Tardes en vías de extinción para el ocio infantil, los “grandes olvidados” en la pandemia
Coronavirus
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En estas tardes de lluvia, incluso con rayos y truenos, no era difícil ver hace un año a un centenar de niños, al menos, disfrutando en las instalaciones de Futurpark en el parque empresarial La Raya de Aljaraque. Ahora, con un aforo limitado a 30 menores, el viernes tuvieron sólo a 10 y gracias a un cumpleaños. Este sábado, incluso menos. Es la muestra de cómo un parque de ocio infantil como éste, destinado al disfrute de familias al completo, sufre como tantos otros, incluso un poco más, las consecuencias de la situación actual, entre medidas cada vez más restrictivas y un miedo creciente entre la población a compartir espacios. Y sin que nadie se acuerde de ellos.
“Somos los más perjudicados. Y los grandes olvidados”. El gerente de Futurpark, Joaquín González, cuenta que en la comparativa también con los bares salen perdiendo; con cualquier alternativa al aire libre, ellos que dependen del invierno, su temporada alta, en la que las familias buscan el abrigo de un lugar confortable, resguardado y cómodo.
“Los niños están en la calle, expuestos al contagio y aquí hacemos un esfuerzo enorme por garantizar la seguridad de ellos y sus familias, con una limpieza exhautiva de las instalaciones y todo tipo de medidas. Estamos sufriendo una situación insostenible”.
Joaquín González
"Aquí hacemos un esfuerzo enorme por garantizar la seguridad de los niños y sus familias"
Vicente Ginés
"Las tardes han caído en picado. La gente no sale y el centro está más vacío"
Cuenta Joaquín González que tienen poco margen para actuar ante una situación y su deriva que les ha obligado a tener siete trabajadores en ERTE en estos momentos. “No es justo”, lo dice después de que la pandemia le sorprendiera sólo ocho meses después de abrir las puertas de su negocio. Incluso él, su propia familia, ha tenido que dejar la vivienda en alquiler en la que vivía para trasladarse a una casa familiar en un pueblo. Otro damnificado más en la cadena.
Han intentado de todo, creando actividades extraescolares, eventos, animaciones, promociones... “Entendemos que es difícil también la situación para los padres”, asegura comprensivo, pero reclama que se borre el estigma de los contagios atribuido a los niños: “Ellos no son el mal”.
Y con 5.000 euros de gastos soportados sólo en octubre, asegura, se hace muy difícil mantener el negocio para afrontar esos pagos. Porque, además, tienen muy pocas ayudas y, también, con muchas trabas para acceder a ellas.
En Mandarina Garden, una cafetería con espacio para juegos en la calle Rábida de la capital, dicen que amortiguan el temporal con los desayunos de las mañanas. Y también, claro, teniendo que sacrificar dos empleos y haciéndose cargo de la gestión diaria sólo los propietarios.
“Las tardes han caído en picado”, asegura uno de los socios, Vicente Ginés, que se remonta a los tiempos posteriores al confinamiento, ya con la vuelta a la normalidad tras el verano. “El centro está más vacío. La gente no sale, y los fines de semana han caído casi a la mitad”.
Va más allá, incluso del toque de queda: “Hace dos semanas era la ruina. No entraba nadie. Pero las celebraciones de Halloween y los cumpleaños”, asegura Ginés, “han mejorado algo”.
En cualquier caso, son optimistas. Llegue lo que llegue este domingo desde la Junta de Andalucía. Y están preparados, como hicieron a marchas forzadas antes del verano, impulsados por el confinamiento. “Buscamos alternativas y empezamos haciendo envíos a domicilios, de desayunos y meriendas, y de toda la decoración para celebraciones en casa”.
En unos días, confiesa ya anticipándose, van a moverse en redes y web para volver a servir a domicilio, que es mejor apostar por lo que tenemos alrededor. Y porque, como insiste Joaquín desde Futurpark, “somos el sector más olvidado y el más afectado a la vez”. Pero ellos siguen ahí para todos.
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