Rafael Jara, una vida hecha arte
El onubense ha sido agente de destacados cantantes españoles como Juanito Valderrama o Dolores Abrill artista completo Rafael Jara ha cultivado a lo largo de su vida todas las artes, entre ellas, el cante, la escritura, y ha conocido las culturas y costumbres de medio mundo. Como agente artístico descubrió a algunos de los genios de España, con los que mantiene una amistad.
Rafael Jara estaba predestinado desde pequeño a ser un gran artista. Nacido en el seno de una familia letrada de la época, se cultivó desde su más tierna infancia abrazando todos los ámbitos de la humanística. Pasó sus primeros años en la aldea serrana de El Patrás y pronto se trasladó a Huelva, quedándose afincado en el barrio de El Matadero, donde se codeó con lo más selecto del panorama cultural y artístico onubense.
Jara recuerda con nostalgia cómo iba al puerto de la capital con tan sólo diez años para practicar con los marinos de todo el mundo los idiomas que aprendía en el colegio y que más adelante conseguiría hablarlos perfectamente. Su ansia de conocer cosas le llevó a vivir en multitud de países. Gracias a su soltura lingüística con el inglés, francés e incluso alemán hacía frente con astucia a los problemas que surgían en su vida.
Con 18 años se embarcó en la milicia franquista, participando en sus campañas militares durante cuatro temporadas seguidas. Allí "forjé mi carácter y mi espíritu", asegura. Al volver a Huelva ejerció como administrativo durante otros tres años.
En esa época acompaña a su hermana, la cantante de copla Carmen Jara, en su debut en Madrid, donde conoce a Juanito Valderrama, personaje que le contrata, a través de Pepe Andivia, como agente de espectáculos.
A partir de aquí comienza su andadura particular con el mundo de la música, un universo del que se nutre y que le forma como artista propio y como persona.
Muchas son las anécdotas que recuerda de aquella época. Conserva con especial relevancia dos momentos muy nostálgicos acontecidos a mediados de la década de los 60. El primero lo protagoniza su admirado Valderrama, que en el teatro Lyon de París hace llorar con El emigrante a un público mayoritariamente español que vive en el exilio. El segundo, de igual calado, acontece en Suiza, cuando los asistentes a una actuación de su hermana Carmen no pueden contener la emoción escuchando la canción Suspiros de España. "Los sentimientos estaban a flor de piel", comenta.
Otra vivencia que Rafael recuerda con especial orgullo tiene como protagonista al guitarrista Paco de Lucia, considerado hoy en día como uno de los máximos exponentes del panorama artístico español. Jara demostró sus dotes como visionario ya que fue el primero que intercedió para que el genio gaditano grabara un disco cuando nadie le conocía.
El popular cantante Raphael fue otro de los artistas con el que compartió minutos de gloria. Jara recuerda con admiración su versión del tema Jinetes azules con el que "se entregaba en el escenario moviendo el micrófono con auténtico brío, como si se tratara de una cuerda", comenta. "El tema era original del intérprete Bing Crosby", apunta.
Pero Jara también fue un artista por si sólo. Entre otras facetas, se dedicó a escribir poesía y a cantar flamenco.
En su casa guarda fotos y utensilios que atestiguan sus vivencias pasadas, como por ejemplo autógrafos como los que le dedican Machín, Carlos Gardel, Carlos Montoya o el grupo Pinpinela o fotos propias como las que conserva con su amigo Juanito Valderrama.
Uno de sus últimos proyectos fue la creación de la Peña Flamenca de Mazagón, pero en la actualidad está totalmente desvinculado del proyecto.
Rafael, un hombre de espíritu joven, sigue participando activamente en todo lo que se propone.
En la actualidad vive junto a su esposa en la localidad costera de Mazagón. Jara quería pasar sus últimos años en Huelva, su patria chica, rindiendo tributo a sus dos vírgenes más veneradas, la del Rocío y la de la Cinta.
Rafael se siente "orgulloso" de haber "contribuido" con su trabajo "a la fraternidad española". El artista cree que "al margen de partidos políticos, el auténtico germen que hizo despertar las libertades en nuestro país después del franquismo fue la cultura, que desde el exilio, se fue gestando en el extranjero y que hizo brotar nuestra humanidad", comenta. "Al fin y al cabo -reconoce Jara- la mentalidad sólo es capaz de cambiarla la propia sociedad, desde el respeto, el trabajo y el poder de convicción. El auténtico pluralismo se da en el mundo del arte".
Rafael Jara se ha convertido con el paso de los años en uno de los onubenses más valorados por los ciudadanos de Huelva.
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