Psicología y Salud: ¿Qué es el efecto Pigmalión?
Todo está en tí
Las expectativas van a conseguir cambios en la forma y modo de afrontar diferentes situaciones en la vida, tanto para bien como para mal
Psicología y Salud: ¿Tomar decisiones, por qué nos da tanto miedo?
Huelva/El efecto Pigmalión es la influencia que tienen las expectativas de los otros sobre nosotros, que les afectan a nuestras propias conductas y creencias llegando a confirmar esas mismas expectativas. Son los casos de comentarios como el “no vas a ser capaz", el "no creo que puedas" o el "siempre te pasa igual, eso ya lo sabía yo".
En el día a día nos vemos a veces sometidos a los juicios de las personas que viven cerca nuestra, ya puedan ser de nuestro entorno familiar, social o laboral.
El efecto Pigmalión se estudió por primera vez en las aulas, pero se ha comprobado que también puede afectar tanto al sistema laboral como a las relaciones de pareja. El efecto Pigmalión se refería, en el contexto de las aulas, a que según las expectativas que tenía el profesor o docente de sus estudiantes, estas hacían que influyeran en el rendimiento escolar de ellos. Todos hemos tenido profesores que nos han estimulado porque han creído en nosotros y han hecho que nosotros nos esforzásemos más. Si fuese todo lo contrario, que no estuviéramos motivados por otros profesores, este sería el efecto Golem, es decir, nos sentenciarían diciendo que no íbamos a ser capaces y nos lo habríamos creído. Hay muchos alumnos que han dejado de estudiar por críticas muy potentes por algunos profesores con frases como el “tú no vales, tú debes estudiar un módulo y no bachillerato”. Este sería el efecto Pigmalión en negativo, que es el que se llama efecto Golem.
Los psicólogos Rober RosenThalía y Lenore Jacobson hicieron un experimento con 18 aulas de Primaria. Los alumnos fueron elegidos completamente al azar y se demostró que el rendimiento de un estudiante al final de curso viene enormemente condicionado por la imagen que de él se han formado sus profesores a principios de curso. Se demostró que los alumnos trabajan y se esfuerzan de una forma muy distinta según la manera en que se sientan valorados por los educadores.
Pero este mismo efecto también se puede ver en cualquiera relación fuera de la escuela. Se ha comprobado que en el área laboral los empleados tienden a responder según las expectativas que reciben de sus jefes, y también se ha visto que si un superior tiene una imagen negativa de sus empleados, esto va a dificultar la autoconfianza en ellos y hará que generen más inseguridades y temores en los trabajadores.
Eso pasa también en las parejas, sobre todo, cuando una de ellas es narcisista y manipuladora. Esto lo que hace es someter continuamente a su pareja a un examen y le impide actuar con naturalidad, por lo que la persona va cogiendo cada vez más inseguridad.
Las etiquetas que suelen haber y los prejuicios que nos aplicamos a nosotros mismos o a otras personas tienen unas consecuencias. Si nosotros tenemos un prejuicio hacia otra persona, vamos a actuar con ella guiados por ese prejuicio. Las interpretaciones y percepciones que hacemos de los demás van a condicionar mucho el modo en el que estamos con ellos.
Cuando una persona hace un juicio sobre nosotros puede traducirse muchas veces en que podemos llegar a dudar de nosotros y condicionarnos en sus creencias y expectativas.
Los prejuicios o creencias limitantes que tenga sobre mí mismo pueden limitarme generándome etiquetas que yo me pongo como el “no voy a ser capaz". También se llama la profecía autocumplida que va a condicionar mi desempeño y dificultad en alcanzar lo que quiero.
El efecto Pigmalión se refiere a un proceso en el que nuestras expectativas van a conseguir que cambien y alteren el contexto en el que nos rodean estos cambios. Puede ser a nivel de conductas, pensamientos o creencias, tanto sobre uno mismo como con los demás.
Pero este efecto Pigmalión, como hemos comentado antes, puede ser positivo o negativo y el positivo lo que hace es que les anima a creer en todos sus potenciales y, al ver capacidades que van a beneficiarles, afecta positivamente a su autoestima.
Y el efecto negativo que, como hemos dicho, se llama efecto Golem, es cuando la persona que recibe dicha influencia hace que desconfíe de sus propias habilidades y que no se respete, ya que la otra persona suele ser muy exigente y poco cálida.
Podemos evitar los efectos negativos del efecto Pigmalión hacia nuestros hijos, familiares, amigos y compañeros de trabajo de diferentes maneras.
Una de ellas es intentar hablar de las virtudes en lugar de los defectos de los otros. En este sentido, se ha visto que si a los niños se les resaltan sus características positivas suelen crecer con una autoestima más equilibrada y más sanos. Igualmente, es importante fomentar una buena autoestima en todos los que nos rodean, y para eso debemos hablarles de sus cosas buenas y respetar sus formas y sus gustos.
También hay que hacerles ver que un fracaso no es nada negativo, sino que es un aprendizaje, quitándoles esa carga a la equivocación o al error. Así la persona se va a permitir intentar hacer cosas nuevas o las que ya sabe hacer. Y, por último, si proponemos objetivos en los cuales estamos incentivando el hecho de que puede ser alcanzable y que puede hacerlo porque tienen capacidades esas personas, van a intentarlo y van a estar estimulados en sus propios cambios.
El concepto de profecía autocumplida y e de efecto Pigmalión están muy relacionados. En este caso las expectativas van con uno mismo. Si esta autoprofecía es positiva -también llamada Galatea- va a hacer que vayamos de una manera más abierta a conseguir lo que nos hayamos propuesto. Sucede, por ejemplo, en una entrevista de trabajo, pues el fomentar y estimularte diciendo que tienes capacidad y que puedes, y lo consigues es una profecía autocumplida. En cambio, la negativa interfiere en nuestra vida, condicionándonos negativamente ante cualquier objetivo que nos propongamos.
Sobre cómo podemos mejorar nuestra influencia en otras personas para utilizar bien nuestro efecto Pigmalión, cabe destacar que no etiquetes. Céntrate en lo que la persona hace y no en lo que podría hacer o no hace. Dale una vueltecita a tus prejuicios, pon foco en todo lo positivo de la persona, intenta poner objetivos que sean alcanzables y, por último, empatiza con las emociones del otro, con su miedo o su frustración, al no conseguir lo que esperaba.
Trata a una persona como es y permanecerá como es. Trata a una persona como puede ser y podría ser, y se convertirá en lo que puede y podría ser. (Stephen R. Covey).
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