Psicología y Salud: Propósitos para el nuevo año, ¿por qué no los conseguimos?

Todo está en tí

Hay varias razones que explican el motivo de que nos vayamos desinflando conforme pasan los meses

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Una pareja realiza deporte.
Una pareja realiza deporte. / H. I.
Emma García Mendoza

31 de diciembre 2023 - 05:00

Estamos llegando al final del año y nos damos cuenta de que la mayoría de los propósitos que nos habíamos propuesto para el 2023 no se han cumplido y ya estamos planteando hacer los del 2024.

¿Por qué no cumplimos los objetivos o propósitos que nos proponemos de un año para otro? ¿Por qué, a pesar de tener buenas intenciones y motivación, dejamos esos objetivos que nos hemos propuesto? Aquí están algunas de las razones por las que nos vamos desinflando a lo largo de los meses, y vamos dejando de hacer esos objetivos que nos habíamos planteado con mucho entusiasmo.

Una de las razones puede venir porque los objetivos que nos proponemos son muy elevados. Lo ideal es marcarnos unos objetivos pequeños y alcanzables. A la montaña no se llega de un salto, sino que se llega pasito a pasito; y, sin embargo, muchas veces lo que intentamos es llegar a la meta sin disfrutar del camino y es por ello por lo que nos vamos desanimando. De este modo, cada paso que damos es tan importante como el objetivo final que nos hemos planteado.

De otro lado, cabe destacar que muchos de los objetivos que nos planteamos no son nuestros, es decir, los hacemos porque nos animan nuestros amigos o familiares con frases como “oye, ¿por qué no empiezas a...? o ¿por qué no te apuntas a un gimnasio, por qué no empiezas la dieta o por qué no empiezas a bailar. Por tanto, el objetivo realmente no es tuyo, es de los demás, y para llevar un objetivo a cabo hay que estar motivado y esa motivación tiene que ser intrínseca, no porque alguien nos diga que hagamos algo.

En la propuesta de mis objetivos, si alguien viene a decirme o invitarme a que haga algo para el año que viene, tengo que ser lo suficientemente asertivo y decir que no. Si realmente no me quiero apuntar a ese gimnasio o a esa actividad, no lo haré. Todo lo que hacemos por obligación al final se deja de hacer porque las cosas hay que hacerlas desde la elección, no desde la obligación.

Otro de los inconvenientes que surgen a la hora de confirmar o de realizar nuestros objetivos es el miedo, aquello que nos da pánico o terror, como las cosas nuevas, aunque sepamos que nos van a beneficiar mucho y que nos van a favorecer. Salir de la zona de confort te hace mejorar, pero hay que atravesar la zona del pánico y esa zona del pánico es la que no conocemos y, aunque sabemos que luego está la zona de aprendizaje por la cual vamos a sentirnos muy bien, hay que dar pequeños saltos y saltar a lo desconocido para darnos cuenta de todo lo que podemos mejorar.

Es normal que cuando vayas a hacer una actividad te surja ansiedad, dado que es algo que no conoces. Si crees que lo vas a hacer mal -porque esa es la meta de la mente, le encanta boicotearnos para no salir de nuestra zona de confort-, la ansiedad va como una tapadera para poder crecer. No obstante, si somos capaces de pasar ese escalón, vamos a comprobar que nos sentimos bien porque la única manera que hay de crecer es siendo capaz de romper nuestras limitaciones mentales, esos miedos que nos impiden evolucionar y transformarnos sacando lo mejor de nosotros.

Para empezar a hacer unos buenos propósitos lo primero es tomarte un tiempo con papel y boli y empieza a anotar las cosas que te gustaría hacer.

Una vez hecha la lista, dale una una vuelta y mira a ver si son accesibles los objetivos que te has propuesto; así como recordar lo que te propusiste en el año 2023 que no has cumplido y ver el motivo de por qué no lo hiciste. También visualiza las limitaciones que te impones y los objetivos demasiado altos y poco realistas. Puedes ver, además, si existe un auto sabotaje, es decir, si no quieres salir de tu zona de confort, aunque te guste lo que te has propuesto.

Puedes empezar por proponerte hacer un objetivo mes a mes en lugar de en todo el año. Esto se entiende como empezar enero y, semana a semana, tener objetivos concretos, pero muy planificados y mirar a ver qué inconvenientes o desventajas ves en esos objetivos que te has propuesto, además de las posibles barreras que puedes encontrar a la hora de empezar a poner en marcha ese plan de acción.

En el caso de que esos objetivos no se ponen en marcha, tienes que darte cuenta de en qué estás fallando; pero lo importante de todo esto no son los objetivos, sino todo lo que tú vas aprendiendo y vas mejorando. Es dar pequeños pasos, tomando conciencia de que lo importante es el camino y no la meta.

Otro de los problemas que existe es plantear los objetivos que realmente no necesitas, es decir, no persigas lo que no necesitas. Haz una lista de lo qué te va aportar conseguir ese objetivo, pues puede ser que tengas un alta expectativa de lo que te va a aportar ese objetivo, pero luego lo pones en marcha y te das cuenta de que tampoco era para tanto y que el coste-beneficio no está equilibrado.

El mayor problema que existe y por lo que dejamos de hacer nuestros propósitos del año es porque nos olvidamos de ellos. Por ello, lo ideal es que semanalmente hagas un repaso de lo que te habías propuesto y lo que estás consiguiendo.

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