta asimismo un informe realizado por un perito, que confirma que "no se realizó profilaxis con antibióticos previos a la intervención ni durante el curso de la misma. Esta falta de cobertura antibacteriana obliga al equipo médico -remarca- a estar especialmente alerta ante los signos y síntomas de una complicación infecciosa que pueda aparecer en los días siguientes a la intervención".

Tras subrayar, que 24 horas después de la intervención, la pequeña comenzó a tener vómitos, que se describen como en posos de café (con sangre digerida), "no se realiza ningún análisis de sangre ni exploración ecográfica ni radiológica. La niña continúa con fiebre y dolor abdominal importante signos muy sugestivos de complicación quirúrgica".

A pesar de esta sintomatología, indica el informe, durante los dos días y medio que Chantal estuvo ingresada después de la intervención, "en ningún momento se realizó analítica ni estudios radiológicos (radiografía de abdomen y/o ecografía) que permitieran llegar al diagnóstico".

La realización precoz de estas pruebas, cuando la niña comenzó a presentar esta sintomatología, "hubiera permitido detectar la presencia de la infección postoperatoria y se hubiera podido iniciar el tratamiento a tiempo para evitar el fatal desenlace", mantiene.

En cuanto al primero de los imputados, A.U.G., el juzgado instructor afirma que la niña fue operada sin que se le aplicara la antibioterapia profiláctica (ni antes ni tras la intervención), y a pesar de que en su declaración indicó que acordó que le suministraran la profilaxis antibiótica que se incluye en el protocolo para operaciones de apendicitis y que "no sospechó otra infección", el informe del Instituto de Medicina Legal así como el realizado por los peritos, lo contradicen.

Estos informes se oponen a la versión del médico y señalan que en el tratamiento que se le aplicó a la pequeña los días 24 y 25 de diciembre "no consta" que se le suministrara la profilaxis (mefoxitin). "Lo correcto hubiera sido suministrar a la paciente la profilaxis con antibióticos previos a la operación o en el curso de la misma, ya que ambos informes ponen de manifiesto, según consta en el auto del Juzgado de Instrucción número 2, que las infecciones quirúrgicas establecidas y la aparición de complicaciones sépticas en el postoperatorio son situaciones frecuentes que exigen un conocimiento básico sobre el tratamiento antibiótico".

El juez contrasta la declaración del segundo de los imputados, A.F.R.N., que aseguró que "le llamaron para descartar un proceso de gastroenteritis porque se había descartado que fuera por la intervención, y no se decantó por ningún diagnóstico", con el informe forense, que manifiesta que la niña presentaba estado febril, dolor abdominal, vómitos en poso de café y varias deposiciones diarréicas, sin modificación del tratamiento, "síntomas distintos a los esperados en un postoperatorio de apendicitis. Lo que permite deducir que fue negligente en su actuación".

El instructor mantiene esta misma consideración en el tercer imputado en el error médico, A.M.O.G., que visitó a la niña el día antes de que muriera y la encontró sin vómitos ni fiebre y que las deposiciones disminuyeron, por lo que "no vio la necesidad de modificar el tratamiento".

2 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

Pep Manich Grau | Director de experiencia de cliente de Iryo

“Iryo nació con la premisa de poner al cliente en el centro y por eso le escucha”