Procesión de San Cristóbal en un Jeep
Huelva de ayer a hoy
La salida del Patrón de los conductores se producía desde la parroquia de los Dolores, donde tenía sus cultos y llegaba hasta la Catedral para la bendición de los automovilistas
Hace ahora algo más de medio siglo que San Cristóbal salía en procesión en un Jeep. Lo hacía para la jornada del Día Internacional sin accidente y partía de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores para llegar a la Santa Iglesia Catedral donde eran bendecidos por el vicario general Bernardo Pascual Real.
Hoy que es la festividad de San Cristóbal, Patrón de los conductores, recordamos aquella procesión que ahora resultaría cuanto menos muy curiosa, aunque hay quien ubicaría perfectamente a San Cristóbal en la parihuela alumbrado con cuatro candeleros y jaras con flores con la que fue colocado en el vehículo para recorrer toda la avenida Cristóbal Colón y el Paseo de la Independencia.
La salida a la que nos referimos tuvo lugar el sábado 27 de mayo de 1967, promovida por la junta de gobierno de la Cofradía de San Cristóbal y el Sindicato Provincial de Transportes y Comunicaciones, como culminación a una serie de actos celebrado durante la semana con ocasión de la jornada internacional sin accidentes.
Una época en la que la sociedad española ya se proveía de vehículos, la época del seiscientos que movería mucho tráfico por las carreteras españolas y, consecuentemente aumento de accidentes, hasta llegar a cifras escalofriantes del momento actual, a pesar de que ya los lunes no ofrecen los datos de los fallecidos en las carreteras como tampoco a diario los de la Covid.
En los Dolores hubo previamente misa oficiada por el vicario Bernardo Pascual Real. La comitiva de la procesión con San Cristóbal la integraban primeramente una sección de la Policía de Tráfico del Ayuntamiento, a la que seguía la imagen del santo en el Jeep y a continuación más de un centenar de vehículos entre turismos, autocares, camiones, motos, “haciendo sonar sus bocinas, ofrecía un curioso aspecto, ocupando la calzada en una interminable fila rodante”, señala la crónica del diario Odiel al día siguiente.
La imagen de San Cristóbal había sido bendecida diez años antes en la Santa Iglesia Catedral por el obispo de Huelva, Pedro Cantero Cuadrado, el 14 de julio de 1957.
Una escultura policromada realizada por el imaginero Antonio León Ortega que posteriormente sería trasladada por su hermandad a la parroquia de los Dolores donde radica.
El obispo Pedro Cantero revestido de pontifical bendijo la talla, y a continuación Eusebio Paraíso celebró la misa. En la crónica de Odiel se cuenta que “a hombros de los hermanos procesionalmente, fue trasladada la imagen a la carroza preparada al efecto a las puertas de la Santa Iglesia Catedral y ante ella desfilaron recibiendo la bendición del prelado la caravana de vehículos de todas clases que ordenadamente acompañaron a San Cristóbal hasta la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores donde la hermandad radica canónicamente erigida”.
La hermandad distribuyó en la parroquia cinco donativos por valor de 1.250 pesetas para conductores necesitados.
La devoción a San Cristóbal estuvo muy centrada en tiempos en la parroquia de la Concepción, atendiendo al recuerdo del donante de los terrenos necesarios para levantar el templo inmaculista en el siglo XVI, Cristóbal Dorantes.
Una devoción mantenida por el patronato de Francisco Báez a finales del siglo XVII, quien sostuvo este culto a la entrada del templo donde hoy se encuentra la Virgen de la Soledad, hasta que fue desplazado por Nuestra Señora de Lourdes a otro lugar, hasta que fue destruida en el templo en el incendio de 1936 y nunca más se repuso de su culto.
Hay que señalar que en los años veinte del siglo pasado también se organizaba la bendición de los automóviles. El párroco de la Concepción, Pedro Román Clavero, organizó el 25 de julio de 1927 en el Banco de las Naciones Americanas la bendición de los coches en un altar improvisado en este lugar.
La devoción a San Cristóbal también aparece reflejada en el nomenclátor de la ciudad, en una de las calles que convergen a la plaza Niña.
Allí se rotula gracias a Cristóbal Iserte que en 1875 es la condición que pone al Ayuntamiento tras ofrecerle unas casas de su propiedad para abrir la calle a Alfonso XII, como relata Diego Díaz Hierro, en la Historia de las Calles de Huelva.
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