Psicología y salud: Dejar de complacer a los demás y decir "no"

Todo está en tí

El miedo está detrás de las muchas ocasiones en las que las personas dicen 'no', pues creen que una respuesta negativa puede traducirse en el enfado de otra persona

Psicología y salud: Crisis existencial

Psicología y salud: Dejar de complacer y decir "no"
Emma García - Psicóloga

25 de junio 2023 - 03:00

Huelva/Decir no y ser capaces de no sentirnos culpables es un gran reto para muchas personas. El hecho de no ser capaces de decir “no” por complacer a los demás les lleva a muchos a un punto de desgaste emocional enorme, ya que viven para lo que los demás quieren o necesitan, sin escucharse a ellos mismos.

Hay que llegar al punto medio entre lo que damos al otro y el amor propio hacia nuestro bienestar. Nos cuesta decir que no porque detrás hay mucho miedo. ¿Y miedo a qué? Pues miedo a no ser merecedores de amor y a sentir que no valemos.

Para poder compensar estas dos carencias afectivas suelen seguirse conductas de sumisión en forma de cuidador, o de agradar y complacer al otro. El sentimiento de culpa es una de las razones por las que se huye de decir que no y se accede a complacer.

Suelen ser personas que tienden a poner a los demás y a los deseos de los otros por encima de sus propios intereses o deseos. Piensan que si no da lo que le piden los demás, va a decepcionarles y el concepto que tendrán de él será negativo.

Es aquí cuando la asertividad nos ayuda a ser buenos y generosos con nosotros y con los demás. Dicen que “las costumbres se vuelven obligaciones”. Que alguien ceda a las demandas de los demás, y que haga propias las necesidades de los otros, acabará interiorizándolo, llevándole a asumir la vida de los demás como propia.

Para empezar a aprender a decir que no hay que darse cuenta en qué momento hay que hacerlo. Y para eso hay que aceptar que vamos a sentirnos incómodos y que la culpa será la emoción protagonista. Ya que si a esa otra persona le importamos y nos quiere, su valor hacia nosotros no va a ser negativo por decirle que no. Pero si esa persona se enfada o se aleja por ese no, cuanto antes se aleje, mejor.

Desde chicos nos han educado a complacer y decir que sí a todo lo que nos pidan los demás. Esas ideas o creencias en determinadas situaciones son los primeras que tenemos que detectar para poder conocernos y así estar atentos para que nuestra reacción inmediata no sea soltar un sí porque sí. Cuando nos relacionamos con los demás, desde el cuidador nos creemos que las personas nos quieren o nos van a querer solo por la ayuda que le damos. Pero nada de eso, hay que aprender a no estar en modo cuidador y ver cómo el otro nos quiere por cómo somos y no por lo que damos.

Recomendaciones para actuar

¿Y cómo podemos mejorar al decir que no? Podemos empezar con situaciones que nos cuesten poco y sean más sencillas para uno. Y seguir subiendo en dificultad.

Asertividad es la clave estrella para dejar de sentir culpa. Es verdad que al principio cuesta, pero al ir practicando se va sintiendo paz y bienestar.

Disco rayado es una técnica muy buena ante personas insistentes en las peticiones que nos hacen. En situaciones de mucha presión viene muy bien esta técnica. Consiste en seguir firme y de manera repetitiva, dando el mismo argumento de por qué no quieres, o no puedes, hacer lo que te está pidiendo la otra persona. Hasta que el otro se aburre al ver que no cedes a su presión de petición.

La comunicación no verbal es muy importante que vaya en coherencia con nuestra comunicación verbal. Es decir, un tono firme, claro y conciso.

Posponer la respuesta. Si en ese momento no nos sentimos capaces de decir que no, pues le decimos que más tarde le contestamos. Evitamos así un sí rápido, nos da oxígeno y nos permite bajar la emoción para luego decir no.

No ceder al chantaje emocional. Esto se suele dar mucho entre los familiares. Cuando otro nos intenta chantajear o nos quiere hacer sentir culpables, le podemos explicar que esa opción no nos viene bien y no nos hace sentir bien. Debemos mantenernos en nuestra postura aunque el otro se enfade y no ceder al chantaje emocional.

Para poder ir manejando bien el decir no es importante, como en todo, practicar mucho, tomando conciencia de nuestra tendencia a complacer a los demás. Pero uno tiene que respetarse y quererse primero para poder querer a los demás sin buscar en los otros el amor que uno no se da.

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