Rafael Ramón López-Tarruella Martín
OBITUARIO
"Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo…", así le canta Alberto Cortez a quienes son parte importante y fundamental en la vida de las personas, los amigos. Esto nos ha ocurrido en estos días con Rafael, porque sobre todas las cosas era un amigo, un gran amigo. Tu afabilidad y facilidad para que te sintieras cómodo y relajado en momentos que no eran fáciles, hacía que tu compañía siempre resultara grata, creo que incluso la buscábamos con cierta asiduidad para sentirnos así. En mi caso particular, te conocí hace muchos años, y no recuerdo una imagen natural tuya en la que no lucieras esa leve o amplia sonrisa con la que mostrabas tu lado pícaro, casi de divertimento adolescente y chistoso, rematado siempre con un leve guiño con el que nos hacías partícipes en esa experiencia vital. Siempre ibas cargado de anécdotas divertidas y humanistas que tanto te gustaba compartir. Quizá "compartir" haya sido tu expresión más habitual y así lo has demostrado a lo largo de tu vida. Ahora tu partida nos deja ese amplio vacío, ese "tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río". No creo necesario hacer referencia a tu categoría como persona, dicen que se mide por el número y variedad de amigos que uno puede atesorar, nunca mejor dicho, y en tu caso queda certificada. Como profesional lo demostraste sobradamente, siendo la Caja Rural de Huelva y posteriormente Caja Rural del Sur tu principal escenario donde te desarrollaste, para después dirigir su orquesta que supiste afinar en un momento donde la presencia de alguien como tú era fundamental. Precisamente, uno de tus colaboradores en la Caja Rural me decía el otro día que ha sido como te hubiera gustado, trabajando en tu Caja Rural, sin avisar y teniendo enredado a todo el mundo. Le contesté que solo te falló el plazo, no era el momento, tenías mucho pendiente que disfrutar con Isabel, con tu familia y con la ilusión de tu proyectado retiro en Fuenteheridos. Ahora quedamos como decía Alberto: "Cuando un amigo se va, una estrella se ha perdido, la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido".
"Le preguntaba un nieto a un abuelo, como podía ser tu caso, que qué era lo más valioso o importante que podía tener una persona en su vida, esperando con expectación por la magnitud de la esperada contestación. El abuelo le dijo pausadamente, como seguro sería tu respuesta: lo más valioso que puede tener una persona en su vida es que su familia sean como sus mejores amigos y que sus mejores amigos sean como su familia, pero asegúrate que sea una familia que no deje de crecer nunca. El nieto no lo comprendió, incluso se sintió algo decepcionado, pero no olvidó nunca el cariño con que recibió esa palabras". Esto ha sido una máxima en tu vida y la has llevado siempre como bandera, lo cual hace que nos sintamos honrados por haberte tenido en nuestras vidas, tristes por despedirte de este mundo terrenal y esperanzados de volver a encontrarnos algún día y seguir disfrutando de tu amable generosidad. Hasta siempre, Rafa.
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