El Rocío de la luz y el color de los sesenta
Huelva de ayer a hoy
Las postales nos muestran un reocrrido por la romería a la Blanca Paloma con todo el aroma de la autenticidad y la devoción, que asienta las bases para este Rocío universal
El Rocío de los sesenta, de hace ahora sesenta años, del llamado boom de los sesenta, es un periodo especialmente floreciente para la romería almonteña y la devoción a la Blanca Paloma.
A través de la imagen en color que ofrecen las primeras postales impresas en cuatricromía por editoriales nacionales difundirán un Rocío de luz, dejando a un lado el blanco y negro.
Estas postales ocuparon un lugar importante, se buscaban en estancos y papelerías, daban la posibilidad de contactar en mensajes cortos con un amigo, un familiar… Era como el WhatsApp de ahora, imágenes que se extendían por toda España e incluso el extranjero, se hacía con el mismo gusto que hoy con el Facebook o Instagram. Dar a conocer algo hermoso.
No había teléfonos en la mayoría de las casas, muy poquísimas lo tenían, y para una conferencia, eso de hablar con otro pueblo o provincia, había que ir a la central de telefónica. Así que mejor y más barato era usar una postal.
Mientras que casi nadie tenía televisor en casa, TVE había llegado en 1956; así que de la romería llegaban las crónicas en la prensa escrita y la voz tendrá su auge en esta década con las primeras retransmisión de la radio. La tele se veía en los bares, como ahora pero antes porque muy pocos tenían posibilidad de tener una; otros se ponían en el escaparate de Budiscosa en la Gran Vía para ver el partido de los domingos.
Eran otros tiempos, pero llegó el color al Rocío cuando en otras muchas cosas todavía se vivía en blanco y negro.
Los que nacimos en los sesenta y en el Agromán seguimos teniendo esa alegría de la vida en color.
Es lo que comparto en El ROCIO con el COLOR de los SESENTA, en la sala de la Provincia de la Diputación de Huelva hasta el 18 de mayo. Un recorrido por un momento clave en la romería a la Nuestra Señora del Rocío, Patrona de Almonte, a través del atractivo de esas primeras postales en color que lo mismo que pone un punto de inflexión con las imágenes en blanco y negro es, igualmente, una etapa de cambio y transición en la propia sociedad como para la Iglesia. En El Rocío se asentará la semilla para este Rocío universal que hoy vivimos, el del San Juan Pablo II que proclamó: “¡Que todo el mundo sea rociero!”.
En lo social es un periodo de estabilidad y tranquilidad para muchas familias, la aparición de la clase media española; en lo religioso, los primeros pasos de la recién creada Diócesis de Huelva, una ilusión desde el siglo XIX convertida en realidad. Sin duda alguna, hechos que trascienden también en lo que es la celebración de la Romería en honor a la Virgen del Rocío.
Esta colección de postales, a la vez que retiene el tiempo, acerca ese momento de transición. Es El Rocío del ayer con una visión nítida en color; lejos de las oscuridades del blanco y negro permite trasladar a la visión de todos la luz, la armonía e incluso contagiar la alegría de esas diferentes escenas.
Este nuevo enfoque en la imagen es como si permitiera ver ese otro encuadre en el que se va a introducir El Rocío.
Es todavía una romería muy de la mano de todos en cuanto a dimensión, en los sesenta el número de hermandades estaba en las 33 con la incorporación de Madrid (1961), mientras que hoy alcanzan las 127 más aquellas otras muchas asociaciones de fieles que pretenden dar el salto a hermandad.
Las comitivas rocieras, con aquellos carros pequeños del repartidor del pan, de la leche o de la sal que en nuestras ciudades o pueblos son imágenes que desaparecen, aunque mantendremos para El Rocío los carros de la pescadería, más grandes y con mayores posibilidades para esas familias rocieras que crecerán en peñas de amigos. Los caminos tienen estampas de adornos con sencillez, armonía y belleza, de carros y carreteas, de El Condado y Tierra llana de Huelva o del Aljarafe sevillano.
Ahora se podrá llegar también por carretera, sin duda más cercano durante todo el año con el seiscientos.
En lo devocional, El Rocío continuará al ritmo de siempre concitando miles de miradas y rezos a la Blanca Paloma, eso nunca ha cambiado. Lo que sí será un acontecimiento es la acertada decisión de ofrecerle un nuevo santuario en mayores dimensiones y belleza arquitectónica, para que todas las generaciones se unan en alabanza a la Virgen del Rocío. Es, de alguna forma, el aval de una provincia que gana en relevancia eclesial con su nuevo obispo.
Es el primer traslado a Almonte institucionalizado cada siete años, desde 1970.
Las últimas imágenes en la antigua ermita, la provisional desde 1964 y el nuevo santuario bendecido en 1969.
Estos cambios que se producen se ven en este itinerario de postales impresas entre los años 1961 y 1971 por diferentes casas editoriales; una forma de difundir El Rocío con dedicatorias personales.
Es una mirada a ese Rocío, a aquel momento, que se escapó de nuestras manos, el que adornamos en esta exposición recreando la vida misma con estampas, devocionarios, fotos, discos… Es el Rocío que nos legaron.
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