El Torrejón respira tranquilo tras la localización del pederasta
La psicosis que se había apoderado del barrio desde el pasado 13 de enero llega a su fin con la detención de Santiago del Valle · Los vecinos lo califican como "un loco" y piden que se haga justicia
La barriada onubense de El Torrejón respira ahora más tranquila, aunque los vecinos se mostraron "indignados" al conocer la noticia de la detención de Santiago del Valle, de su esposa y de una de sus hermanas.
"Era un peligro para todos nosotros y para nuestros hijos y no teníamos ni idea de que teníamos a un pederasta viviendo enfrente", expresa el vecindario, que aún no se ha recuperado del duro golpe sufrido el pasado 7 de marzo, día en que Mari Luz Cortés fue descubierta sin vida flotando en la desembocadura del río Tinto.
Muchos hacía tiempo que habían decidido no llevar a sus hijos al colegio, por temor a que "cualquier desaprensivo como éste pudiera robarnos a nuestros niños y hacerles algo malo".
Para los pequeños, el trago también ha sido duro. Cuenta Trinidad Silva que últimamente "mi hija me pedía que la llevara a dar un paseo o al parque; la he tenido enclaustrada, presa a la chiquilla, la verdad, pero es que me daba mucho miedo que le pudiera pasar lo mismo que a Mari Luz".
Los pocos que sabían algo de él en el barrio (hay que tener en cuenta que el principal sospechoso del asesinato de la menor llevaba sólo un puñado de meses viviendo en El Torrejón) lo describen "como un loco, igual que su mujer, que está todavía peor que él y no tiene corazón", afirmó María Fernández, familiar de los Cortés-Suárez.
Una de las vecinas asegura que lo vio salir de su casa sobre las 16.45 horas del 13 de enero. "Yo estaba asomada a la ventana y le dije: ¿Dónde vas? Y él, que iba acompañado por su mujer, me respondió que iba al centro. Ahora sé que en ese momento, probablemente, ya había matado a la niña y a menudo tengo pesadillas con eso", comentó Manuela con lágrimas en los ojos.
Cinti Padilla asegura que "no se ve movimiento por su casa desde hace tiempo". A esto añadió que el pederasta "tuvo la desfachatez de apuntarse a un curso -no sé si de mecánica o algo así- en el colegio Diocesano (el mismo al que iba Mari Luz) para estar más cerca de los niños, el muy cerdo". Afortunadamente, "la dirección del centro lo expulsó rápidamente al tener sospechas de que pudiera abusar de algún chiquillo. Hay que ser sinvergüenza para hacer eso, ¿eh?". Sólo conocen a su hermana (la detenida) y a otro de los hermanos de Santiago, a Curro, "que era pintor y no se metía con nadie, aunque por lo visto fue el que convenció al pederasta para que se viniera a vivir aquí después de haber salido de la cárcel".
Al conocer la noticia de que Del Valle malvivía en una casa en Cuenca en la que "lo que tenía de más valor era una tele", Cinti Padilla dijo indignada que "habrá que ver lo que ese depravado se ha reído de todos nosotros cuando nos hemos movilizado para buscar a Mari Luz hasta debajo de las piedras, al ver a sus padres llorando en la tele, al vernos pegar carteles hasta en el fin del mundo. Todo lo que hemos luchado para encontrarla le habrá servido a él para divertirse a nuestra costa".
Los vecinos "nunca sospechamos que pudiera tratarse de un ajuste de cuentas", asegura Lola Guerrero. Y es que, según dicen todos, "los Cortés-Suárez siempre han sido gente estupenda, que no se mete en líos ni busca gresca con nadie".
Isabel Bautista explicó que "mi nieta tiene seis años y jugaba mucho con ella; todavía se asoma a la ventana y me pregunta que cuándo volverá Mari Luz, es una pena". Son muchos a los que les gustaría tomarse la justicia por su mano. A Bautista le encantaría "que lo colgaran de la grúa de ese edificio, le hicieran cortes y lo dejaran que se secase como un bacalao".
Para otros, lo mejor es que la Justicia se haga cargo de él, aunque ganas no les faltan de "matarlo", pero opinan que "los jueces tiene que ser muy duros con ese asesino y abusador de niños para que no vuelva a pisar la calle en breve". María Fernández dice que "ahora dirá que tiene problemas mentales o se portará bien en la prisión y en pocos años estará en la calle. No se puede consentir".
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