¿Estuvo Tartessos en Huelva? (I)
Huelva Paranormal
Habitualmente las narraciones sobre tesoros perdidos, de culturas perdidas, alimentan nuestra imaginación y, en ocasiones, nuestra codicia. El tesoro de Tartessos es uno de ellos
Tartessos era una antigua cultura que dominaba el occidente de Andalucía, de gran estabilidad y prosperidad dominaban el comercio en la zona. No se tiene claro su origen, para unos se trataba de una tribu indoeuropea emigrada a la península ibérica, para otros eran los mismos turdetanos, para otra una cultura que emergió en las orillas del Guadalquivir, y para otros una reminiscencia de una gran cultura que pudiera haber sido la Atlántida… El medallón hallado por el profesor Juan de Mata Carriazo, el “Bronce Carriazo” relaciona directamente el arte tartesio y el oriundo de la zona indostánica.
Los tartesios explotaban las mismas de Tharsis en la provincia de Huelva y eran hábiles comerciales, tenían tratos con los fenicios que se habían instalado en la península comerciando con pieles, tintes púrpuras, metales… Su centro ciudadano gozaba de una gran prosperidad, con casas edificadas y sistemas de saneamientos. Pero los fenicios pretendieron estrangular la economía tartésica reduciendo la demanda de los productos con los que comerciaban, ello originaría una depreciación de su valor… El rey tartésico, Argantonio negoció con los fenicios el tratado comercial amenazándolos con expulsarlos del territorio pero estos se negaron… Soplaban vientos de guerra…
Argantonio estableció un plan de ataque que sería dividir su ejército en dos y asaltar Gades e Híspalis –Cádiz y Sevilla, respectivamente-. Al frente de un ejército iría él mismo, y el otro sería comandado por su hijo Terión. Los fenicios por su parte decidieron atacar la capital, la ciudad de Tartesos, subieron por el Guadalquivir en sus barcos y comprobaron cómo la ciudad estaba desguarnecida, los ejércitos habían marchado y no tenía guardia. Atacaron e incendiaron la ciudad… Fue una masacre en la que murieron ancianos, mujeres y niños, que eran los únicos pobladores que se encontraban en ella.
El ejército de Argantonio divisó el resplandor de las llamas y comprendió el ataque fenicio, la caballería tartésica se adelantó mientras la infantería, a pie, corría a la capital. Los fenicios, formado y estratégicamente colocados acabaron rápidamente con los fatigados soldados…
Un mensajero del ejército de Argantonio avisó a Terión al mando del segundo cuerpo… Argantonio había muerto junto con todos los ciudadanos de Tartesos y el ejército del rey, todos muertos…
A sus pies colocó una capa que al desplegarla descubrió las joyas del rey, él era ahora el rey y al colocárselas comenzó a gritar: “¡Venganza! ¡Venganza!” y se encaminaron a Híspalis, la ciudad fenicia.
Al llegar a la zona de Castilleja de la Cuesta ordenó que se acampara allí, desde esta ubicación elevada se divisaba toda la ciudad fenicia, el río y los barcos del ejército invasor. La costumbre decía que el rey de Tartesos no podía entrar en batalla portando las joyas reales y al no tener ya heredero decidieron ocultarlas en un cántaro de barro que ocultaron en el bosque y al regresar las tomarían de nuevo…
Tras arengar a los soldados tartésicos emprendieron la marcha al fragor de la batalla… Terión murió en ella pero vencieron e Híspalis cayó al lado de la primitiva cultura. Tras ellos emprendieron la marcha a Gades que también sería conquistada… Lejos de fundar nuevas ciudades repoblaron las conquistadas a los fenicios con los que posteriormente, con sus mujeres, fusionarían las culturas…
Sobrevinieron 300 años de paz, llegaron a la península los comerciantes griegos que encontraron una cultura muy avanzada y que tenían como capital a Híspalis.
El 30 de Septiembre de 1956, en Camas, entre esta localidad sevillana y la de Castilleja de la Cuesta, en el Cerro del carambolo, unos obreros encontraron unas ánforas, al romperlo apareció el tesoro escondido por el rey Terión, el Tesoro del carambolo que había aguardado milenios hasta ser hallado.
Uno de los grandes misterios de la Historia fue, en su día, si existió realmente el reino perdido de Tartesos o si, por el contrario, se trataba de un mito; igualmente era muy importante saber dónde se situaba y cuál era la ubicación exacta de su capital.
Quizás los que más contribuyeron a apartar la leyenda y el mito para entrar en la Historia real fueron Adolf Schulten y Juan de Mata Carriazo, uno por excavar y buscar el origen, el segundo por encontrar el famoso tesoro del Carambolo en el cerro del mismo nombre en el Aljarafe sevillano.
Continuará la próxima semana...
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