Plaza de la Merced, zona cero
Huelva de ayer a hoy
Cuando los vecinos reivindican la plaza, lo que hacen es reclamar el barrio que vive alrededor de ella, que le ofrece unas características concretas y especiales
Cuando realizaba este reportaje gráfico recordaba a nuestro siempre admirado José María Segovia, aquella fotografía suya cuando con dolor veía que lo más emblemático de su barrio de la Merced desaparecía: su plaza y su templete. Mucho más de medio siglo después he ido a esa misma esquina donde se disparó aquella fotografía para testimoniar ahora un nuevo tiempo para la plaza. Si aquel momento resultó ser de tristeza, ahora esta desolación en la Plaza de la Merced es una puerta a un sueño de volver a lo que siempre fue.
Recuperar un tiempo perdido, sin olvidar ese otro en el que plaza se ordenó de otra manera. Cuando se reformó se dijo que era la mejor plaza posible por su diseño, firmado por un gran arquitecto, Alfonso Jiménez, y desarrollada en dos planos; bueno, en tres, si no olvidamos la fuente que nunca funcionó junto a la parada de autobuses, frente al bar los Amarillos.
Uno de los accesos a la plaza desde San José/Independencia acercaba frontalmente toda la belleza del barroco de la fachada de la iglesia mercedaria, hoy catedral de la diócesis. Lo que era plaza, plaza, estaba dominada por el gran escenario que como fondo tenía todo el incorporable marco del antiguo convento e iglesia, hoy Universidad.
El error de la plaza es que al levantarla para protegerla del tráfico se aisló en sí misma, nunca fue accesible, cuando pretendía ser un espacio que protegiera al que fuera a ella. Sin embargo todos sabemos que la falta de vigilancia la hizo insegura, más cuando se convirtió en refugio de muchos que solo aportaban inseguridad. Se realizó una restauración pastelera de mal gusto que la desfiguró, en 2007.
Una plaza, por otra parte, rodeada de un tráfico cada vez más intenso al ser clave en el trazado vial que une el acceso a Huelva por los puentes del Odiel y la zona alta de la Avenida de Andalucía.
El proyecto nuevo no debe ser solo un gran terraplén al que se le llame plaza; hay elementos icónicos desaparecidos que han hecho que todos retomen la mirada a la Plaza de la Merced, y que curiosamente no se tienen en cuenta en el diseño actual. Si la actuación municipal es motivada por una mirada al pasado, el proyecto, aunque del siglo XXI, debería marcar esas ideas.
El problema es el aparcamiento. El reto era ubicarlo en el subsuelo, pero ya hubo un proyecto en 2003 que tuvo que paralizarse. Las opciones ahora no eran fáciles, ni muy buenas, cuando se ha dado esta solución que, por otra parte, no es ninguna cuando se eliminan aparcamientos del entorno y no se ofrece alternativa alguna.
Un nuevo reto para la Plaza de la Merced
Todo diáfano con la iglesia al fondo
Desde que a finales del siglo XIX se colocó en su centro un kiosco de la Música, todo quedaría sujeto a este elemento. Cuando se habla de la plaza la imagen que se tiene es esta de la postal de Escudo de oro de 1967. A partir de ahí todo cambia, las nuevas espadaña para la catedral, el kiosco de la música que desaparecerá, el hospital convertido en Universidad sin olvidar el intenso tráfico que ahora le rodea.
Quedan pocas palmeras
La Plaza de la Merced para no tener no tiene ya casi palmeras, se han ido perdiendo estos ejemplares centenarios sin que se haya renovado. Ahora también las hermosas buganvillas. Es un nuevo diseño que juega con el fondo del antiguo convento e iglesia y su ampliación peatonal hacia esta zona y el lateral de la prolongación de Vázquez Limón. Crucemos los dedos a ver qué plaza tendremos al final, ya se lamentó el anterior cambio.
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