La Saca de las Yeguas testifica la tradición ganadera de Almonte

Doñana

Más de mil equinos pasan por delante de la ermita de El Rocío para ser bendecidos por la Virgen. Los yegüerizos han reagrupado durante varios días el ganado en Doñana

Una de las tropas en la explanada del santuario de la Virgen del Rocío. / Alberto Domínguez
C. Sáez

27 de junio 2019 - 06:30

El Rocío/Ayer se repitió el rito ancestral de la Saca de las Yeguas, la traída de caballos a Almonte previo paso por El Rocío, que durante meses han estado pastando en estado semisalvaje en el Parque Nacional de Doñana. Relinchos de potrillos buscando a sus madres, crines al aire, yegüerizos con garrochas conduciendo a las cabezas de ganado hacia Almonte. De nuevo el santuario de la Virgen del Rocío fue centro de atención y punto de encuentro. Por delante de él, con las puertas abiertas y la Virgen al fondo, desfilaron seis tropas de yeguas y potrillos, ofreciendo una vez más bellas estampas tradicionales.

La primera parte de la Saca de las Yeguas se inició días atrás, cuando los primeros ganaderos almonteños accedieron a las marismas del Parque Nacional de Doñana para reunir a las cabezas de ganado equino de pura raza marismeña, que hasta ese momento permanecían diseminadas en el entorno en el que viven y crían el libertad, lo que les confiere características autóctonas y únicas.

Han sido unos 250 ganaderos, organizados en 18 reuniones los que se adentraron en las marismas y corazón del Parque para localizar a las distintas manadas y reunirlas en los lugares previamente fijados.

Según la Asociación Nacional de Ganado Marismeño, este año la sequía ha dificultado la búsqueda del ganado, ya que los animales al no encontrar agua suficiente en las marismas se han desplazados a otros lugares en busca del líquido.

El ganado ha permanecido durante todo el año en las siguientes fincas de Doñana: Marismillas, Las Nuevas, Marismas Gallega, El Rincón del Pescador, La Dehesilla, Marismas del Rocío, La Vera, Marismas de Hinojos y Matrochal. Yeguas, potros y potrillos de todas estas fincas desfilaron en seis tropas por delante del santuario, donde volvieron a concentrarse miles de curiosos para asistir a la presentación del ganado a la Reina de las Marismas, antes de llevarlo a Almonte para la tuza.

Seis tropas venidas de varias fincas del Parque Nacional de Doñana se presentaron a la Reina de las Marismas

En los últimos tiempos, la Saca de las Yeguas ha levantado expectación y numerosas personas desde la mañana se apostaron en los alrededores de la ermita para contemplar el espectáculo. Ajenos a ellos, los almonteños se disponían a vivir la culminación de lo que ha sido varios días de trabajo recogiendo a las yeguas y sus potrillos por la extensa marisma, coincidiendo con la feria ganadera.

La primera tropa en pasar por la ermita fue la procedente de Rocina Sur, cuyos ejemplares bordearon el Paseo Marismeño hasta la explanada, en que lo fue una escena inédita porque se produjo por primera vez. Previamente llegó la intendencia con José Franco al frente del tractor. Por allí desfilaron yeguas con las características morfológicas de la raza y de diversos colores: negro tordo, castaño, alazán. Algunas de ellas preñadas, pero recientemente, ya que las que presentan un avanzado estado de gestación se han quedado en las marismas por decisión de la asociación ganadera por el bienestar animal.

Pasados unos minutos llegó la segunda tropa, la de Marismilla. Venía de muy lejos, casi desde la desembocadura del río Guadalquivir. Cuatro días y tres noches han estado los yegüerizos recogiendo el ganado, que llegó a la aldea tranquilo. La intendencia (el carro con los avituallamientos) llegó tirada por mulos, como a la vieja usanza, para recuperar más tradiciones.

Dos yegüerizos conducen a un potrillo / Alberto Domínguez

La tercera fue de la Marismas de Hinojos, capitaneada por las familias Matos y Millán, en la predominaron las yeguas de color castaño y alazán. Entre una y otra, Martín Contreras y Fernando Aragón ponían el canto a la mañana con sus sevillanas rocieras en el dintel del santuario.

La tropa de Matrochal fue la siguiente en presentarse a la Virgen. En ella podían verse también algunas yegüerizas, señal de la integración de la mujer en esta actividad tradicional ganadera. Con un poco de retraso llegó la tropa de El Rincón del Pescador, ya que algunas yeguas se salieron de la manada y fue necesaria la intervención de los yegüerizos para reagruparlas.

La última en hacerlo fue la tropa de La Vera, llegada de grandes humedales por el camino del Ajolí, que fue también la elegida para recibir la bendición del rector del santuario y párroco de Almonte, Francisco Martín, que imploró la protección de la Virgen.

En el recinto ganadero de Almonte se realizan la tuza y el marcaje de potros

Desde allí, las tropas continuaron su camino hasta Almonte, con una parada a mediodía para el sesteo en la zona del Pastorcito. Todo el itinerario ha sido concebido tomando como referencia el bienestar de los animales, por lo que todas las faenas ganaderas se realizan a horas tempranas para evitar el calor. Además la asociación ganadera, con la colaboración del Ayuntamiento, ha dispuesto abrevaderos por todo el camino.

Ya anochecido, la última tropa atravesó las calles de Almonte para dirigirse junto con las demás al recinto ganadero Huerta de la Cañada, situado en el Camino de Villalba. Allí, hoy se realizarán las tradicionales faenas ganaderas como la tuza (corte de crines y cola) y el marcaje de potros y dará comienzo el II Certamen Agroganadero Saca de las Yeguas, que incluye la compraventa del ganado y una presentación de sementales.

La saca fue regulada por primera vez en las Ordenanzas del Duque de Medina Sidonia de 1504, y en ella aparece la figura de los yegüerizos. La relación ambiental, social y cultural existente entre Doñana y su entorno ha dado un legado de tradiciones entre la que destaca la cría de caballos marismeños asilvestrados y el desplazamiento de los animales que pastaban en los pastos comunales hasta el pueblo de Almonte.

La Saca de las Yeguas se fundamenta así en una serie de tareas tradicionales ligada a la actividad ganadera de Doñana cuya antigüedad y persistencia a lo largo de siglos la convierten en un nexo entre el pueblo de Almonte y el espacio natural.

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