Psicología y Salud: Cómo reconocer la ansiedad

Todo está en tí

Es muy importante entender los síntomas físicos y psicológicos de la ansiedad, sobre todo, cuando estos episodios nos descontrolan y nos desbordan

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Una joven con síntomas de ansiedad. / M. G.
Emma García Mendoza

24 de septiembre 2023 - 06:00

La ansiedad es un trastorno psicológico que está relacionado con las emociones de tensión, miedo y preocupación. El hecho de tener altos niveles de ansiedad ante una situación en un momento concreto puede ser normal en el ritmo de vida que llevamos, pero cuando la ansiedad es excesiva, puede ser muy desagradable e incapacitante y puede a largo plazo generarte problemas, no solo de salud mental sino también física.

A veces puede ser difícil identificar los síntomas de la ansiedad y tiendes a creer que tu problema es más físico que mental. Es muy importante entender los síntomas físicos y psicológicos de la ansiedad elevada, sobre todo, cuando se producen los ataques de ansiedad esos episodios de gran cantidad de ansiedad que nos descontrolan y nos desbordan.

Lo primero a lo que hay que prestar atención es si hay momentos de preocupación excesiva e intensa. Lo más característico de la ansiedad es el miedo, esa emoción de tensión intensa y duradera.

Es un patrón habitual en una persona muy ansiosa el estar continuamente preocupada, cuando no hay nada realmente importante en ese momento en su vida para preocuparse.

Esa preocupación viene con tensión y nerviosismo, además de una actitud negativa, y con la anticipación de que va a venir lo peor de la situación que le está provocando en ese momento. Una de las sensaciones que más descontrola a las personas con ansiedad es la de irrealidad. Esta sensación se produce cuando te sientes fuera de lo que te rodea y del mundo y aquí lo más importante reconocer qué te está generando ese miedo. Puede ser una situación que estas viviendo en tu vida, o el miedo a algo que imaginas, véase el miedo a morir o la pérdida del control.

Hay situaciones, ya pueden ser económicas, laborales, de pareja, de hijos..., que nos desbordan y que pueden generarnos esa excesiva ansiedad. No obstante, sí que sucede que a veces son pensamientos de morir o que muera alguien cercano a nosotros, y esos pensamientos van a más, tanto en frecuencia e intensidad. Esta elevada frecuencia e intensidad hace que no podamos vivir de una manera normal e, incluso, nos afecte al sueño o la concentración, algo que en el día a día no es saludable.

En el estado de ánimo se ve cómo las personas con altos niveles de ansiedad se encuentran irritables y con mucha dificultad para relacionarse socialmente. Una de los estrategias que usan las personas con ansiedad es el escape de su realidad. La persona que sufre ansiedad y ha tenido episodios en situación concretas evitará las mencionadas situaciones por si le vuelve a suceder. Es el caso también de aquellos sitios que les supone estrés, como puede ser un proyecto laboral, interacciones sociales o lugares concurridos, sucesos que tenderá a evitar.

Los mareos, dolores de cabeza, náuseas y dolores musculares suelen ser las síntomas físicos más habituales, al igual que también lo son la respiración acelerada o el apretar la mandíbula.

El sueño es uno de los mensajeros de si están con ansiedad o no. Dormir en exceso o el insomnio son síntomas muy habituales de la misma. En exceso, para escapar de la ansiedad y de las preocupaciones, mientras que el insomnio se produce porque la mente está activa.

Otras consecuencias son las digestivas, pues se dice que el intestino es el segundo cerebro. Puede manifestarse la ansiedad con un nudo en el estómago, micción o diarrea frecuente. También se ve reflejada en el apetito y el peso, por ejemplo, comiendo en exceso - con un aumento de peso- o pérdida de apetito y, por lo tanto, pérdida de peso.

Para poder prevenir los ataques de ansiedad hay ciertos puntos a tener en cuenta. Detecta si hay episodios de preocupación cociente, algo que suele pasar ante situaciones muy estresantes o desagradables, siendo lo ideal el darse cuenta de cuáles son para saber manejarlas; date cuenta de tu pensamiento obsesivo, aquello a lo que no paras de darle vueltas; y consultar a un profesional cuando hayas empezado con episodios de ansiedad.

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