Veinticinco años de una corona símbolo de ilusión en La Soledad
Nuestra Señora de la Soledad volverá a estar hoy, al igual que en 1990, en besamanos
La Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, la Cofradía del Silencio, cumplía hace ahora veinticinco años uno de los logros más destacados de su historia. Podría parecer un estreno más, pero no, era especialmente singular por lo que venía a significar.
Se cumplía de la mano del que fuera uno de los hermanos mayores que más impulso le diera a la cofradía, cuando las cosas no eran nada fáciles, aunque nunca lo fueron en la Hermandad de la Soledad. Cuando pocos, pero buenos y selectos cofrades elegidos por la Virgen de la Soledad, cumplían el objetivo de la tradición de la Semana Santa de Huelva desde hacía siglos, aunque esta era una cofradía nacida tras la desafortunada Guerra Civil.
El hermano mayor Andrés Hernández Carballo, sin quitarle méritos a otros en este cargo, acomete entre otras muchas acciones para mantener y fomentar la cofradía diversas actividades. Entre ellas la dedicada a su patrimonio. Piensa en ofrecerle el que será su regalo y el de su familia Hernández-Calvo a la Virgen de al Soledad. La Señora tendrá, por primera vez, corona propia.
Un regalo con el que se identificaron los cofrades onubenses. La imagen de la Soledad, la que regalara la familia de Tomás Domínguez, sólo se había visto en la calle con corona cuando era titulada Nuestra Señora de la Amargura en su Soledad, cuando la tutelaba la Hermandad del Nazareno. La familia Hernández-Calvo también vinculada al Nazareno dedicó y sigue dedicando sus esfuerzo y su vinculación a la cofradía. Aquel Miércoles de Ceniza de 1998, 28 de febrero, es muy especial para la cofradía. La Virgen de la Soledad estaba en su parroquia de la Purísima Concepción expuesta en solemne besamanos en un acto en el que estaba previsto la bendición de la nueva corona que ofrece la familia Hernánez-Calvo.
La corona de la Virgen de la Soledad fue bendecida por el jesuita Mariano Prados. El acto tuvo lugar en la capilla de la Virgen. La corona fue sostenida por la camarista Consuelo Calvo Calleja, hoy viuda de Andrés Hernández Caraballo, esta junto con la vicecamarista, María Isabel Sánchez Collado, le impusieron a la Virgen su nueva corona.
La artística corona fue realizada por el orfebre Ramón León Peñuelas en plata de ley sobre dorada y la lució la Señora tras el besamanos de su bendición en el triduo y función principal celebrados en su honor en la parroquia de la Concepción.
La Virgen de la Soledad durante estos años no sólo lució la corona en su salida del Viernes Santo, sino que en otros alternó con la diadema. En los últimos años Nuestra Señora de la Soledad, de manera acertada, continúa luciendo su coronada, la misma que hace veinticinco años le fue impuesta, abriendo entonces un camino de ilusión que sirvió para concitar la cercanía de devotos junto a la Virgen de la Soledad.
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